02 mayo 2006

La gran verdad

Mateo 19:14 Jesús dijo: "Dejen que los niños vengan a mí..."

Por: José Antonio Tavera
25 de abril de 2006


He asistido a varias ordenaciones sacerdotales e incluso a la consagración de un obispo.

No obstante en estas ceremonias a parte de la suntuosidad y lo ostentoso no he logrado ver al Espíritu Santo como tal presidiéndolas.

Es una ceremonia en que el Obispo da la investidura sacerdotal a un hombre que ha culminado su preparación curricular en Filosofía y Letras y Teología, ninguna de las dos les hace merecedor de algo sublime, ya que partiendo de la primera no le capacita siquiera para conocer mejor a ese animal llamado humano, la segunda es indudable su valía ya que es el conocimiento de Dios, al que representarán y la capacidad de interpretar los libros que conforman la Biblia.

Más en este momento llamado por los “prelados” sublime no es como para que ese licenciado en dos profesiones de pensamiento y vida e interpretación se convierta en un ser especial, o un ser celestial, no hay algo que simule o parezca que acabará en él de raíz y desde ese instante todas sus ansiedades, sus deseos carnales y de vida como ser humano, para transformarse en alguien digno de dirigirnos, aconsejarnos y hasta perdonar nuestros pecados.

No acontece nada descomunal como para que los asistentes quedemos fuera de este mundo y menos algo que se asemeje a UN DIOS DE VIDA VIVA como reza nuestra FE, incluso en las coronaciones Papales que hemos visto televisadas como la de Juan XXIII, Paulo VI, Juan Pablo I y Segundo y ahora Ratzinger. Tampoco hemos comprobado signo celestial que nos sobrecoja al punto que por este signo, ese “elegido” o exaltado se convierta en alguien infalible, una chimenea que humea un blanco humo dice HABEMUS PAPAM, mas es humo de hombre, no señal divina.

A lo largo de estos 21 siglos de Iglesia Católica Apostólica Romana no se ha escuchado nada acerca de una unción especial a tal o cual Papa, no hay ni siquiera una leyenda que mitifique algún papado, ni siquiera el de San Pedro, que en el evangelio APÓCRIFO de Maria Magdalena se ve claramente que no fue el “UNGIDO” o el PRINCIPAL escogido del mismo Fundador de la Iglesia.

Yendo a la parte meramente humana no he presenciado ordenaciones en hospitales o visto algún médico que castre ya sea biológica o químicamente a ese nuevo diosesito para que a partir de ese momento entierre su ser vivo a cambio de convertirse en un ser glorioso.

Es por lo tanto un hombre normal, corriente, que ha terminado una preparación académica y que le consienten consagrar la eucaristía, además de pronto se cambia en un oidor de “pecados”, nuestras imperfecciones, las que ellos han creado a través de la historia y que nunca como tal han definido.

“¿Qué es pecado?”

Nos bautizan en un acto solemne lleno de amor y de fe, que es también un preámbulo a la fiesta y el despilfarro, y dicen con ese sacramento quitarnos “EL PECADO ORIGINAL”.

¿Cual?

Será acaso el pecado que cometieron los primeros habitantes de la tierra, el homo sapiens o Lucía, la mujer más antigua de la que tenemos conocimiento, o simplemente del mitológico Adán cuando mordió la manzana del fruto del bien y del mal ofrecida por la perversa “EVA”. (Hago esta alusión por el fin de este artículo).

Año 1074: El Papa Gregorio VII dice que toda persona que desea ser ordenada debe hacer primero un voto de celibato: "Los sacerdotes [deben] primero escapar de las garras de sus esposas". Afirmación que está llena de sentencia de ser dicha por un homosexual enfermo, no un homosexual vivo y real.

La verdad hasta ahora no la han dicho y peor explicado como para que sepamos por qué somos condenados y cuál fue la razón para esta condena, entonces los Cristianos nacimos condenados, cuando fuimos redimidos en la Cruz, la verdad que algún “prelado” genio me lo explique ya que por más que estudio no logro discernir mi condena eterna antes de abrir mis ojos al mundo.

La respuesta es simple, “Nosotros los prelados” así decidimos, entonces a comer callados y aceptar todo lo que nosotros concluyamos decir qué es pecado.

Pecamos por avaricia, no importa que ellos tengan sus pechos llenos de oro y que apenas puedan escribir con la mano cuyo anillo pesa más que la misma pluma.

Pecamos por comer de gula cuando ellos solo asisten a banquetes de los gobiernos de turno en cada uno de los países que tienen al pueblo hambreado.

Más pecan los que no dan de comer al hambriento, siempre y cuando no sea del plato del “prelado”.

Pecamos de orgullosos y ostentosos cuando ellos jamás conocen la miseria y cuando son los autos de lujo los que les movilizan ya que el bus es para el pobre que heredará el reino de los Cielos.

El Reino de Dios es para los pobres, mas el reino de la tierra es para “nosotros los prelados y curas diosesitos poderosos y los que vivimos junto al poder”.

Pecamos de idólatras por venerar una imagen, cuando son ellos los que promocionan las misas campales de recibimiento de dádivas y subvenciones no pedidas por el niño Jesús en el barrio 20 de Julio.

Pecamos de idólatras cuando los templos católicos son llenos de tesoros invaluables que acabarían con el hambre de África entera.

Comulgamos con fe de vida viva y de vida nueva, mas no es el cáliz de arcilla de aquel humilde hombre de Jerusalén, que la consagró sabiendo que iría al cadalso como un criminal, es el cáliz de oro macizo que representa el poder económico que tiene por el dinero o que le ha dado la iglesia, pero la terrena ya que el Cuerpo de Cristo le daría un cáliz de arcilla como lo es el hombre de barro.

Desobedecemos de todo aquello que para ellos esté fuera de lo que es lo normal.

Si se tiene sexo antes del matrimonio se peca, si se tiene dentro del matrimonio y no es para procrear pecamos. Pecamos si evitamos los hijos de la miseria. Pecamos si enseñamos al ignorante cómo preservar su vida y evitar tener hijos de miseria y hambre para que engrosen las calles de las ciudades y ser explotados inmisericordemente.

Todo, absolutamente todo es pecado, entonces ¿en qué desobedecen ellos?

En nada, como habrán visto en las ceremonias de ordenación sacerdotal, de ser licenciados pasan en un soplo a ser diosesitos, puros, castos, célibes y lejos del mundo y sus pompas, no es pues mundano el oro de su mano y de sus pechos, no es mundano la sotana de Corte Inglés, no es mundano el Mercedes Benz que pasea su señorío, no es mundano los banquetes de las embajadas o de los gobiernos, no es mundano los paseos a Europa o a sus fincas vacacionales, no es mundano que el pobre heredero del Reino de los cielos muera de hambre en las calles mientras ellos gozan de las inmunidades de los pocos.

Pecamos por usar preservativo, pecamos por las pastillas anticonceptivas, pecamos por evitar traer al mundo más niños que tengan hambre, frío y desnudez, pecamos por todo aquello que les quite a ellos reino y gloria, pecamos por evitar hijos que les besen su anillo traidor de poder y ostentación.

Peca la mujer que quiere preservar su vida evitando tener hijos, en fin, pecamos y pecamos al punto que pocos serán los que entren al reino del Dios inquisidor.

El sacerdote es hombre antes que nada, nació hombre y creció hombre, luego de estudiar se hizo piadoso, no se castró ni lo castraron, no se endiosó sí lo endiosaron y fuimos nosotros los que permitimos ese envanecimiento, fuimos nosotros los que permitimos y pregonamos “es que es el Padre tan bueno, tan santo, tan lejos de todo”, nosotros somos los culpables y debemos ya llegar a un basta.

Debemos reclamar lo que es nuestro, nuestros hijos, son para educar y formar en valores, no para que sirvan de carnada a las estadísticas.

El peor enemigo de los “prelados” y los curas es el Internet, por causa de este medio de comunicación es que cada día se descubren todas las perversidades, atropellos y asquerosidades que cometen, hasta manuales de violación tienen en su poder, violar niños pobres y sin padres que no reclaman ni diezman, mas por unas monedas satisfacen su inmundicia, pero ellos no pecan, Ratzinger elimina de un plumazo a los homosexuales de los seminarios, pero como buen homofóbico no es capaz de pronunciar algo acerca de los pederastas enquistados que hacen tanto daño, ahí guarda silencio.

Habla a grito extendido sobre el aborto, sobre la eutanasia, sobre las píldoras, mas las imperfecciones, casa adentro, no dice nada, pues son sus sustentadores económicos los que los cometen, y si saca tanto cura y “prelado” depravado entonces de qué vivirían los pobres de Roma.

Por el Internet se conoció la pederastia de Marial Maciel en México y cómo él personalmente quiso taparla diciendo que era mayor el bien de los legionarios de Cristo que unos niños que dicen ser violados por el fundador, por el Internet se conoció cómo Bernard Law tapaba a sus tapadores en Boston y ahora tiene un puesto cualquiera en Roma, por el Internet vimos cómo lo abuchearon en el vaticano, por el Internet conocimos de la banda de 40 sacerdotes que violaban niños en Brasil, por el Internet conocimos al obispo homosexual de Argentina, por el Internet conocimos a los 1700 curas de Brasil, por el Internet conocimos el manual de violación de los curas, no dejemos que nada de esto alcance a nuestros hijos.

El celibato es un negocio, la castidad no es una forma de vida normal o natural, que tanto pregonan, eso sí es antinatura, no es antinatura el hombre que nació con preferencias sexuales a su mismo sexo, eso no es contra natura, sería y es contra natura el vivir solo sin pareja, es contranatura el niño mongólico, es contranatura el niño autista, es contranatura el siamés, es contranatura el niño que nace sin sus miembros inferiores o superiores completos, es contranatura todo lo que salga de lo normal, por eso es contranatura el pederasta y el que violen y arrebaten la inocencia a nuestros hijos, a los niños de la calle y la pobreza.

Un hombre común y corriente al igual que el que escribe, al igual que el que lee requiere de su esposa y de sus hijos no para preservar la especie, para ser feliz, para vivir una vida llena de vida viva, no una vida de apariencia y mitos que lo único que hacen es dañar al ser humano, trasladándolo de la verdad a la mitomanía del celibato.

No puede un ser humano vivir en absoluto alejamiento de la sociedad y al estar enclaustrado en un medio de hombres, esto conlleva y desencadena en hacer una persona psicótica, llena de problemas sicológicos y sexuales por ende. Por lógica este ambiente les hace negados para desarrollarse de una manera activa y equilibrada ante la sociedad y el sexo opuesto, si fuimos creados hombre y mujer, macho y hembra es porque así debemos vivir y así debemos interrelacionarnos. Esta premisa incluye a los “prelados y sacerdotes”, ellos son hombres antes de nada.

No es una premisa para el hombre que no es prelado o sacerdote, como nuestra sociedad es la sociedad del dedo, la sociedad de la censura, la sociedad del qué dirán, el hombre o mujer que descubriendo su homosexualidad a temprana edad y no siendo capaz de enfrentarla, (ya que hasta el año de 1958 no fue retirada por la Organización Mundial de la Salud como enfermedad), le quedan dos alternativas, pasar de ser homosexual, enfermo y sodomita o convertirse por un acto de magia blanca o quizás negra en sacerdote diosesito capaz de tildar a los demás de pecadores sin que su vida fuese pecado.

El homosexual es un ser como nosotros, es un ser que ama y que vive pero que nació con una preferencia sexual diferente a lo que nosotros nos hemos permitido llamar normal.

Para él es normal ver bello a un hombre, para él es normal amar a un hombre, para él es normal sentir pasión por un hombre, para nosotros no, amamos una familia, amamos unos hijos, amamos de diferente manera, un diferente horizonte, pero igual amamos y muy a pesar de lo que digan los “prelados y los curitas diosesitos” no son personas enfermas y que se deban perseguir, la idea sí es perseguir a quienes fungen de sacerdotes, “prelados” que esconden bajo sus sotanas negras o púrpuras sus más nauseabundos instintos sexuales dañando niños, practicando como algo normal lo que ellos no describen pecado sino amor por lo niños, que es la pederastia y pedofilia.

Debemos ser consecuentes con quienes tienen una preferencia sexual diferente a la nuestra, mas lo que no debemos permitir y esto se lo hace con el aislamiento y la condena es al pederasta, a este es al que hay que perseguir, condenar y llevar a la cárcel.

No tengamos temor de denunciar a quien daña a los niños, que escondido tras un sotana negra como su alma y haciendo gala de ser sacerdote y por ende de ser el que es capaz de decir quién peca y quién no, denunciemos los atropellos, que el PEDERASTA ES COBARDE.

El pederasta es una persona muy religiosa, llena de espiritualidad, habla de amor y redención como lo más bello de la vida, con esta arma finge y engaña a la sociedad de sus verdaderas pasiones, pasa por alto de ser un homosexual, pasa por alto ser poco varón y claro pasa por alto el ser un hombre íntegro y definido sexualmente, se convierte en un homofóbico tan apasionado que raya en el punto de demostrar su propia sexualidad.

Es pues el pederasta o la pederasta la persona que genera confianza en los niños que le rodean, todo lo hacen por amor, todo lo hacen por el bien, todo lo hacen por que aman y no quieren defraudar a nadie, piden silencio pues no sería entendido su amor, mas es claro toda la patraña de su verdad.

El pederasta no ataca al niño rico, al niño del colegio que prepara en todos los campos al joven, el pederasta no ataca al niño que tiene un hogar completo y formado, al niño que tiene una relación de padre e hijo normal.

El pederasta ataca al niño sin padre, al niño pobre, que por un nada de regalo permite que sea abusado sexualmente y que calla por temor a la vergüenza y al qué dirán, que es lo que explotan los pederastas.

No es en Brasil que tenían un libro de cómo violar niños sin ser denunciados, este libro lo escriben con sangre de inocencia todos los curas homosexuales y enfermos de incapacidad de interrelacionarse con el sexo opuesto y a cambio de vender una idea de celibato absurdo y de amor profundo acaban con inocencias que no les pertenecen bajo ningún punto de vista.

Seis de cada diez niños son abusados sexualmente, seis, el sesenta por ciento.

¿Cuántos son los curas que pertenecen a esta estadística?

El enemigo del niño está a las puertas de su casa, el enemigo del niño está en la catequesis, el enemigo del niño está en el ser escogido para acólito porque es tan lindo.

El cura sienta al niño en sus piernas pero le corre pierna arriba el ansia y el deseo, nadie les castró para que sus testículos no generen testosterona y no les dé apetito sexual.

Nadie les infundió espíritu de Bondad o de Santidad en el momento de la ordenación, entendamos que el cura es un hombre antes que nada y que debe ser tratado como tal, no confiemos los niños al curita para que acolite la misa, qué lindo se ve el niño con sotana, el niño está en riesgo o ya ha sido dañado por el pederasta escondido en la farsa del amor y la espiritualidad.

La gran cantidad de madres solas, separadas, divorciadas y viudas son la carnada para los pederastas, las mujeres que apenas sí se dan cuenta o entienden la sexualidad de sus hijos, a estas mujeres las protege la ley, a estos niños que no tienen la culpa de no tener dinero, de no poder ir a un mejor colegio, de caer en manos de los pederastas, a estos niños es a los que hay que cuidar.

Denunciemos lo que vemos, no permitamos que nuestros hijos estén en la estadística del 60% de los niños abusados sexualmente.

No mandemos a nuestros hijos a los servicios litúrgicos, pues allí esta el depredador, allí esta el enemigo de su inocencia y de su vida como hombres adultos y sanos.

La iglesia protege al pederasta, la iglesia tapa sus porquerías en el espíritu de cuerpo del YO TE TAPO TÚ ME TAPAS.

LA NACIÓN, la Ley, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar protege a su niño.

Infundamos valores a nuestros hijos, valores de Dios, de respeto al Creador, pero al lado nuestro, no lo dejemos solo en manos de quienes viven una vida muerta, una vida de mentira y falsedad.


Tomado de: http://www.lavozdesalamanca.com/article.php3?id_article=457
No deje de visitar: http://www.herenciacristiana.com/svas20001.html

2 comentarios:

  1. Anónimo1:31 p.m.

    me disgusta la tradicional hipocresia de la alta jerarquia eclesiastica pero homosexual no es pederasta, ni todos los miembros de la iglesia son unos monstruos.....algunos son excelentes personas y he tenido la suerte de conocer a varios o varias de esas personas de buen corazon y mejor proceder

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  2. Mi estimado anónimo, tienes razón pero lo que muchos hacen con esfuerzo, pocos destruyen con sus actos... y en perversión de menores "uno es demasiado"... El problema esta en forzar una sociedad de “hombres y mujeres solos” eso es antinatural… y todo lo antinatural llama la perversión…

    JotaDobleVe

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