25 octubre 2006

AMOR MÍO, MUCHO TE AMO,

pero más te amaré…
..."Usted es bueno, excelente, inimitable; jamás diré otra cosa sino lo que es usted. Pero, mi amigo, dejar a usted por el general Bolívar es algo; dejar a otro marido sin las cualidades de usted, sería nada.
¿Y usted cree que yo, después de ser la predilecta de Bolívar, y con la seguridad de poseer su corazón, preferiría ser la mujer de otro, ni del Padre, ni del Hijo, ni del Espíritu Santo, o sea de la Santísima Trinidad?..."
-Manuela Sáenz-


Por: José M. Ameliach N.

Manuela Sáenz nace el 27 de Diciembre de 1.797 en Quito, Ecuador, de padres ricos, estudia en un convento de monjas y de Quito pasa a Lima en donde la hacen casar con un próspero comerciante inglés de nombre James Thorne. En Lima organiza equipos de apoyo al ejército del general José de San Marín y por ello se hace acreedora de la condecoración Orden de la Caballeresa del Sol.

Al concluir la Campaña del Sur, con el triunfo del Libertador en Bomboná y Pichincha, Manuela es informada de que se proyecta realizar un recibimiento memorable a Simón Bolívar en la ciudad de Quito, por lo que parte para allá con la finalidad de ayudar en el arreglo de tal evento. El 16 de Junio de 1.822, en la entrada triunfal del Libertador a la ciudad, uno de los ramos de flores lanzados a Bolívar desde los balcones de algunas viviendas le da en el cuerpo y, al volver la cara, ve a una mujer llena de gozo infinito que le envía saludos y besos; era Manuelita.

Ellos se encontrarán en bailes y otros actos festivos, surgiendo entre los dos un alto vínculo emocional, y en el transcurso de tres meses ya son amantes. Seguidamente Manuela manifiesta a Bolívar que quiere colaborar en su gestión, tal es su insistencia que Bolívar le encarga su archivo privado, y desde entonces acompaña a Bolívar en diversas acciones de guerra; siempre en la retaguardia, sin embargo, el 9 de diciembre de 1.824 y al lado del general Sucre toma parte activa en la Batalla de Ayacucho

El cargo que ostenta Manuela lo toma muy a pecho y entonces resuelve dedicarse a defender al Libertador de todos quienes se atrevan causarle algún mal y para ello crea una especie de Centro de Inteligencia con la ayuda de algunos militares de su confianza y la cooperación incondicional de dos leales sirvientas; por lo que en muchas oportunidades evita a Bolívar muchos ataques verbales, intrigas y acciones en su perjuicio. Entre las más significativas: La conspiración del coronel José Bustamante, que hace fracasar el 25 de Enero de 1.827, en Lima. Hacer salir a Bolívar de un baile de disfraces donde atentarían contra su vida, el 6 de Agosto 1.828 en Bogotá. Y la más publicitada, el 25 de Septiembre de 1.828 en el palacio de San Carlos, Bogotá, cuando Manuela se interpone personalmente entre unos asesinos y logra que el Libertador salga por una ventana salvando la vida; es por esta valerosa intervención que se le conoce como “LA LIBERTADORA DEL LIBERTADOR”.

Manuela, para el tiempo en que comienza su relación con Bolívar era rica, instruida, de espíritu altivo y estaba, como suele decirse, bien casada, por consiguiente, la unión que tuvo con Bolívar solo pudo ser por amor, puro amor, eterno amor, y Manuela preserva ese amor hasta el fin de su vida ocurrida en el pueblito de Paita, Perú, el 23 de noviembre de 1.856; donde fue confinada por ser considerada muy peligrosa por los usurpadores del poder. Manuela fallece de difteria 26 años después que su adorado Bolívar, su cuerpo enterrado en una fosa común y sus pertenencias, incluyendo un cofre en donde guardaba con gran celo cartas y documentos del archivo personal del Libertador, incineradas.

Próximo a cumplirse 150 años de la muerte de la concubina de Bolívar, se dedica este escrito al amor sincero y desinteresado de aquella mujer, y de muchas otras que en el mundo han dado, dan y darán su inalterable amor a otro ser, que desterrada y en la más espantosa pobreza paga el pecado de haber amado intensamente al Libertador Simón Bolívar, al que protegió fielmente de sus enemigos y traidores en vida como después de muerto. Y a Manuela, como último testimonio de aquel gran amor, Bolívar en camino al ostracismo le escribe el 11 de Mayo de 1830:
MI AMOR, TENGO EL GUSTO DE DECIRTE QUE VOY MUY BIEN Y LLENO DE PENA POR TU AFLICCIÓN Y LA MÍA POR NUESTRA SEPARACIÓN. AMOR MÍO, MUCHO TE AMO, PERO MÁS TE AMARÉ SI TIENES AHORA, MÁS QUE NUNCA, MUCHO JUICIO. CUIDADO CON LO QUE HACES, PUES SI NO, NOS PIERDES A AMBOS PERDIÉNDOTE TU. SOY SIEMPRE TU MÁS FIEL AMANTE.
Por: José M. Ameliach N.
Octubre 2.006

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