01 diciembre 2007

Hubiese sido la hecatombe si Chávez las recibiera

Las pruebas de supervivencia sí iban para Chávez, pero el gobierno colombiano las interceptó
La insensatez de Bogotá obligará a tomar drásticas medidas porque las FARC no pueden correr y asumir gratuitamente el riesgo que le sean detenidos otros emisarios. Lamentamos profundamente que la totalidad de los familiares no puedan recibir, como era nuestro deseo las pruebas de vida de sus seres queridos en esta navidad. Esto nos reafirma en la certeza de que Uribe es un saboteador. Con un Uribe actuando de esa manera nunca habrá canje,
dice el comandante Ivan Marques.

Por: Juan Carlos Vallejo
(especial para ARGENPRESS.info)
Fecha publicación: 30/11/2007


Cuando el narcopresidente de Colombia 'le dio la patada a la mesa', como bien lo dijo el presidente Chávez, no era por una llamada a un militar, sino que obedecía a un acto de desespero: había que evitar, a como diera lugar y al costo que hubiese que pagar, que las pruebas de superviviencia las recibiera Chávez, pues el paragobierno colombiano había detectado a los emisarios que las llevaban, gracias a los seguimientos a la díscola senadora Córdoba y a su poco prudente accionar, pues dejaba huellas como un elefante en un pastel. Todo lo contaba y, por lo tanto, todo se lo escuchaban y a todas partes la seguían. (La prueba es que por poco se cargan a Raúl Reyes).

Las evidencias en manos de Chávez, hubieran extendido al espacio sideral su popularidad y protagonismo, dando al traste con los planes de desestabilización y aislamiento internacional que se venían desarrollando contra Venezuela desde meses atrás. De igual forma, las FARC-EP habrían cumplido su palabra y demostrarían al mundo que sí querían la paz de Colombia, haciendo ver al cuestionado y tenebroso presidente colombiano como un pelele. Que de hecho ya lucía como tal ante la opinión pública internacional.

No de otra manera se podía interpretar el que en un acto que rompía con todos los moldes de la diplomacia internacional y ponía en grave riesgo las relaciones entre ambos países, como en verdad ocurrió, el paragobierno colombiano se la jugara y suspendiera, sin un serio fundamento y de una forma burda, los buenos oficios del presidente bolivariano y la senadora antioqueña. Máxime, cuando se veían los resultados y reconocían los logros por propios y extraños en tan corto tiempo. Cabe recordar que siempre los dos mediadores confiaron (y lo anunciaron) en que las pruebas venían en camino y las sendas cartas de Simon Trinidad e Iván Márquez, leídas por la senadora Córdoba en una intervención televisada en el narcocongreso, así lo facilitaban.

Las palabras pronunciadas por El Supremo de Colombia para justificar su indignante actuación, no fueron suyas. Como marioneta de ventrílocuo, repitió al pié de la letra y en español, las mismas viejas consignas imperiales:

El 28 de octubre de 2004, el Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Roger Noriega, en el Inter-American Defense College de Washington D.C., pidió que se aplicara la Carta Democrática de la OEA a Venezuela como mecanismo eficaz contra la amenaza que representaba para la democracia, la estabilidad y la paz en América Latina.

El 19 de enero de 2005, el Washington Post publicaba las palabras de la Secretaria de Estado, Condoleezza Rice, ante el Congreso de los Estados Unidos, diciendo que el presidente Chávez minimizaba la democracia en Venezuela y desestabilizaba la seguridad de la región Latinoamericana.

El 25 de febrero de 2005, el Director de la CIA, Peter Gross, ponía a Venezuela en la cima de la lista de países latinoamericnos descritos como 'áreas de preocupación', pues podían desarrollar un potencial papel desestabilizador en la región.

En el New York Times de mayo 22 de 2005, Noriega volvió a la carga. Le pedía a la OEA crear mecanismos para supervisar la calidad de la democracia y el ejercicio del poder en América Latina.

Y en junio 5 de 2005, la Secretaria de Estado de los Estados Unidos, en clara alusión a Venezuela, insistía a la Asamblea General de la OEA en Washington D.C. sobre los mismos mecanismos de supervisión para Latinoamerica.

Queda pues claro que Uribe no actuó espontáneamente. Había razones de peso, 'razones de Estado', para sacar a sombrerazos al incómodo Chávez. Y esas razones estaban sustentadas en que por nada del mundo las pruebas podían llegar a manos de Chávez.

Los titulares de los medios colombianos tratan hoy de dar el crédito al paragobierno sobre las pruebas de supervivencia. Por ejemplo, El Tiempo en internet, noviembre 30 de 2007, titula: 'Gobierno reveló pruebas de vida de secuestrados en poder de las FARC'. Pretendiendo que es el paragobierno quien tiene el crédito, como si las hubiera recibido o hasta colectado. Pero lo que en realidad se colige es que sí habían pruebas en camino y éstas iban para Chávez.

Y la pregunta que resulta ante todo esto es clara: ¿Qué hubiese pasado si estas pruebas de superviviencia interceptadas las hubiera recibido Chávez?

Por: Juan Carlos Vallejo

JotaDobleVe Opina

Está claro, Uribe actúa bajo el más profundo egoísmo personal, y siguiendo instrucciones de sus amos gringos... El narcopresidente colombiano se erige así como el único responsable del futuro de los rehenes y con esta acción saboteadora, de unas gestiones que llevaban muy buen rumbo, sentenció su futuro... No hay argumentos que disculpen a este personaje... no los hay.

JotaDobleVe

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