¿Comerciantes o Ladrones?...Siempre el ladrón tiene miedo de la Justicia.
-Simón Bolívar-
Por: Vidal Chávez López - Tomado de: Aporrea -16/02/07 -Como un auténtico activo circulante veo venir a lo lejos a Diana Carolina Beracasa Brandt de La Sota. Después de cruzar la avenida, mi bella amiga atraviesa la Plaza Altamira con paso firme y seguro, como si marchara en una pasarela infinita. Camina y mueve con gracia circunspecta su Índice de Masa Corporal (IMC), hasta hacerme palidecer desde acullá.
Luce impecable, luego de patear y calentar con otras damas del oposicionismo los pasillos de los fashion mall Tolón, San Ignacio y El Sambil. De bienvenida, le estampo un beso en la mejilla de su rostro nutrido de luz de amaneceres.
Por sugerencia de ella, habíamos acordado encontrarnos en la Plaza Altamira. Estuve tentado a decirle que nos viéramos en un sitio más apropiado, pero para no contrariarla terminé aceptando el lugar de la cita. “Allí me siento totalmente libre como un dólar en el mercado paralelo y liberada como el precio de la carne en los supermercados de los mall. Además, tengo un interés preferencial de sentarme en los bancos de inversión de Plaza Altamira”, me dijo como si ambos formáramos parte de una sólida sociedad de capital de riesgo.
Al igual que hizo Prometeo, que le robó el lenguaje a los dioses para dárselo a los hombres, Diana Carolina, como toda la oposición, le sustrajo la palabra al FMI, Consecomercio y Fedecámaras para hablar en términos económicos desde que se desató la especulación y el desabastecimiento en todo el país. “Vidal, para que nos podamos entender debes omitir el término especulación y hablar sólo de ciclo alcista de la economía”, me dijo cuando osé comentarle el precio astronómico que había alcanzado la carne y otros productos de la cesta básica.
-No se tú, pero yo estoy dispuesta a pagar el kilo de carne al precio que sea, con tal de que Chávez se vaya. Como derrochadora profesional, la sociedad civil está dispuesta a pagar precios altos y apoyar el acaparamiento del azúcar y la leche, si eso garantiza la caída del rrrréeeeegimen. Por lo tanto, queremos y aplaudimos que la inflación se dispare hasta más allá de Júpiter, ya que es insoportable tres años de expansión indetenida de la economía, afirma.
Mientras se acomoda su falda de pétalos bordados en cristales Swarovski y hurga en su cartera Louis Vuitton, sin pausa Diana Carolina prosigue en su andanada de aguijones centellantes: “Después de derrocar al autócrata, vendrán mesas llenas de carne de caza, salmón, queso gruyére, lechón, bisque de langosta, huevas de esturión, pescados ahumados, ostras, mero a L´ancienne con Beurre blanc y Jus de Ave, acompañado con tocineta, papa baby y champiñones y muchas botellas de champaña Veuve Clicquot Ponsardin Brut. ¡Vivan las roscas de los alimentos y el acaparamiento de alimentos!”.
La miro fijamente. Observo que el arranque violento, la palabra candente sin sentido común, le borró la sonrisa y la dejó pecho arriba. Prosigue con su discurso arrojado como un misil que sólo se justifica matando.
-La Comisión de imagen, estrategia y doctrina de la oposición está recogiendo firmas para solicitarle a la OEA, la ONU, la Otan y al Tribunal de la Haya el cierre inmediato de las Casas de Alimentación, de los Mercal y la eliminación del Indecu y el Seniat, porque están impidiendo el triunfo de la inflación, la especulación y el desabastecimiento en Venezuela. La regulación de precios viola nuestro derecho humano a respaldar la vida cara para que caiga Chávez.
Explica que “sólo un gobierno totalitario puede eliminar el IVA a la carne, al cerdo, la avena, al queso blanco y la mayonesa. Subsidiar al maíz, arroz, el sorgo y la caña de azúcar. Además anunciar que desde el 1 de julio el IVA disminuirá de 14% a 9%, con la finalidad de abatir la inflación en 3 por ciento”.
-Si te desagradan todas las medidas anti inflacionarias que se están tomando, ¿cuál es el mensaje del oposicionismo para que el gobierno logre eliminar la especulación?, le pregunto a Diana Carolina Beracasa Brandt de La Sota a manera de despedida.
Acomodándose sus lentes Boucheron, me mira de arriba abajo y expresa bufando:
“¡Con mis especuladores no te metas!”.
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