21 octubre 2010

A MARIO SILVA...

cuando los rumores hacen más daño que bien

"Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de la cacería."
Otto von Bismarck



En un artículo anterior mostraba mi disconformidad por los pasados resultados electorales… de las cuentas resultantes me faltan siempre 1.500.000 votos… ¿abstención?...

Pues bien, por la red anda un payaso disociado el cual en forma compulsiva tiene días hablando de un fraude por parte del “oficialismo” en contra de su candidatura; ese orate esgrime cifras y más cifras y hay una me pareció sumamente interesante: “La abstención real fue menor al 20%

Y recordé que un poco antes de las elecciones del 26 de Septiembre pasado se hizo público el siguiente video:
http://www.vtv.gob.ve/videos-destacadas-en-video/44701
en el cual el caballerete Luis Vicente León reconocía que la oposición no lograría más de más de 40 o 45 asambleístas y esa era la cifra real que presentaba Datanálisis a sus “clientes”...

Entonces, ¿Por qué es que faltan millón y medio de votos?...

Y no es que los tengan unos u otros, ni que subrepticiamente puedan haber pasado de unos a otros, simplemente no están... Lo que me lleva a preguntarme: ¿De dónde vino esa diferencia, tan puntual, la cual da a la oposición 10 o 12 asambleístas más?... ¿Un error de Datanalisis a favor de los escuálidos del 40 o el 45%?... ummmm, Si esa encuestadora hubiese previsto eso ¿no se lo habría informado a sus “clientes”?... ¿Mala recolección de data?... no lo creo, eso está muy, pero muy lejos de las probabilidades de error de esa encuestadora en particular...

Y por último… ¿Por qué tanta insistencia a última hora de la oposición a que todos salieran a votar?... ¿de asegurar a voz en cuello que las elecciones serían limpias y que el órgano electoral era “confiable”?... ¿Sabían ellos algo y nosotros no?

Entiendo algo de computación -pero reconozco que hay muchos que saben mucho más que yo- pero no puedo dejar de elucubrar que bien se pudo colocar una rutina transparente -o virus- en el software, para de alguna forma intervenir el envío de la data, hacer parecer como abstención (o enviar a un limbo cibernético) una cantidad de votos seleccionados por su intensión, recuerden que dentro de un cable o fibra óptica no hay supervisión que valga, y un dato sale, pero otro es el que llega o no llega…

Un virus el cuál -al no saber lo que hace- no puede ser detectado y el cual fue programado previamente para auto destruirse al concluir su cometido… Esto solo podría comprobarse con un cruce de la data recibida con las mesas de votación una a una y esto no está en los protocolos del CNE...

Pero repito, esto, mis amigos, es tan solo una especulación personal, sin ningún fundamento, así que no me hagan mucho caso.

Pero resulta que el amigo Mario Silva lleva ya varios programas insinuando algo parecido… ha hablado en ya varias oportunidades que él sabe algo pero que no lo puede decir, pero lo insinúa repetitivamente con insistencia…

Nos dice Mario que una compañía con el nombre –algo así como- de “ESDATA” estaría involucrada en un fraude cibernético que perjudicó los resultados de contra de la Revolución… ummmm… ¿Será verdad?... ¿o es qué Mario Silva se comporta como un elefante en una cristalería haciendo de un rumor en estruendoso escándalo?...

Me disculpas Mario, pero si eso es verdad, ya debería estar siendo analizado por el CNE, por la Fiscalía y por los especialistas en cibernética del gobierno… Por cierto, si requieren buenos Jokers o Crackers -y dadas las actuales buenas relaciones- es bueno recordar que los chicos rusos están muy por encima de los gringos en estos menesteres…

Mario, saber algo como eso y ocultarlo hace más daño que bien, quedamos una vez más como blandengues y timoratos, ante la oposición… Ya una vez se actuó así y fue después del golpe, en donde se debió haber metidos presos a un poco de hijos de madre soltera, cerrado definitivamente El Nacional, RCTV y Globovisisión… En aquel momento NADIE habría objetado NADA al gobierno por este proceder, formaba parte de su derecho y resultaba lógico y justo… no se hizo en aquel momento, y quedamos como bolsas arrastrando hoy por más de ocho años las consecuencias.

Mario, discúlpame pero o hablas completo o no dices nada o actúas como se debe actuar, eso si es que lo cual insinúas es realmente cierto…

Nos vemos en las teclas…


JotaDobleVe

JotaDobleVe@gmail.com


¡¡¡CHÁVEZ ES SOCIALISMO!!!

¡SIN CHÁVEZ NO HAY SOCIALISMO,
SIN SOCIALISMO NO HAY CHÁVEZ!

¡¡¡VENCEREMOS!!!


12 octubre 2010

12 de octubre, el "descubrimiento" de América y la historia oficial...


Eran conmovedoras las leyes de Indias, que protegían a los indios en las colonias españolas. Pero más conmovedoras eran la picota y la horca clavadas en el centro de cada Plaza Mayor.
Por: Eduardo Galeano -
Caras y caretas - Brecha.
Repongo este escrito que tiene ya unos cuantos años
 
Aportado por: Martín Guédez

 
¿Cristóbal Colón descubrió América en 1492? ¿O antes que él la descubrieron los vikingos? ¿Y antes que los vikingos? Los que allí vivían, ¿no existían?

Cuenta la historia oficial que Vasco Núñez de Balboa fue el primer hombre que vio, desde una cumbre de Panamá, los dos océanos. Los que allí vivían, ¿eran ciegos?

¿Quiénes pusieron sus primeros nombres al maíz y a la papa y al tomate y al chocolate y a las montañas y a los ríos de América? ¿Hernán Cortés, Francisco Pizarro? Los que allí vivían, ¿eran mudos?

Nos han dicho, y nos siguen diciendo, que los peregrinos del Mayflower fueron a poblar América. ¿América estaba vacía?

Como Colón no entendía lo que decían, creyó que no sabían hablar.

Como andaban desnudos, eran mansos y daban todo a cambio de nada, creyó que no eran gentes de razón.

Y como estaba seguro de haber entrado al Oriente por la puerta de atrás, creyó que eran indios de la India.

Después, durante su segundo viaje, el almirante dictó un acta estableciendo que Cuba era parte del Asia.

El documento del 14 de junio de 1494 dejó constancia de que los tripulantes de sus tres naves lo reconocían así; y a quien dijera lo contrario se le darían cien azotes, se le cobraría una pena de diez mil maravedíes y se le cortaría la lengua.

El notario, Hernán Pérez de Luna, dio fe.

Y al pie firmaron los marinos que sabían firmar.

Los conquistadores exigían que América fuera lo que no era. No veían lo que veían, sino lo que querían ver: la fuente de la juventud, la ciudad del oro, el reino de las esmeraldas, el país de la canela. Y retrataron a los americanos tal como antes habían imaginado a los paganos de Oriente.

Cristóbal Colón vio en las costas de Cuba sirenas con caras de hombre y plumas de gallo, y supo que no lejos de allí los hombres y las mujeres tenían rabos.

En la Guayana, según sir Walter Raleigh, había gente con los ojos en los hombros y la boca en el pecho.

En Venezuela, según fray Pedro Simón, había indios de orejas tan grandes que las arrastraban por los suelos.

En el río Amazonas, según Cristóbal de Acuña, los nativos tenían los pies al revés, con los talones adelante y los dedos atrás, y según Pedro Martín de Anglería las mujeres se mutilaban un seno para el mejor disparo de sus flechas.

Anglería, que escribió la primera historia de América pero nunca estuvo allí, afirmó también que en el Nuevo Mundo había gente con rabos, como había contado Colón, y sus rabos eran tan largos que sólo podían sentarse en asientos con agujeros.

El Código Negro prohibía la tortura de los esclavos en las colonias francesas. Pero no era por torturar, sino por educar, que los amos azotaban a sus negros y cuando huían les cortaban los tendones.

Eran conmovedoras las leyes de Indias, que protegían a los indios en las colonias españolas. Pero más conmovedoras eran la picota y la horca clavadas en el centro de cada Plaza Mayor.

Muy convincente resultaba la lectura del Requerimiento, que en vísperas del asalto a cada aldea explicaba a los indios que Dios había venido al mundo y que había dejado en su lugar a San Pedro y que San Pedro tenía por sucesor al Santo Padre y que el Santo Padre había hecho merced a la reina de Castilla de toda esta tierra y que por eso debían irse de aquí o pagar tributo en oro y que en caso de negativa o demora se les haría la guerra y ellos serían convertidos en esclavos y también sus mujeres y sus hijos.

Pero este Requerimiento de obediencia se leía en el monte, en plena noche, en lengua castellana y sin intérprete, en presencia del notario y de ningún indio, porque los indios dormían, a algunas leguas de distancia, y no tenían la menor idea de lo que se les venía encima.

Hasta no hace mucho, el 12 de octubre era el Día de la Raza.

Pero, ¿acaso existe semejante cosa? ¿Qué es la raza, además de una mentira útil para exprimir y exterminar al prójimo?

En el año 1942, cuando Estados Unidos entró en la guerra mundial, la Cruz Roja de ese país decidió que la sangre negra no sería admitida en sus bancos de plasma. Así se evitaba que la mezcla de razas, prohibida en la cama, se hiciera por inyección.

¿Alguien ha visto, alguna vez, sangre negra?

Después, el Día de la Raza pasó a ser el Día del Encuentro.

¿Son encuentros las invasiones coloniales? ¿Las de ayer, y las de hoy, encuentros? ¿No habría que llamarlas, más bien, violaciones?

Quizás el episodio más revelador de la historia de América ocurrió en el año 1563, en Chile. El fortín de Arauco estaba sitiado por los indios, sin agua ni comida, pero el capitán Lorenzo Bernal se negó a rendirse. Desde la empalizada, gritó:

-¡Nosotros seremos cada vez más!

-¿Con qué mujeres? -preguntó el jefe indio.

-Con las vuestras. Nosotros les haremos hijos que serán vuestros amos.

Los invasores llamaron caníbales a los antiguos americanos, pero más caníbal era el Cerro Rico de Potosí, cuyas bocas comían carne de indios para alimentar el desarrollo capitalista de Europa.

Y los llamaron idólatras, porque creían que la naturaleza es sagrada y que somos hermanos de todo lo que tiene piernas, patas, alas o raíces.

Y los llamaron salvajes. En eso, al menos, no se equivocaron. Tan brutos eran los indios que ignoraban que debían exigir visa, certificado de buena conducta y permiso de trabajo a Colón, Cabral, Cortés, Alvarado, Pizarro y los peregrinos del Mayflower.

Por: Eduardo Galeano -
Caras y caretas - Brecha

Aportado por: Martín Guédez

11 octubre 2010

CONTRA EL BUROCRATISMO

discurso De Ernesto "Ché" Guevara

Hay un dicho en Venezuela que reza: "A quen le caiga, la chupa"... Hoy quiero duplicar esta converencia del Ché, y lo único que se me ocurre como comentario es ese dicho.
JotaDobleVe




CONTRA EL BUROCRATISMO - Abril 1961

Nuestra Revolución fue, en esencia, el producto de un movimiento guerrillero que inició la lucha armada contra la tiranía y la cristalizó en la toma del poder. Los primeros pasos como Estado Revolucionario, así como toda la primitiva época de nuestra gestión en el gobierno, estaban fuertemente teñidos de los elementos fundamentales de la táctica guerrillera como forma de administración estatal. El «guerrillerismo» repetía la experiencia de la lucha armada de las sierras y campos de Cuba en las distintas organizaciones administrativas y de masas, y se traducía en que solamente las grandes consignas revolucionarias eran seguidas (y muchas veces interpretadas en distintas maneras) por los organismos de la administración y de la sociedad en general. La forma de resolver los problemas concretos estaba sujeta al libre arbitrio de cada uno de los dirigentes.

Por ocupar todo el complejo aparato de la sociedad, los campos de acción de las «guerrillas administrativas» chocaban entre sí, produciéndose continuos roces, órdenes y contraórdenes, distintas interpretaciones de las leyes, que llegaban, en algunos casos, a la réplica contra las mismas por parte de organismos que establecían sus propios dictados en forma de decretos, haciendo caso omiso del aparato central de dirección. Después de un año de dolorosas experiencias llegamos a la conclusión de que era imprescindible modificar totalmente nuestro estilo de trabajo y volver a organizar el aparato estatal de un modo racional, utilizando las técnicas de la planificación conocidas en los hermanos países socialistas.

Como contra medida, se empezaron a organizar los fuertes aparatos burocráticos que caracterizan esta primera época de construcción de nuestro Estado socialista, pero el bandazo fue demasiado grande y toda una serie de organismos, entre los que se incluye el Ministerio de Industrias, iniciaron una política de centralización operativa, frenando exageradamente la iniciativa de los administradores. Este concepto centralizador se explica por la escasez de cuadros medios y el espíritu anárquico anterior, lo que obligaba a un celo enorme en las exigencias de cumplimiento de las directivas. Paralelamente, la falta de aparatos de control adecuados hacía difícil la correcta localización a tiempo de las fallas administrativas, lo que amparaba el uso de la «libreta». De esta manera, los cuadros más conscientes y los más tímidos frenaban sus impulsos para atemperarlos a la marcha del lento engranaje de la administración, mientras otros campeaban todavía por sus respetos, sin sentirse obligados a acatar autoridad alguna, obligando a nuevas medidas de control que paralizaran su actividad. Así comienza a padecer nuestra Revolución el mal llamado burocratismo.

El burocratismo, evidentemente, no nace con la sociedad socialista ni es un componente obligado de ella. La burocracia estatal existía en la época de los regímenes burgueses con su cortejo de prebendas y de lacayismo, ya que a la sombra del presupuesto medraba un gran número de aprovechados que constituían la «corte» del político de turno. En una sociedad capitalista, donde todo el aparato del Estado está puesto al servicio de la burguesía, su importancia como órgano dirigente es muy pequeña y lo fundamental resulta hacerlo lo suficientemente permeable como para permitir el tránsito de los aprovechados y lo suficientemente hermético como para apresar en sus mallas al pueblo. Dado el peso de los «pecados originales» yacentes en los antiguos aparatos administrativos y las situaciones creadas con posterioridad al triunfo de la Revolución, el mal del burocratismo comenzó a desarrollarse con fuerza. Si fuéramos a buscar sus raíces en el momento actual, agregaríamos a causas viejas nuevas motivaciones, encontrando tres razones fundamentales.

Una de ellas es la falta de motor interno. Con esto queremos decir, la falta de interés del individuo por rendir un servicio al Estado y por superar una situación dada. Se basa en una falta de conciencia revolucionaria o, en todo caso, en el conformismo frente a lo que anda mal.

Se puede establecer una relación directa y obvia entre la falta de motor interno y la falta de interés por resolver los problemas. En este caso, ya sea que esta falla del motor ideológico se produzca por una carencia absoluta de convicción o por cierta dosis de desesperación frente a problemas repetidos que no se pueden resolver, el individuo, o grupo de individuos, se refugian en el burocratismo, llenan papeles, salvan su responsabilidad y establecen la defensa escrita para seguir vegetando o para defenderse de la irresponsabilidad de otros.

Otra causa es la falta de organización. Al pretender destruir el «guerrillerismo» sin tener la suficiente experiencia administrativa, se producen disloques, cuellos de botellas, que frenan innecesariamente el flujo de las informaciones de las bases y de las instrucciones u órdenes emanadas de los aparatos centrales. A veces éstas, o aquéllas, toman rumbos extraviados y, otras, se traducen en indicaciones mal vertidas, disparatadas, que contribuyen más a la distorsión.

La falta de organización tiene como característica fundamental la falla en los métodos para encarar una situación dada. Ejemplos podemos ver en los Ministerios, cuando se quiere resolver problemas a otros niveles que el adecuado o cuando éstos se tratan por vías falsas y se pierden en el laberinto de los papeles. El burocratismo es la cadena del tipo de funcionario que quiere resolver de cualquier manera sus problemas, chocando una y otra vez contra el orden establecido, sin dar con la solución. Es frecuente observar cómo la única salida encontrada por un buen número de funcionarios es el solicitar más personal para realizar una tarea cuya fácil solución sólo exige un poco de lógica, creando nuevas causas para el papeleo innecesario.

No debemos nunca olvidar, para hacer una sana autocrítica, que la dirección económica de la Revolución es la responsable de la mayoría de los males burocráticos: Los aparatos estatales no se desarrollaron mediante un plan único y con sus relaciones bien estudiadas, dejando amplio margen a la especulación sobre los métodos administrativos. El aparato central de la economía, la Junta Central de Planificación, no cumplió su tarea de conducción y no la podía cumplir, pues no tenía la autoridad suficiente sobre los organismos, estaba incapacitada para dar órdenes precisas en base a un sistema único y con el adecuado control y le faltaba el imprescindible auxilio de un plan perspectivo. La centralización excesiva sin una organización perfecta frenó la acción espontánea sin el sustituto de la orden correcta y a tiempo. Un cúmulo de decisiones menores limitó la visión de los grandes problemas y la solución de todos ellos se estancó, sin orden ni concierto. Las decisiones de última hora, a la carrera y sin análisis, fueron la característica de nuestro trabajo.

La tercera causa, muy importante, es la falta de conocimientos técnicos suficientemente desarrollados como para poder tomar decisiones justas y en poco tiempo. Al no poder hacerlo, deben reunirse muchas experiencias de pequeño valor y tratar de extraer de allí una conclusión. Las discusiones suelen volverse interminables, sin que ninguno de los expositores tenga la autoridad suficiente como para imponer su criterio. Después de una, dos, unas cuantas reuniones, el problema sigue vigente hasta que se resuelva por sí solo o hay que tomar una resolución cualquiera, por mala que sea.

La falta casi total de conocimientos, suplida como dijimos antes por una larga serie de reuniones, configura el «reunionismo», que se traduce fundamentalmente en falta de perspectiva para resolver los problemas. En estos casos, el burocratismo, es decir, el freno de los papeles y de las indecisiones al desarrollo de la sociedad, es el destino de los organismos afectados.

Estas tres causas fundamentales influyen, una a una o en distintas conjunciones, en menor o mayor proporción, en toda la vida institucional del país, y ha llegado el momento de romper con sus malignas influencias. Hay que tomar medidas concretas para agilizar los aparatos estatales, de tal manera que se establezca un rígido control central que permita tener en las manos de la dirección las claves de la economía y libere al máximo la iniciativa, desarrollando sobre bases lógicas las relaciones de las fuerzas productivas.

Si conocemos las causas y los efectos del burocratismo, podemos analizar exactamente las posibilidades de corregir su mal. De todas las causas fundamentales, podemos considerar a la organización como nuestro problema central y encararla con todo el rigor necesario. Para ello debemos modificar nuestro estilo de trabajo; jerarquizar los problemas adjudicando a cada organismo y cada nivel de decisión su tarea; establecer las relaciones concretas entre cada uno de ellos y los demás, desde el centro de decisión económica hasta la última unidad administrativa y las relaciones entre sus distintos componentes, horizontalmente, hasta formar el conjunto de las relaciones de la economía. Esa es la tarea más asequible a nuestras fuerzas actualmente, y nos permitirá, como ventaja adicional, encaminar hacia otros frentes a una gran cantidad de empleados innecesarios, que no trabajan, realizan funciones mínimas o duplican las de otros sin resultado alguno.

Simultáneamente, debemos desarrollar con empeño un trabajo político para liquidar las faltas de motivaciones internas, es decir, la falta de claridad política, que se traduce en una falta de ejecutividad. Los caminos son: la educación continuada mediante la explicación concreta de las tareas, mediante la inculcación del interés a los empleados administrativos por su trabajo concreto, mediante el ejemplo de los trabajadores de vanguardia, por una parte, y las medidas drásticas de eliminar al parásito, ya sea el que esconde en su actitud una enemistad profunda hacia la sociedad socialista o al que está irremediablemente reñido con el trabajo.

Por último, debemos corregir la inferioridad que significa la falta de conocimientos. Hemos iniciado la gigantesca tarea de transformar la sociedad de una punta a la otra en medio de la agresión imperialista, de un bloqueo cada vez más fuerte, de un cambio completo en nuestra tecnología, de agudas escaseces de materias primas y artículos alimenticios y de una fuga en masa de los pocos técnicos calificados que tenemos. En esas condiciones debemos plantearnos un trabajo muy serio y muy perseverante con las masas, para suplir los vacíos que dejan los traidores y las necesidades de fuerza de trabajo calificada que se producen por el ritmo veloz impuesto a nuestro desarrollo. De allí que la capacitación ocupe un lugar preferente en todos los planes del Gobierno Revolucionario.

La capacitación de los trabajadores activos se inicia en los centros de trabajo al primer nivel educacional: la eliminación de algunos restos de analfabetismo que quedan en los lugares más apartados, los cursos de seguimiento, después, los de superación obrera para aquellos que hayan alcanzado tercer grado, los cursos de Mínimo Técnico para los obreros de más alto nivel, los de extensión para hacer subingenieros a los obreros calificados, los cursos universitarios para todo tipo de profesional y, también, los administrativos. La intención del Gobierno Revolucionario es convertir nuestro país en una gran escuela, donde el estudio y el éxito de los estudios sean uno de los factores fundamentales para el mejoramiento de la condición del individuo, tanto económicamente como en su ubicación moral dentro de la sociedad, de acuerdo con sus calidades.

Si nosotros logramos desentrañar, bajo la maraña de los papeles, las intrincadas relaciones entre los organismos y entre secciones de organismos, la duplicación de funciones y los frecuentes «baches» en que caen nuestras instituciones, encontramos las raíces del problema y elaboramos normas de organización, primero elementales, más completas luego, damos la batalla frontal a los disciplentes, a los confusos y a los vagos, reeducamos y educamos a esta masa, la incorporamos a la Revolución y eliminamos lo desechable y, al mismo tiempo, continuamos sin desmayar, cualesquiera que sean los inconvenientes confrontados, una gran tarea de educación a todos los niveles, estaremos en condiciones de liquidar en poco tiempo el burocratismo.

La experiencia de la última movilización es la que nos ha motivado a tener discusiones en el Ministerio de Industrias para analizar el fenómeno de que, en medio de ella, cuando todo el país ponía en tensión sus fuerzas para resistir el embate enemigo, la producción industrial no caía, el ausentismo desaparecía, los problemas se resolvían con una insospechada velocidad. Analizando esto, llegamos a la conclusión de que convergieron varios factores que destruyeron las causas fundamentales del burocratismo; había un gran impulso patriótico y nacional de resistir al imperialismo que abarcó a la inmensa mayoría del pueblo de Cuba, y cada trabajador, a su nivel, se convirtió en un soldado de la economía dispuesto a resolver cualquier problema.

El motor ideológico se lograba de esta manera por el estímulo de la agresión extranjera. Las normas organizativas se reducían a señalar estrictamente lo que no se podía hacer y el problema fundamental que debiera resolverse; mantener determinadas producciones con mayor énfasis aún, y desligar a las empresas, fábricas y organismos de todo el resto de las funciones aleatorias, pero necesarias en un proceso social normal.

La responsabilidad especial que tenía cada individuo lo obligaba a tomar decisiones rápidas; estábamos frente a una situación de emergencia nacional, y había que tomarlas fueran acertadas o equivocadas; había que tomarlas, y rápido; así se hizo en muchos casos.

No hemos efectuado el balance de la movilización todavía, y, evidentemente, ese balance, en términos financieros no puede ser positivo, pero sí lo fue en términos de movilización ideológica, en la producción de la conciencia de las masas. ¿Cuál es la enseñanza? Que debemos hacer carne en nuestros trabajadores, obreros, campesinos o empleados que el peligro de la agresión imperialista sigue pendiente sobre nuestras cabezas, que no hay tal situación de paz y que nuestro deber es seguir fortaleciendo la Revolución día a día, porque, además, ésa es nuestra garantía máxima de que no haya invasión. Cuanto más le cueste al imperialismo tomar esta isla, cuanto más fuertes sean sus defensas y cuanto más alta sea la conciencia de sus hijos, más lo pensarán; pero al mismo tiempo, el desarrollo económico del país nos acerca a situaciones de más desahogo, de mayor bienestar. Que el gran ejemplo movilizador de la agresión imperialista se convierte en permanente, es la tarea ideológica.

Debemos analizar las responsabilidades de cada funcionario, establecerlas lo más rígidamente posible dentro de causas, de las que no debe salirse bajo pena de severísimas sanciones y, sobre esta base, dar las más amplias facultades posibles. Al mismo tiempo, estudiar todo lo que es fundamental y lo que es accesorio en el trabajo de las distintas unidades de los organismos estatales y limitar lo accesorio para poner énfasis sobre lo fundamental, permitiendo así más rápida acción. Y exigir acción a nuestros funcionarios, establecer límites de tiempo para cumplir las instrucciones emanadas de los organismos centrales, controlar correctamente y obligar a tomar decisiones en tiempo prudencial.

Si nosotros logramos hacer todo ese trabajo, el burocratismo desaparecerá. De hecho no es una tarea de un organismo, ni siquiera de todos los organismos económicos del país, es la tarea de la nación entera, es decir, de los organismos dirigentes, fundamentalmente del Partido Unido de la Revolución y de las agrupaciones de masas. Todos debemos trabajar para cumplir esta consigna apremiante del momento: Guerra al burocratismo. Agilización del aparato estatal. Producción sin trabas y responsabilidad por la producción.


[revista Cuba socialista, abril de 1961.]

08 octubre 2010

CUANDO SE PREMIA LA TRAICIÓN

o un Nobel para un vendido…

"Muchos de ellos, por complacer a tiranos, por un puñado de monedas, o por cohecho o soborno están traicionando y derramando la sangre de sus hermanos."
Emiliano Zapata



Hoy recibo -desde Alemania- una carta de un gran artista y amigo, no pensaba escribir sobre este tema, ya que siempre he considerado que al jugar con porquería se corre el riesgo de cundirse –como dicen los llaneros venezolanos-

No hay nada que dé más asco que los traidores, y si bien para algunos la traición es bien recibida, el traidor -a todos- produce repulsa. Y éste es el caso de Mario Vargas Llosa, buen escritor -pero apátrida y traidor- quién hoy es premiado, galardón recibido no por su arte, sino por la traición a sus ideales y a la tierra que lo vio nacer.

Logró lo que quería, y como buen traidor antepone la fama fugaz y el dinero a la gloria... Ya tiene su Nobel, más nunca logrará el respeto.

Si es verdadero que los cadáveres se revuelcan en sus tumbas, hoy Túpac Amaru, el Che, Neruda, Saramago y Allende -junto con otros miles- lo deben estar haciendo. Cuando se observa cómo se premia, hoy en día, a un apóstata solo llega al alma una profunda tristeza.

Triste espectáculo le damos a esta generación la cual se levantará con este tipo de anti-valores…

No sigo, realmente siento nauseas con este tema, dejo a ustedes la misiva de Jorge Aravena Llanca, quien expresa mejor que yo, el sentimiento de una frustración que todos sentimos.

JotaDobleVe


Carta de Jorge Aravena Llanca:



El guitarrista del premio Nóbel.

Querida familia y amigos.

Fui testigo cuando, Mario Vargas Llosa, este nuevo premio Nobel era comunista, revolucionario, amante y defensor de los pobres y, alabancioso del progreso de la humanidad en manos de mentes despojadas de religiones y ataduras ancestrales del liberalismo.

La foto que les mando y que apareció ayer en el diario
El País de España, por sí sola, no dice nada.

Las conversaciones, que en esa etapa tuvimos entre ambos, fueron las que aclaran, ahora, la sorpresa y perplejidad de ver a un hombre acercarse a las monarquías, inclinarse ante ellas como un yanacona, para recibir dólares y premios ignominiosos con "olor a pólvora" como dijo el más honrado y sincero escritor de todos los tiempos Jorge Luis Borges, que no quiso recibir el premio y prefirió, no importa de manos de quién –fue de Pinochet–, la "espada de la libertad a un premio con olor a pólvora".



Este premio tiene algo más pesado y abrumador que la medalla y los dólares que se reciben, es del fabricante de armas, de la dinamita, de la nitroglicerina, de las armas modernas actuales, todo gracias a las patentes del nefasto genio de Nobel, que para exculparse, creo el premio a la Paz, que lo aceptó el año pasado el que recibió un siniestro mandato: la ejecución y la exterminación de Irak para robarles el petróleo. El moreno elegido presidente de EEUU, para desprestigiar, con esta estrategia, a los hombres negros.

¿Se puede uno imaginar perfidia mayor, numerosa, repetida y nefasta?, ¡Imposible! Sólo las mentes privilegiadas de la maldad son capaces de urdir estas estrategias para encausar el bienestar de la humanidad, hacia su demoledor molino.


Y este ganador del Nobel, sonríe, felicita y agradece a quienes le otorgaron la infamia de recibir el dinero con que se gana en las guerras, el exterminio, el dolor y la desgracia humana del militarismo, la insaciable sed de los bancos, y la crueldad con sonrisa y gorra de militares. Y, perdón, de los que le hacen publicidad a sus libros.

Qué triste es decir todo esto! Muchos de mis amigos, igual que yo, son viejos a punto de morir, ya sin ningún atisbo de juventud, no quiero que se vayan al infierno a convertirse en un eterno asado al espiedo, que nadie, además, se va a comer. Espero, que estos viejos como yo piensen, sacándose las manos de los bolsillos donde tienen las manos apretándose algo que impide respirar. Espero que no estén secos y aun razonen. Aunque duela.


Les juro, que cuando me tomaron esa foto, Mario Vargas Llosa era comunista, un revolucionario completo y prometedor de mejores glorias. Caramba! Lo admirábamos!

No tengo culpa que se me utilice para presentar una imagen, diametral de criterio, junto a otro comunista, pero sincero de verdad y por siempre, como fue Pablo Neruda que, cuando se enteró del genocidio de Stalin, tragó saliva, guardó silencio y se retiró a beberse una botella entera de Whisky. Se metió el dedo en una de sus úlceras, que se le gangrenó porque ese dedo se lo había metido en un lugar indebido –en la nariz digamos–, y volvió a morir a su país bajo del régimen militar que, ese premio que había recibido por los que otorgan el Nobel, había auspiciado, armado e incitado. La misma "Fundación" de los fabricantes de armas en beneficio de la "Paz". ¡Tamaña contradicción!

Qué más. Me callo mejor.

Perdonen. No he querido ofender a nadie de los que son mis amigos. De todo lo que vean y escuchen de mí, no soy culpable. Lo digo con dos vasos de vino adentro, de un excelente vino argentino que arremete y emborracha con un ritmo gardeliano de imparable energía. Por lo menos aun tenemos vino en esta vida. Por lo menos, también, el tango de Carlitos, que aun no ha terminado para mí.

Un saludo atolondrado.

Vuestro,


Jorge Aravena Llanca.

07 octubre 2010

Isaias Medina Angarita

18 de Octubre de 1945...

"Sólo los ambiciosos don nadie y las mediocridades vanidosas exhiben sus borradores. Es como pasear por el mundo muestras de sus propios esputos."
Vladimir Nabokov



Por: Juan E. Bustamante (*)

Siempre se dice que nuestra Historia se partió en dos después del 27 de Febrero de 1989 con “El Caracazo”, o el 4 de Febrero. Yo insisto que no fue así. Nuestra historia se partió en dos el 18 de 0ctubre de 1945, cuando se alteró el gran camino que se empezaba abrir y el cual fue cerrado durante 55 años. Aun se desconoce cuantos fueron los muertos que provocaron los “Miserables Adecos” y un grupo de “Militares”, quienes después serian los “Cancerberos de un Adefesio” al que llamaron (Democracia). Como siempre los asesinos y cobardes adecos ocultaron por años ese día nefasto y lo llamaron “Revolución del 18 de Octubre” y aparecieron como héroes de un gran acontecimiento.

Las crónicas que nos narraron nuestros abuelos fueron otras. Medina era un gran Demócrata, un Venezolano Integro y entregado por completo a la causa mas Insigne que hombre alguno pueda entregarse “su pueblo” los mas pobres, a su lado lucharon por él otro grupo de Venezolanos valientes y honorables.

Pero la perfidia pudo más que un pueblo desarmado, a merced de las Hienas Acciondemocratistas y de sus militares segundones y Gomeros, quienes no lograban entender aun los cambios desarrollados por el presidente Isaías Medina Angarita. Quien pensando en su pueblo Desarrolló medidas de bienestar social, creación de los seguros sociales, estableció el salario mínimo o la reforma de la legislación laboral. Una de sus medidas más significativas fue la firma de un convenio colectivo de la industria petrolera, que intentaba compensar a los trabajadores de este sector por la eliminación de sus sindicatos. Creó una ley de reforma fiscal tendente a garantizar una distribución más equitativa de las cargas impositivas, y emprendió la reforma del sector petrolífero (Ley de Hidrocarburos, 1943), así la reforma agraria (1945). Asimismo, trató de modernizar el sistema educativo venezolano, extendiendo la enseñanza obligatoria, creando nuevas escuelas, facultades universitarias y aplicando programas de alfabetización que redujeron de manera espectacular el analfabetismo.

Medina fue el primer presidente Venezolano que se dirigió a los Estados Unidos a decirles de manera directa a los representantes del Imperio que ya Venezuela no sería su patio trasero (por decirlo así); que para negociar con nuestra patria se tendrían que ajustar a nuestras decisiones, (esto le costaría un Golpe de Estado fabricado en la embajada Norteamericana en Caracas) para lo cual los Estados Unidos contarían con la colaboración de unos “Bastardos Criminales”, como Rómulo Betancur, Carlos Andrés Pérez, Gonzalo Barrios, Raúl Leoni, y todos los discípulos del Brujo de Pacayrigua y a quien los “Escuálidos vende patria y anti-venezolanos” llamarían después “El Padre de la Democracia” ¿de cual democracia pregunto yo? “los adecos harían lo contrario a Medina, entregando hasta nuestras almas al Diablo del Norte”. Mi padre creció sin padre, como crecería Jorge Rodríguez, como crecieron los hijos de Julio Iribarren Borges, Alirio Ugarte Pelayo, Alberto Lovera, Fabricio Ojeda, Pinto Salinas, Ruiz Pineda (estos dos últimos victimas de la delación de sus propios compañeros) quienes viendo en ellos a hombres probos prefirieron sacarlos del camino político.

Evelio Cubillan Jaimes, fue el abuelo que no conocí, era comandante del Cuartel Bolívar en Maracay, fue vilmente asesinado en el cumplimiento de su deber “defendiendo a un Presidente Demócrata“ como lo fue Isaías Medina Angarita, cuyo único error fue Legalizar al Partido Acción Democrática, nido de delincuentes y criminales de ayer hoy y siempre.

Viva la memoria de Isaías Medina Angarita, Vivan los mártires del 18 de Octubre de 1945, Viva la Revolución Bolivariana,

Patria, socialismo ó muerte. Venceremos.


Juan Evelio Bustamante M.


(*) Tomado de: "Colombia esta Luchando" el 10/08/2010.



04 octubre 2010

En respuesta al llamado de Chávez en el Teresa Carreño

Se hace imperativo aproximarse con la verdad a densos sectores de venezolanos y venezolanas que no tienen razón alguna para oponerse al gobierno bolivariano pero lo hacen en cada votación.


... Afirmarnos en sus ideas inspiradoras
¡Sean Luz del mundo y sal de la tierra!


Por, Martín Guédez (*)

Tiempo de definiciones este que la revolución bolivariana ha traído hasta la vida diaria de todos los venezolanos y las venezolanas. La situación que plantea el eterno torneo electoral burgués exige definiciones impostergables. El camino al socialismo divide la sociedad entre farsantes y hombres de buena voluntad a semejanza de los tiempos en que Jesús, con el cuchillo de la sabiduría, cortó y separó la mentira de la verdad o la justicia de la infamia. El Comandante Chávez señalaba en su intervención en el Teresa Carreño ante los diputados y diputadas electos el 26-S la lamentable incapacidad que se ha mostrado para ganarse para la Revolución a densos sectores que no tienen razones distintas a la confusión para adversarla. Entre estos sectores señaló a los llamados sectores medios de la población y a los cristianos de base. Formalmente la inmensa mayoría de la población se autoproclama cristiana y además católica. Esta condición es generalizada entre nuestro pueblo humilde pero particularmente reivindicada como suerte de escudo contrarrevolucionario por los sectores económicamente altos y medios. Entre ellos, se hacen grandes esfuerzos por educar y formar a sus vástagos en esta religión, esfuerzo que no se compadece con la religiosidad menos entusiasta de las clases populares, acaso porque paradójicamente acceder a los predios de la educación religiosa cuesta muy caro y los pobres no pueden, aunque no deberíamos desechar el sabio instinto popular que lo lleva a distinguir la mentira con sorprendente habilidad.

Venezuela es un país con inmensas posibilidades para que con un mínimo de espíritu evangélico de inclusión y solidaridad se hubiesen alcanzado cotas de bienestar general realmente trascendentes. Sin embargo, el mapa de la pobreza y la exclusión en poco difirió por siglos del resto de los países de América Latina con menos riquezas naturales. El elemento coincidente es el mismo. Crueles asimetrías heredadas de las inconclusas revoluciones independentistas, procesos que apenas obraron como transferentes del poder económico, político y social a las clases oligárquicas criollas que han asfixiado toda posibilidad de verdadero desarrollo, armonía evolutiva y la consecuente justicia social.

Este mapa es evidente en cualquier sector de la economía venezolana. La concentración grosera y brutal de todo el poder económico en unas pocas manos hasta amasar fortunas de escándalo, no sólo no revirtió a favor de los desposeídos en alguna medida sino que se intensificó bajo el modelo económico capitalista neoliberal. Una nueva bestia vino a posicionarse dentro del mapa depredador capitalista: las empresas transnacionales. Sin embargo, si en algún sector de la economía esta contradicción es más dolorosa, este es el sector del campo con el doloroso problema de la tenencia de la tierra. Allí la terrofagia excluye del derecho al trabajo y la vida a millones de campesinos condenados a la miseria y el desamparo añadiendo con ello una nueva ofensa intolerable a todo la población venezolana: la inseguridad alimentaria. Unas cuantas familias oligárquicas no sólo se han apropiado del más preciado bien común sino que lo mantienen ocioso y en el mejor de los casos subutilizado.

La actitud frente a los esfuerzos que el gobierno revolucionario realiza por dotar de tierras a los campesinos, por hacerlas productivas y dotar de soberanía alimentaria a todos, en un país donde el hambre sigue siendo un enemigo brutal, no debería ofrecer dudas ni ambivalencias para un cristiano. Mucho menos debería serlo para quienes se atreven a proclamarse representantes de Cristo. Por fidelidad a los principios proclamados todos deberían respalda con entusiasmo las acciones del gobierno.

Jesús, el Cristo encarnado, al que dicen seguir unos y representar los otros, es fundamentalmente el hombre de los pobres. A ellos dirigió privilegiadamente su misión, entre ellos convivió, para ellos puso los signos de la venida del reino de amor y justicia al mundo. Para todos los seres humanos, pero con predilección para los pobres es su Evangelio (Buena Noticia) ¿Cuál Buena Noticia? La noticia de que todos somos hermanos y que a los hermanos se ayudan, no se explotan ni se asesinan. Desde los pobres y entre los pobres denunció el pecado fundamental y desenmascaró las razones encubridoras de ese pecado: el egoísmo, la ambición y la avaricia, hasta asesinar –como Caín lo hizo con Abel- al prójimo y al “légimo” por su causa. Toda su prédica estuvo impregnada de ese mensaje liberador del egoísmo, la avaricia y la ambición. Por esa prédica entró en conflicto con los poderosos de entonces y fue perseguido hasta la muerte.

Encontrar a estos sectores celosamente católicos defendiendo con pasión digna de los más elevados objetivos éticos y morales el derecho absoluto a la propiedad privada, sin reflexión, sin la menor concesión a la solidaridad, es una intolerable declaración de hipocresía y cinismo en la práctica de la fe. Un farisaísmo desgraciadamente menos culto y más vulgar que aquél que llevó hasta la muerte de cruz a Jesús. Las exigencias de Jesús a sus seguidores es total, tanto en la conversión radical y personalísima al pecado del egoísmo como a la construcción del nuevo reino, incluso con mucha mayor radicalidad con que lo hacen Chávez y el gobierno revolucionario. El episodio del joven rico no puede ser más dramáticamente elocuente. Un joven que todo lo hacía bien es colocado ante la última gran exigencia de Jesús para aceptar su seguimiento: “Anda, vende todo lo que tienes y repártelo entre los pobres…”. El joven, porque tenía mucho dinero, bajó la cabeza y se fue. No fue admitido al seguimiento de Jesús ¿Cuántos podrían hoy cumplir con esta exigencia en su seguimiento a la Revolución? ¿Cómo pueden hoy quienes se conciben a sí mismos como cristianos reivindicar, gritar y hasta luchar por el derecho absoluto de estos ricos epulones y seguir mirándose a un espejo sin que se les caiga la cara de vergüenza? ¿Cómo pueden estar en contra de los actos de justicia que concreta el Gobierno Bolivariano?

No tendrían estos farsantes de la fe que profundizar mucho si quisiesen abrevar en la fuente original del proyecto humano y social de Jesús y los cristianos. ¡Nada de profundos estudios teológicos o cristológicos! Sólo una pasadita por Hechos de los Apóstoles (Hc. 5, 32ss), vayan allí y vean, porque allí encontrarán la sociedad que quería Jesús y la que demanda de sus seguidores. Allí encontrarán un grupo humano viviendo conforme a esos principios. Sólo tendrían que cotejar y comparar actitudes. Si lo que se hace hoy no les gusta, les da nauseas y les repugna, ¿cómo pueden tolerar las exigencias que aquel Jesús le demandó a la sociedad de hermanos allí presentada? Si les horroriza que un terrateniente con 185 mil hectáreas (espacio mayor al Estado Vargas), pueda ser “tocado” ni con el pétalo de una rosa en beneficio de miles de familias campesinas desposeídas, ¿cómo pueden aceptar esto y llamarse cristianos?

Veamos y juzguen ustedes: “La multitud de los fieles tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba suyo lo que poseía sino que todo lo tenían en común…. No había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que tenían campos o casas las vendían y ponían el dinero a los pies de los apóstoles, quienes repartían a cada quien según sus necesidades” ¡Admirable el paralelismo que guarda la última frase con la propuesta de Lenin!: “A cada quien según sus necesidades, de cada quien según sus posibilidades” ¡Pero…¡bendito sea Dios!... ¡cómo les horroriza el comunismo! ¡Farsantes! ¡Fariseos hipócritas, que dicen amar a un Dios que no ven mientras desprecian al hermano –imagen del Dios en el que dicen creer- que tienen a su lado!

Yo creo que mucha de esta gente debe ser ayudada a recapacitar y desprenderse de la trampa ética en la que está sumergida a causa de la manipulación psicológica de los amos del poder económico. Al menos estamos llamados a realizar este esfuerzo por amor y solidaridad con unos hermanos y hermanas que sabemos fatalmente prisioneros de la droga que les proporcionan medios de difusión, fariseos y bandidos controladores de la “fábrica de la conformidad” Tenemos que negarnos a la posibilidad de que es más fuerte el odio que el amor. El amor –si somos capaces de poseerlo- tiene una fuerza de contagio infinitamente superior al odio o el miedo.


(*) Red de Información Alternativa, Simón Bolívar

CON AMOR A TODA PRUEBA… ¡¡¡VENCEREMOS!!!

01 octubre 2010

UN TRIUNFO QUE HUELE A DERROTA,

yo gané, tu ganaste, el ganó…
"Un necio es aquel que ejecuta con ignorancia aquello que presume como sapiencia"


Por: J. W. de Wekker Vegas



Hoy rompo mi promesa de no escribir más sobre política venezolana, pero desde la distancia, como dicen en Venezuela, hoy en día “veo el coleo desde la talanquera” y quiero dejar a ustedes la visión de quien no está inmerso en la pelea sobre lo que acaba de suceder…

Pasó lo que tenía que pasar, tanto una necia e incapaz oposición como un gobierno ciego de soberbia perdieron las elecciones… Pero lo más triste es ver como uno -en medio de su sandez- y el otro -en medio de su petulancia- pregonan a los cuatro vientos un pírrico triunfo; triunfo que lo único que provoca es pena ajena a quienes les escuchan.

La mentecata oposición pasó de tener unos menos de ochenta asambleístas en el 2005, a unos sesenta ahora, número que sólo les servirá para hacer el ridículo que siempre hicieron; y por otro lado a las triunfalistas fuerzas del gobierno se le desaparecieron casi dos millones de votos, y al final no alcanzaron aquellos cacareados dos tercios de la asamblea… Las cifras por si solas representan el retrato de un fracaso… Un fracaso limpio, impecable y magistral… el cual no da pie a ningún punto de discusión…

Tanto oposición como gobierno dan muestras de una terquedad digna de toda una antología –o de una oda- al fracaso… Está visto que, definitivamente, no aprenden ni a trancazos, y demuestran en forma ejemplarizante, lo valedero de aquella afirmación de José Ingenieros que decía algo así como: “En Latinoamérica, la política es el último recurso que le queda a los mediocres

¿Será qué son esos personajes funestos, tercos e incapaces todo lo que le queda a los venezolanos?...


Por un lado aquellos quienes se dicen “de oposición” confiaron ciegamente en ese atajo de papanatas totalmente ignorantes de la realidad nacional; grupo de apátridas, vendidos al imperialismo gringo… Si, pobres aquellos venezolanos, quienes tienen todo el derecho de adversar a Chávez y solo pueden depender de una pandilla de hampones e inmorales, comenzando por la cúpula corrupta de la iglesia católica, los patiquines de una oligarquía explotadora y los hamponcetes asilados allende las fronteras…

Y por otro lado, quienes creemos en el socialismo, en un gobierno para –y con- los pobres ¿Deberemos seguir tragando tanta ineficiencia?, ¿Viendo acciones producto tan solo del ensayo y el error?, ¿Presenciando, dentro de la cúpula gubernamental, enroques de incapaces en puestos de alta relevancia?, ¿Soportando, como en La Asamblea, un grosero nepotismo?... Y sobre todo, ¿Siendo testigos de un espantoso y horroroso mesianismo, orquestado por lambiscones adulantes; mesianismo que raya ya en lo grotesco?… ¿Seguiremos presenciando la política de focas -o perros de taxista-?... No creo que quienes estamos con el proceso nos merezcamos ese escenario…

Venezuela tiene una oposición la cual se niega a reconocer que en Venezuela la mayoría son los pobres e insisten en abrogarse una mayoría que nunca han tenido… Aquellos burgueses y clase media aburguesada quienes se acostumbraron ver los cerros con desprecio y la provincia venezolana como algo que no era de su incumbencia… Personajes quienes aún piensan que en los ranchos viven vagos y delincuentes y que los pueblos venezolanos tan solo sirven para obtener buenas cachifas…

Pero resulta, que muchos personeros del gobierno parecieran que pensaran igual o que no lograran ver -y más que verlo, entenderlo- que esta Venezuela moderna es otra, que el pueblo despertó, que ya no acepta cuentas de colores o espejitos… que si bien la época de brincar charcos, de la dadiva de láminas de zinc o de sacos de cemento pasó; también pasó el tiempo que al pueblo se puede engañar con falsas promesas y con proselitismos baratos, con shows histriónicos o circenses…

Mucho se ha avanzado, el pueblo –gracias a la Revolución- éste se ha instruido, y ojo, hay que descuidar la inteligencia natural del venezolano, esa que muchas veces supera a la de sus políticos. Ese pueblo ha aprendido a exigir responsabilidad, coherencia y eficiencia a sus líderes, y la única forma que tiene de recompensar o castigar es con su voto, el cual o lo da o lo niega según su libre albedrío.

Ese pueblo, quien logro su protagonismo, no va a dejar que nadie se lo arrebate… La “oposición” y el “gobierno” deben comprender que si quieren ganar el favor de la población –ganar sus votos- deberán presentarse llana y sinceramente y no con promesas fatuas, vanas o vacías que solo representan una posición hipócrita y advenediza para su propio beneficio o el de grupos; el pueblo llano –esa mayoría- intuye la falsedad, la lee el rostro, la mirada de los líderes; o como se dice en buen venezolano “no come coba”…

Claro que el actual gobierno tiene una serie de logros, encomiables, pero no es menos cierto que ha contado con recursos más que suficientes para alcanzarlos –como era su obligación- ya se encarga el propio gobierno de enumerarlos hasta la saciedad… Tampoco quiero comenzar a enumerar los fracasos producto muchas veces de un ridículo mesianismo, ni tampoco mencionar los “argumentos” muchas veces ridículos para justificar los fracasos de personeros que son “premiados” con enroque por sus metidas de pata… Lo que sí quiero resaltar que ese pueblo si es capaz de comparar las dos posiciones, y aprendió a entender lo que es obligación de quien gobierna, y que juzga severamente el fracaso de sus personeros…

No es precisamente quien les escribe quien está llamado a mostrarles el camino a los líderes mentecatos de uno u otro lado… Aún cuando recuerdo que a raíz de nuestra única derrota electoral, escribí un artículo que titulé “Ellos no ganaron, nosotros perdimos”, me permito ofrecerles -a ambos- ese título para que recapaciten, y traten de ver, en el resultado de estas últimas elecciones, las causas de su fracaso… Tal vez así puedan mejorar su empeño para el bien de ese pueblo al cual se deben.

Y por último, felicidades, pueblo de Venezuela… quien dando muestras de su natural sapiencia, dio una lección, por igual, a uno y otro bando… Ojalá estos nuevos líderes, recién electos, puedan –con esta experiencia- administrar responsablemente ese compromiso que hoy el pueblo le coloca en sus manos y formen una asamblea donde puedan encontrar aquella síntesis que beneficie al común y no a mezquinos intereses de pocos, logrando así mejorar aquellas cosas las cuales, por un motivo u otro, aún no funcionan como debería ser.


Nos vemos en las teclas…


JotaDobleVe
Voorburg, Holanda
JotaDobleVe@GMail.Com
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