Una reflexión sobre este grave problema de salud pública en Venezuela.Un narcisista centra todo su interés sobre su propia persona. Es un ser egocéntrico que se cree el centro del universo. El narcisista se cree enormemente importante, considerándose por encima de cualquier persona que lo rodee. Tiene una gran necesidad de sentirse aprobado y admirado por los demás, quienes, sin duda, tienen que saber lo maravilloso que es. Siente que merece una gran admiración y respeto por parte de los demás, de quienes espera que deseen de buena gana satisfacer todos sus deseos y darle un trato especial (como perdonar sus errores).
Por, Martín GuédezLa crisis de los partidos políticos de la IV negándose a morir -con todo derecho y razón, todo el que va a morir patalea- y la toma del relevo por parte del partido mediático ha destapado una cloaca difícil de sellar sin graves daños. En entrevista publicada por el New York Times a Gustavo Cisneros, se confirma claramente la naturaleza de esta crisis. Reconoce Cisneros, que los medios se convirtieron en oposición política con el fin de derrocar al gobierno bolivariano. Reconoce también, que él se dio cuenta de que necesitaban "reponerse" y se dejó de eso. Yo diría que "no se dejó de eso", sino que, inteligente al fin, sabía la debacle comercial a la que se exponía si continuaba apretando el acelerador. Lo que sí demostró Cisneros es la torpeza, obcecación, terquedad y ceguera de sus pares, Granier, Zuloaga, Ravell, Otero y Mata, amén de los secuacillos regionales, tanto o más ciegos que sus líderes nacionales.
Estos medios han caído en su propia trampa. De tanto ensayar, inventar y vivir en la virtualidad han terminado atrapados en ella. Como a Narciso, aquel personaje de las Metamorfosis de Ovidio, la atracción por la laguna espejada los llevó a fascinarse ante el reflejo de su propia imagen y se precipitaron en ella. Como a Narciso, en ellos se cumplirá el presagio, al contemplarse morirán. Freud, definió el narcisismo como la actitud del yo del sujeto a dirigir sus miradas a sí mismo obviando lo externo. Así, esta postración ante el yo es el camino cierto a la paranoia, la locura y la muerte.
Si se ven, con cierto grado de imparcialidad y curiosidad, podremos ver como han generado un círculo vicioso en el cual sólo existen ellos mismos. Los titulares del medio impreso son el "material del día" para el medio radiofónico o televisivo. Esto ocurre, sin solución de continuidad en cualquier otro sentido de la torta mediática. La "investigación" del medio audiovisual pasa a ser el titular del medio impreso sin el menor problema. Se ven, se oyen, se leen, ad infinitum, ellos mismos. Nada de cuanto esté fuera de ellos existe. El mundo comienza y termina en sus salas de redacción o en las oficinas de los gerentes de los medios audiovisuales. Se ufanan, engolosinados hasta el placer orgásmico, aportando ideas para "ahora sí" tumbar al Teniente Coronel. ¡Te felicito, chamo, ahora sí lo jodemos!, ¡dale, dale, con esta lo jodemos!, se aplauden entre ellos al llegar a restaurantes de lujo, ¡sigan, sigan, tumben el mono ese! (Esto lo admitió en el programa de Kiko en Globovisión, Norberto Maza de "Grado 33" acompañado de su esposa)
Es destacable el hecho que origina esta especie de rotación autorreferencial de los medios de distinto tipo. Está determinada por la comunión de intereses entre los dueños de unos medios y otros. Acabamos de ver cosas absolutamente impensables, verdaderos esperpentos; de un lado periodistas creyéndose dueños del medio, defendiendo los intereses del explotador y olvidando su condición de clase, y del otro, un medio (Globovisión) dejando de competir con otro, ofreciendo sus espacios, "cuidándole la audiencia"...¡fin de mundo!, o el mundo al revés como señala Galeano. ¿El resultado? Esta aberración del capitalismo que estamos viendo. Capitalistas que no compiten y sindicatos de trabajadores defendiendo a los patrones.
Por fortuna para el pueblo venezolano ya no engañan a nadie salvo a sus propios disociados. Estos últimos si están en fase terminal. Estos últimos, advierto, lo mismo que los loquitos de este lado de la talanquera, no tienen remedio. Son y serán un grave problema de salud pública. No es posible darles "sopita de alacrán", descalificaciones personales, odio e intransigencia a los adictos sin generar graves desequilibrios en sus psiquis. Una grave responsabilidad de todos que debemos ejercer antes que nos veamos envueltos en sucesos absolutamente indeseables.
¡Manos a la obra!Por, Martín Guédez
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