Allí se tocan varios temas que llaman a la reflexión en un mundillo tan elitista como es el de los médicos.
Por: Carlos Rodríguez Rojas (*)
Les escribo, pues consideré conveniente hacer público el discurso de grado que pronuncié el día 14/12/06 como acto final al recibirme como Medico Cirujano en la ciudad de Barquisimeto, UCLA.
Cuando mis compañeros me escogieron para darles estas palabras, ellos sabían a lo que se estaban exponiendo, porque yo no vengo aquí a decirle cosas cursis como que estamos terminando una etapa y que no tengo palabras para describir mi alegría, pues ahora es cuando tengo cosas que decirles.
Tal vez lo mas importante es hacer una pequeña reflexión de nuestra labor en la sociedad, porque al parecer a muchos se les ha olvidado, que nosotros estamos aquí es para ayudar al necesitado, en una misión interminable de amor, de hermandad y de entrega, y esos necesitados, ese pueblo falto de atención médica, ese pueblo que se muere por una diarrea o una desnutrición, no va a la consulta de las clínicas Privadas, pero nosotros estamos contando los días en que se termina la rural para salir del monte y poder trabajar en esas clínicas y comenzar a hacer dinero.
Y con eso en mente, de que somos seres externos a las comunidades en la que vamos a trabajar sean ambulatorios rurales o internados en hospitales, nos auto otorgamos el derecho de maltratar a los pacientes, de gritarles si no entienden las indicaciones, de devolverlos sin haberlos vistos porque no se han bañado, entre tantas otras groserías que vemos a diario.
Pero lo peor del asunto, es que por encima de todo esto, de que en el fondo no queremos estar en las rurales atendiendo gente que llega con los pies sucios, nos damos el lujo de criticar con toda nuestra saña, a otras personas que si lo están haciendo con todo el cariño del mundo, dejando a su familia mucho mas lejos que nosotros, metiéndose en una montaña que no conocen, en una ciudad que no conocen, en un país que no conocen.
Yo no discuto que los médicos cubanos no estén tan adelantados como nosotros en cuanto a medicamentos, técnicas y protocolos, pero deben tener un corazón gigante, porque ellos, esos médicos cubanos de quienes hablamos pestes en cada oportunidad que tenemos, ven a su familia dos veces al año, y nosotros no queremos ir a hacer rural a cuatro horas de distancia de nuestra casa porque nos parece lejos, y ojala que esos seres grises que ya están criticando estas palabras no piensen que la diferencia es que a los cubanos les pagan millones de bolívares, porque si a nosotros nos pagaran el TRIPLE de lo que ellos reciben, todavía no quisiéramos ir a atender a nuestro mismo pueblo VENEZOLANO, que lo que quiere es atención médica, sin importar donde se hayan graduado.
Y queriendo evadir responsabilidades, bueno, les puedo decir que la culpa no es toda nuestra, es culpa de la formación que tuvimos durante casi siete años en este monstruo de concreto, donde nos enseñaron con aquel famoso currículo oculto, que los médicos que se quedan en los pueblos son unos mediocres que nunca pudieron hacer un postgrado, y que el éxito esta en ser ese adjunto ultra especializado que pasa revista en corbata y maltrata pacientes, bachilleres, internos y residentes por igual.
Y es que ya nos acostumbramos a que el triunfo profesional lo determina el modelo de la camioneta que manejes y por supuesto el ojo clínico, pues mientras puedas hacer el diagnóstico sin tan siquiera tocar al paciente o por lo menos mirarlo a los ojos eres mejor médico, tratando a los pacientes de forma dual, gritándoles y mal tratándolos en las mañanas en la consulta del hospital, pero recibiéndolos hasta con café en la consulta privada de la tarde.
Sin embargo yo sigo teniendo fe en mis compañeros de promoción, ojala y mis palabras tan siquiera rocen una pequeña fibra y por lo menos cuando le estén devolviendo a la patria los siete años de educación y formación que les dio, lo hagan con buen ánimo, con ganas de seguir trabajando por las comunidades y por el país, y que no se sumen a esa famosa fuga de cerebros, cuando después de recibir educación gratuita, y eso de gratuita entre comillas pues es la carrera mas costosa del mundo, algunos desalmados cometen un fraude a la patria, y se van del país porque allá tienen supuestamente mejores posibilidades. Y que les ofrecía Holanda, o Dinamarca o Canadá para que fuesen a vivir allá cuando estaban en primer semestre? Obviamente ellos lo que quieren son profesionales gratis, y se ahorran toda la inversión en la formación, y eso sin lugar a dudas es una ESTAFA a la nación.
Y a pesar de que mis palabras suenen a política, no importa si individualmente apoyan al gobierno o a la oposición, todos nosotros nos debemos al bienestar de nuestra comunidad, pues la salud de los venezolanos es una cuestión de estado, no de gobierno, y es de nosotros, de quienes depende que los proyectos que tenemos para sacar adelante nuestro país funcionen, en nuestros pequeños bastiones de la salud, paso a paso, paciente a paciente, sin importar que sea ALCA o ALBA, si es Derecha o Izquierda, lo importante es el paciente, es la vida de nuestros congéneres, es el orgullo de ser un verdadero médico Venezolano.
Con todo esto en mente, ahora si les puedo desear éxito profesional a todos mis compañeros. Felicitaciones y gracias a todos a los que nos brindaron su apoyo y creen firmemente en este proyecto que se llama Venezuela.
Este es un BLOG personal, no tengo la obligación de publicarle a nadie.
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HIPOCRESÍA
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-Helder Camara-
EL ANALFABETA POLÌTICO
El peor analfabeto es el analfabeto político
No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos.
No sabe que el costo de la vida, el precio del poroto, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas.
El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política.
No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.
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