10 septiembre 1990

La salud del El Libertador Simón Bolívar



La salud del El Libertador
Simón Bolívar
Recopilación por J. W. de W
Una de los misterios de nuestra historia, se relaciona con la muerte de Simón Bolívar, los médicos actuales quizá por lealtad profesional repiten lo aseverado por sus colegas: "Bolívar muere de Tuberculosis" en Santa Marta el 17 de Diciembre de 1830. 

Pero de los informes finales del médico Revérénd no queda muy claro ésta, como la causa de la muerte; este enfermero de campo, más practico que médico, y quien fuese duramente criticado por su mala praxis por el eminente médico venezolano José (Pepe) Izquierdo (¿FUE MÉDICO REVÉRÉND?). Más Pepe Izquierdo fue tildado le "loco" y sus denuncias tomadas muy poco en cuenta; pero bien pudo ser que Revérénd en su afán de mejorar la salud del Libertador (por su impericia) lo que logró precipitar aún más su agonía, agravando una tuberculosis (que según algunos, bien pudo ser una fuerte gripe viral) que para ese momento no representaba mayor riesgo pero, según Pepe Izquierdo, los seis vejigatorios con cantárida aplicados por Revérénd resultaron fatales.

Galenos eminentes pertenecientes  la SOCIEDAD VENEZOLANA DE LA HISTORIA DE LA MEDICINA hacen un sesudo estudio en 1963 (HA MUERTO EL LIBERTADOR) el cual es publicado en 1980 por el rectorado de la UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA (y que ha servido de base trabajo del profesor Salazar, del cual más adelante publicamos una parte); en HA MUERTO EL LIBERTADOR se sugiere que el deceso de Bolívar pudo ser consecuencia de una recurrente "colitis aguda febril de naturaleza amibiana" (y no muy bien tratadas agregaría yo).  En ese estudio se menciona (repetidamente) tratamientos a base de "ARSÉNICO" o de "COMPUESTOS ARSENICALES" lo que abre la puerta a deducciones (especulativas) que podrían llevarnos a un "envenenamiento medicamentoso" a través del tiempo; el cual alcanza un nivel de saturación orgánica entre 1828 y 1830, lapso durante el cual la salud de El Libertador parece deteriorarse a pasos agigantados.  

Pero haría falta un nuevo análisis, desde el mas serio punto de vista forense, que estudie tanto la práctica médica, como la farmacopea durante el primer tercio de aquel siglo, sin dejar a un lado la homeopatía y saber si los "remedios" arsenicales suministrados a Bolívar pertenecían, o no, a esta última escuela médica (la cual no está muy bien vista por la medicina tradicional moderna).

 El profesor Luis Salazar Martínez en su libro "El Parricidio de Santa Marta, Simón Bolívar asesinado" lanza una novedosa teoría que debiera ser analizada por los historiadores modernos; puede ser que la velocidad de los acontecimientos, en ese 1830, y la forma repentina con que se deteriora en los últimos días la salud del Padre de la Patria, podrían crear suspicacias en ese sentido; la teoría del Profesor Salazar tiene la valides de cualquier otra teoría y deberá ser confirmada por una investigación seria en el futuro.
Para analizar la salud  (y la posible causa de la muerte del Libertador) me he permitido duplicar completamente el Capítulo 1 del antes mencionado libro, e independientemente de la posición del Profesor Salazar (posición que respeto profundamente,  más que no  la comparto) considero que ese Capítulo por sí solo representa un formidable estudio sobre el Libertador y de su salud a lo largo de su vida; y debe servir de base a cualquier información seria sobre este tema. Donde el Profesor Salazar habla de "envenenamientos" y de "atentados", bien podría ser por ello o por fortuitas y recurrentes enfermedades; las cuales mal tratadas por la farmacopea de la época (y con pobre control) pudieron tener como consecuencia el desenlace fatal del 17 de diciembre de 1830.
Capítulo 1
 ALGUNAS ENFERMEDADES Y
LO QUE NO DICE LA AUTOPSIA.

 No pretendo pormenorizar las enfermedades del Libertador sino resaltar algunos de sus padecimientos.  He consultado la obra "Ha muerto el Libertador" 1 publicada por ediciones del Rectorado de la Universidad Central de Venezuela en 1980, así como también algunos retratos como "evidencias" parciales para, para ubicar la sintomatología conocida enfatizando, por supuesto, los envenenamientos sufridos en varias ocasiones y en diferentes épocas.

 Es de acotar que Bolívar practicaba un excelente régimen alimenticio más bien vegetariano, no fumaba, bebía muy poco y tomaba raramente café.  En la medida de las posibilidades, hacía cultivar un pedazo de terreno para consumo personal pero tenía un gran defecto: no tomaba medicinas oralmente ni aún en las peores citaciones y jamás  consultaba médicos sino hasta Diciembre de 1830 cuando buscó quien lo atendiera. Gabriel H. Pineda 2 cita el diario del propio Revérénd, que Bolívar se curaba a si mismo "mediante un tratado de higiene que siempre lleva consigo".

 En la obra publicada por la U.C.V. encontramos que, a menos de dos meses de su fallecimiento, decía El libertador:

 ".porque no hay buen medicamento para quien no lo toma, pues ésta es mi mayor enfermedad y lo peor es que es irremediable; porque prefiero la muerte a las medicinas.">>> (Pág. 451)

 Claro que, en condiciones normales, es una posición muy lógica en quien se sabe tener una constitución resistente y comprende que sólo la comida puede causarle daños por lo cual se ceñía a una dieta racional, según el caso. Su forma de curarse, cuando se veía en situaciones extremas era "vomitando bilis" y aún sostenía en sus últimos meses:
 "Yo conozco y los Profesores me lo han aconsejado que debo navegar para remover mis humores biliosos y limpiar así mi estómago por medio del mareo, lo que para mi es un remedio infalible, ya que no puedo vencer la repugnancia de tomar remedio por la boca">>>  (Pág. 449)

 Aunque dijo a Urdaneta a principios de 1830 (Pág. 449):

 "quién sabe si yo me estoy matando por no hacerme nada y siguiendo un régimen errado">>>

 Pero es que El Libertador no le cabía la idea de estar siendo envenenado a pesar de la serie de males que, en poco tiempo, lo había convertido prematuramente en un anciano de 80 años, que no podía caminar sin la ayuda de un edecán o de su sobrino y acusaba al clima, a los sitios donde residía o por donde transitaba (el calor le atacaba los nervios y el frío llamaba al reuma) como causante de sus achaques pero jamás inculpaba a persona alguna, mientras su organismo se colapsaba progresivamente llegando a pesar unos 27 kilos.

 "Yo sufría antes de bilis y contracción de nervios y ahora ha resucitado mi antiguo reumatismo; así es que cada remedio, o cada precaución que tomo para impedir el progreso de cada una de las enfermedades, perjudica a la otra muy frecuentemente">>>,

 .escribía desde Soledad en octubre de 1830 (Pág. 448) y a Urdaneta el 6 de noviembre:  

 "Mi mal se va complicando y mi flaqueza es tal que hoy mismo me he dado una caída formidable, cayendo en mis propios pies sin saber cómo y medio muerto">>>  (Pág. 452)

 "Mis males van de peor en peor, ya no puedo con mi vida, ni la flaqueza puede llegar a más">>>

 .le escribe a Montilla el 23 de septiembre (Pág. 454) mientras que el 24 (Pág. 455) le dice a Justo Peña que:

 "Sólo los que me han visto pueden tener una idea del estado de flaqueza y de debilidad en que estoy">>>

 .cuando llega a Santa Marta el 1° de diciembre (Montilla envió el bergantín MANUEL de Joaquín de Mier) y tienen que llevarlo en una silla de mano.  Dice el doctor Beaujón (Pág. 456) que estaba: "lívido, descarnado, con la pupila apagada parecía un cadáver escapado de la fosa

 Y para colmo de males, un bendito hipo recurrente desde el 5 de diciembre.

 El primer envenenamiento, durante su estadía en San Cristóbal del Táchira en 1820 --- curado con bebidas arsenicales --- no lo denunció como atentado; luego, en 1824 en Plativilca, Perú, sufre otro envenenamiento --- combatido con el mismo tratamiento ---  y finalmente el definitivo en 1830, ante el cual sucumbe, pero nunca delató tales agresiones contra su integridad física como acciones premeditadas.

 Se han resaltado estos tres momentos (aunque dividiré sus padecimientos en cuatro partes) por las lesiones orgánicas desencadenadas y si bien soportó otras enfermedades, la intoxicación sistemática a partir de 1828, finalmente debilita sus defensas y lo hace sensible a contraer otras dolencias, llamar padecimientos viejos, manifestar síntomas de engañoso diagnóstico, permitiendo agravarse un resfriado que en menos de dos años degenera en tuberculosis mortal, que los conjurados propician por todos los medios y que ha sido expuesta y sublimada para validarla en forma irrebatible.

 Se podrá argumentar que El Libertador había realizado una obra gigantesca y vivido en campaña militar muchos años, tramontando páramos, atravesando ríos y quebradas posiblemente contaminadas, consumido agua y alimentos en mal estado, permanecido bajo la lluvia, el sol o a la intemperie y en lugares malsanos, por lo tanto haber contraído dolencias y enfermedades ocultas y manifiestas, e incluso insoportables padecimientos morales. pero es que los demás revolucionarios de aquella histórica gesta no se quedan atrás; algunos menos, otros más, pero que al final de cuentas, solamente Bolívar estaba físicamente acabado, destruido materialmente .a los 47 años de edad!!!

 Veamos, escuetamente lo sucedido al General Rafael Urdaneta: 

 "El General Urdaneta en 1818 fue herido en la batalla de Semen lo que le ocasionó algunas molestias; en 1820 contrae reumatismo, producto de marchas intransitables en donde le tocó dormir 10 noches sobre el lodo, esta enfermedad le perturbó por más de seis años. Al terminar la guerra de independencia, después de tanto padecer, perdió el ojo izquierdo, pero pese a sus quebrantos de salud seguía al frente de sus responsabilidades.

Ya para 1845 estaba muy afectado por sus múltiples quebrantos físicos, pues, un cálculo vesical, que hoy se conserva en el Museo Histórico R. Urdaneta, le causa la muerte en París el 23 de agosto de 1845 cuando tenía 56 años de edad" 3.

 De la obra publicada por la U.C.V. consulté la parte de la investigación documentada (EL LIBERTADOR ENFERMO) presentado por el fallecido doctor Oscar Beaujón a la reunión de médicos para tratar de establecer con exactitud, la causa específica de la muerte de Bolívar, documentación realizada majo los auspicios de la SOCIEDAD VENEZOLANA DE HISTORIA DE LA MEDICINA el 27 de junio de 1963.  Trabajo de equipo profesional donde abundan las frases y dictámenes técnicos, en el cual, como es evidente, el doctor Beaujón pone expresiones en boca de El Libertador a manera autobiográfica.

 Al final de este capítulo transcribo literalmente la posición final de los galenos resaltando que todos concuerdan que en San Cristóbal y Plativilca sufre los momentos más álgidos de las enfermedades y los doctores inducen como sintomatología: "cólicos y colitis aguda febril de naturaleza amibiana" (Pág. 471). En San Pedro Alejandrino, convergen también ya que la bilis negra la definen como "heces teñidas de sangre vieja de procesos colónicos crónicos"; por supuesto, declaran al cierre (Pág. 472) a la tuberculosis como la enfermedad que lo mató.

 También es importante para mi estudio que apliquen a los diferentes momentos críticos, el mismo "enfoque clínico" porque San Cristóbal, Plativilca y San Pedro Alejandrino, no sólo están distantes geográficamente (Venezuela, Perú y Colombia) sino en el tiempo (1820, 1824 y 1830), y siendo los síntomas y diagnósticos similares, similares deben ser los agentes causantes.

 Haré ahora la división general de cuatro períodos para una mejor apreciación de los lapsos que ocuparon algunas de las enfermedades sufridas por Bolívar.
I

 La primera fase abarca un periplo de unos 17 años (1803-1820) en los cuales sufre enfermedades pudiéndose descartar envenenamientos. Arranquemos del mes de enero de 1803 en que la fiebre amarilla acabó con su mujer y Bolívar, en octubre de ese mismo año, viaja a Europa llevando una vida disipada hasta el punto que:

 ".todo me aburría y fastidiaba de tal manera que todo lo que obliga a pensar en le mismo asunto, sea por solo diez minutos me fatiga la cabeza, hasta obligarme a dejar la pluma o la conversación para tomar aire en la ventana">>>  (Pág. 422)

(Siguiendo el relato del doctor Beaujón):

".pronto caí en un estado tal de consunción que los médicos declararon que iba a morir">>>

 Mas adelante, sin perder el hilo del trabajo que consultamos y:

 "Superada la tremenda crisis sufrida y relatada, siguiendo exageradamente los consejos de Simón Rodríguez me dirigí en noviembre de 1806, a los Estados Unidos de América del Norte, a donde llegué el mes de enero de 1807, después de haber pasado una navegación muy desagradable por el mal tiempo y por mi mala salud, sintiéndome de calenturas">>>

 En Venezuela, para junio de 1807, gozaba de "Buena Salud" en su hacienda de San Mateo, Estado Aragua, donde se recupera y pasa largos meses de "tanquila" vida campestre.  Cuenta con 24 años de edad.

 Continuamos con el 18 de diciembre de 1812 en Barrancas, hoy Colombia, ya incorporado a la lucha armada y con 29 años que:

 ".sufrí un agudo ataque de fiebres.  Permanecí tres días sin conocimiento">>>
 .y el 27:

 ".volvió a atacarme la fiebre, pero esta vez no fue grave. No perdí el conocimiento">>>  (Pág. 424)

 Es curado con reiteradas dosis de quinina.

 Para el 7 de enero de 1813 lo atacaron de nuevo las fiebres:

 ".temí perder el conocimiento.  Lo veía todo rojo, luego pálido y temblaba de frío">>>

En 1814 (Pág. 425)

"Me vi atacado por una malaria muy maligna.  La fiebre me ayudó a comprender muchas cosas">>>

 .escribía después de la derrota sufrida en la batalla de La Puerta.

 El 3 de marzo de 1818 mostraba gran debilidad y fiebre y el 16 sufrió de nuevo de malaria. Para el mes de mayo tenía llagadas las nalgas (callos verificó años después la autopsia) por montar a caballo. Pero se recupera de estos males.

 Bolívar supera esta "etapa" de su vida. El descanso y la atención de su salud lo ponen en el ejercicio de sus aptitudes a toda plenitud.

 Para 1819 Bolívar contaba con 36 años de edad y el doctor Beaujón diagnostica que "gozaba de salud perfecta y de una actividad física y moral asombrosa" Pág. 426) e instala en Angostura el Congreso Constituyente de la Segunda República de Venezuela. Comienza a brillar su estrella.

 A su llegada a San Cristóbal (el 7 o el 8 de febrero de 1820) estaba bueno y salvo, después del triunfal Congreso de Angostura, planeando la libertad, el Derecho Político, y el arbitraje internacional continentales, exteriorizando la grandeza de sus ideales, preparando la campaña de Carabobo y pensando en la Campaña del Sur.

 El día 8 ordena a Santander:

 ".levantar ejércitos en Antioquia, Chacó y Popayán; lo instruye sobre un hermoso decreto relativo a la libertad de los esclavos de esas regiones y le ratifica las órdenes para que mande al Sur el batallón Albión y el escuadrón de Guías con todos los equipos necesarios y con Salom de Jefe expedicionario. El 10 de febrero, ya en Táriba, dirige todos sus proyectos a defender el norte de la Nueva Granada y tomar Maracaibo (que deja a cargo de Montilla), y pensó quedarse en Pamplona para estar en contacto con el Bajo Apure, con el enemigo, Santa Marta y Maracaibo. El 20 de febrero, en Bucaramanga, da instrucciones al Coronel Carmona para marchar al Páramo de Cachiró para sorprender la avanzada del enemigo y desalojarlo de Ocaña, asimismo dictó las órdenes pertinentes para que la Legión Irlandesa marchara a tomar a Maracaibo (.) así, desde Santa Fe, donde llegó el 5 de marzo (1820), le daba instrucciones a Páez sobre lo que debería hacer en el plan general de operaciones, y le remite dinero a Urdaneta para la guardia (.) En Sogamoso (30 de marzo) se encuentra con el hecho horrendo, que le llenó de asombro, que en menos de cuatro días habían fallecido 50 hombres de la división Valdez y más de 100 fueron al hospital, a causa de un envenenamiento con chicha, el suceso tenía todas las apariencias delictuosas" 4.

 En San Cristóbal anuncia la liberación de Maracaibo, Quito y Ocaña y hace referencia que de lograrlo el Ejercito Patriota sería "indestructible" vislumbrándose al excepcional estratega militar y al visionario de la Libertad y la constitución política de la Unión Americana que sellaría seis años después.

II

 La segunda fase la ubico en San Cristóbal a raíz de la actividad desplegada durante los primeros cuatro meses de 1820 (36 años), por la cual, en abril, es severamente envenenado y en mayo hace referencia de la "enfermedad" sufrida sin conocer la causa.
 Al leer el siguiente material, puede pensarse en síntomas sifilíticos por enfermedades contraídas en aventuras pasadas o en que, cuando Juan Vicente Bolívar lo engendró, manifestaba problemas por igual enfermedad mal curada, incluso en que sus padres fueron liquidados por la tisis; es más, hasta en "el mal de los Bolívar" que se conocía por el "vómito negro", pero no necesariamente este último vástago, de ese poderoso tronco vasco (el apellido "BOLIBAR" data del siglo XII), tenía que sufrir todos los males de sus antepasados (el primer Bolívar venido a Venezuela en el siglo XVI, después de una persecución por parte del Gobernador Alquiza, murió demente y en la mayor pobreza); es aceptable cierta predisposición por "contagio magnético" natural pero no al extremo determinista de un Simón con decrepitud sifilítica congénita, destinado a heredar y sufrir de sífilis y morir fatalistamente tuberculoso porque el resto de los Bolívar-Palacios, que tuvieron temprana descendencia, sus sobrinos que a la vez tuvieron otros tantos hijos e hijas, desmienten tales argumentos pues no los mató la tuberculosis ni fueron sifilíticos, incluso se habla de algunos hijos del propio Bolívar que tampoco sufrieron tales males. No lo estoy endiosando pero tampoco acepto una muerte pos línea directa de las enfermedades de sus ancestros.

 Bien, el 7 de mayo de 1820, después del envenenamiento de San Cristóbal le escribe a Santander desde El Rosario de Cúcuta:

 "Yo estuve muy malo en San Cristóbal y con ese motivo me vine aquí. Todavía no se sabe lo que tuve; pero sé muy bien que he quedado un poco estropeado y con mucha propensión al sueño y al reposo, que para mi es una enfermedad muy grande">>> 5.

El 16 de enero de 1821 en Quito le escribe a Fernando Peñalver que:

".mi salud está ya descalabrada, que comienzo a sentir las flaquezas de una vejez prematura">>> 6.

 Para el mes de Abril de 1821 en Cali sufrió de fiebre (terciaria) combatida con bebidas arsenicales. Adolece de inquietud, insomnio (colitis aguda febril amibiana). Año en que comenzó a encanecer prematuramente.

 En enero de 1822 (Cali) "sufrió una fiebre terciaria que le fue curada por el doctor Joly, con una bebida arsenical que le cortó la fiebre, pero le dañó los órganos de la digestión" 7. Y ese daño se agudizó con el paso del tiempo y los posteriores envenenamientos. Año en que especialmente se repiten los furúnculos cutáneos.

 Para el 21 de Junio de 1822 escribía:

 "Yo me debo a mi mismo la separación de los negocios públicos, porque habiendo encanecido en el servicio de la Patria, debo dedicar el último tercio de mi vida a mi gloria y a mi reposo (.) Yo no sé si el reposo que tanto anhelo me sea tan necesario; pero puedo asegurar que mis sentidos me piden descanso, y que cierto intervalo puede volverme la actividad que empieza a faltarme">>> 8 (Pág. 644).
 En septiembre de 1822 dice:

 "Estos días he estado malo con nacidos o diviesos, los cuales, sin haberse acabado aún, me han traído para sucederles un constipado y mucha jaqueca; el hecho es que estoy en cama, días ha que todavía no sé cuando podré irme a Loja">>> (Idem. Pp. 690-691).

 El 6 de diciembre de 1822 "estaba bastante fatigado">>> (Idem. Pp. 704) y el 14 de enero de 1823 se sentía ".viejo, cansado.">>> (Idem. Pp. 715).

 No pretendo utilizar los retratos [(*) Ver nota al pie] como pruebas irrefutables, pues no pueden ser evidencias concluyentes en un juicio de valor para sentenciar la consumación de un asesinato como el que pretendo demostrar y es que algunos fueron realizados después de 1830, sin embargo, pueden servir para ilustrar los cambios físicos verificados por Bolívar en los lapsos de tiempo referidos.  Los pintores expresaron lo que evidentemente aceptó la generalidad de sus contemporáneos, por lo que, hoy en día, se tienen como imágenes auténticas de Simón Bolívar, en los diferentes momentos de su agitada y fructífera existencia. Claro existen cuadros de El Libertador que no le hacen justicia.

 En algunas pinturas están presentes los puntos de vista de los propios pintores, sus personales criterios en torno de la muerte de El Libertador y sin duda, el intento de plasmar la trama conspirativa que rodea los momentos finales de uno de los hombres más esclarecido de los últimos tiempos. Con comparaciones entre estos tres cuadros de El Libertador datados entre 1819 (¿?), 1820 y 1823 ---antes y después del envenenamiento de San Cristóbal--- podemos notar dramáticos cambios fisonómicos que ilustran las consecuencias del caso. Debo insistir que el marcado envejecimiento sufrido en esos tres años: Bolívar ha encanecido, manifiesta sensible decaimiento físico, granos o nacidos en la piel, agotamiento corporal permanente y entre otros padecimientos vejez prematura. Estos "detalles" rara vez son enfocados por los autores debido al interés o a la ingenuidad, en proyectar la imagen del Bolívar triunfador, "de un ígneo general, sobredorado y raro, vomitando centellas y triunfos y batallas." que Antonio Arráiz canta en un hermoso soneto.

 El ídolo que han creado principalmente los políticos para fascinar y adornar discursos ocultando al hombre humano y sensible que hizo triunfar a un pueblo sumido en tres siglos de ignorancia oscurantista. A ese Bolívar antepongo al Bolívar Mártir que sucumbió por la alevosa traición de los hombres de interesada inteligencia por el acumulamiento de bienes materiales que pronto pasan.

III

 Entre el 1°  de enero y el 28 de febrero de 1824 ubicaremos la tercera fase de los padecimientos que sufre Bolívar.

 Para cuando viaja a Plativilca, a donde llega casi sin conocimiento y con una fiebre muy alta con peligro de muerte, ya Bolívar enfrentaba a la oligarquía con las leyes como instrumento y el poder de su alta investidura.  Para entonces los vómitos, se presentaron agresivos cayendo gravemente enfermo; se ve acabado, viejo y le dan unos agudos ataques de demencia perdiendo enteramente la razón sin dolor ni otros síntomas de enfermedad.  Esta nueva recaída lo deja tan extremadamente acabado que todos se impresionan del estado en que quedó: irritable internamente, reumatismo, calentura, mal de orina, vómito, dolor cólico (Tabardillo sostienen algunos estudiosos) que casi lo mata.  Pero moralmente incólume: ¡¡¡TRIUNFAR!!! Cueste lo que cueste y indoblegable avanza hacia el Congreso Anfictiónico de Panamá instalándolo en junio de 1826. Ante tal iniciativa de Unión Continental (socialista), por respuesta recibe el intento de asesinato de septiembre de 1828 y aún en 1830 lo insultan en Bogotá gritándole LONGANIZO!" como llamaban a un loco disfrazado de militar que andaba por las calles de la ciudad y no es muy difícil comprender de que bando escupen el veneno.  Débese tener presente que Bolívar no invitó a  EE.UU.. a tal Unión y el Derecho de Paz enaltece valores éticos y principios de humanidad llamando al reconocimiento del Estado Socialista de una República representativa; Cuba y Puerto Rico ocupan también los planes de liberación bolivariana cuya expedición estaría al cargo de Antonio José de Sucre.
IV

 Asistimos a la cuarta fase a partir del 21 de marzo y el 13 de mayo de 1828 y en 1830 como consecuencia de las agresiones y curas a base de ¿arsénico? Que destruían partes internas que acumularían sangre e interesarían tejidos y funciones orgánicas que no son verificados por el informe de la autopsia.

 En marzo de 1828 (en Paiba) se queja con frecuencia de indisposición estomacal y en mayo (Bucaramanga) de un "gran dolor de cabeza" y debilidad extrema y permanente. En enero de 1829 seguía mal pero escribe varias cartas, incluso a su hermana María Antonia diciendo que estaba gozando de buena salud.   En febrero de 1829 sufre un "fuerte ataque pulmonar".  Para agosto seguía con molestias de salud y mal humor y el 3 sufre "un fuerte ataque de nervios y fiebre" que lo ponen de nuevo muy grave y al borde de la muerte.

 En la página 439 Beaujón transcribe que El Libertador. "Padeció un violento ataque de nervios y de cólera-morbo con fuerte calentura", quedando débil y extenuado. El 25 de septiembre de 1828 sufre un resfriado (que se le complicaría y al cual achacarían la tuberculosis) y el mes siguiente tos seca pulmonar que en marzo del año 29 se repite como otro violento ataque pulmonar.  Su organismo y su salud ya estaban tocados por los suministros criminales.

 El 3 de agosto de 1829, en Guayaquil, sufre otro ataque de nervios y fiebre, calentura, cólera-morbo que se complicaría.  A mediado de agosto, sufre de nuevo un ataque de bilis nerviosa (negra) que denuncia en cartas dirigidas a José Manuel Restrepo, a Santander, a Sucre, a Páez y a otros, siguiendo débil y postrado en cama. Unos días después, fiebre con cólera-morbo y calentura alta que también por poco lo acaba.
 Para diciembre de 1829 parecía un poco recuperado pero a finales de febrero de 1830 sufre de nuevo otro "gran ataque de bilis que me ha dejado muy postrado">>> (cita Beaujón, Pág. 444) siguiendo la agobiante debilidad hasta el final. Los retratos entre 1819-20, 1828 y 1828-29, denotan un cambio orgánico sensible y evidente y es por todos conocido que Bolívar no se recuperaría, aunque el 27 de octubre de 1830 en Soledad le escribía a Montilla:

 "Aunque he deseado irme a Santa marta, por gozar de todas sus conveniencias y de las bondades de Mier, me es imposible ejecutarlo porque mis males van empeorando y realmente no creo que pueda hacer el viaje.  Desde antes de salir de Cartagena había empezado a sentir dolores en el bazo y en el hígado">>>  (Pág. 450, Idem).

 El 31 de octubre le dice al General Justo Briceño, con relación a su salud (Pág. 451, Idem):

 ".he llegado a creer que moriría; con ese motivo tuve que llamar al médico del lugar para ver si me hacía algún remedio">>>
 En 1830, para el 10 de noviembre (cita Beaujón de una carta que dirigen a Montilla:
 "Sus ojos se fijaban y no brillaban como siempre y del lagrimal le supuraba con alguna frecuencia un humor craso que se limpiaba cuando lo sentía descender", (Pág. 453).

 Podemos aplicar perfectamente las características para los envenenamientos prolongados y el agotamiento sintomático que se le manifestaba y lo obligaba permanecer en cama en todo momento y

 ".al fin, será víctima del veneno más o menos pronto: pero en ese tiempo su envenenamiento será bien marcado".

 Los complotados pueden anunciar que la tuberculosis por fin se hizo presente y declaran el triunfo de su causa sin temor a levantar sospechas del envenenamiento, enviando al GRAMPUS, un navío de guerra de la Armada norteamericana que ancla cinco días en la rada de Santa Marta con un "emisario" (Mc. Night) que verifica la "enfermedad" ultimando el crimen con los parricidas y retorna con el informe. Goleta por cierto desaparecida en marzo de 1843 sin dejar rastros en el triángulo de las Bermudas. También junto con Revérénd otro médico francés, hace un mismo diagnóstico.

 Comparando estos rostros con el de Panamá, a solo cuatro años de diferencia, es indudable que Bolívar tuvo un fin trágico y como dijo Carlos Marx (cuyas fuentes de consulta estaban `predispuestas contra El Libertador): ".dejó de existir repentinamente" 9. (Del resfriado del 25.09.1828 a la tuberculosis del 1830, hay dos años de diferencia).
¡!

 El asesino presenció paso a paso su letal obra pero no suspendió las dosis mortales, y necesario y lógico es que no actuó solo, tuvo algún cómplice aunque no puedo acusar a Montilla con todas las pruebas necesarias, pero me inclino a pensar que participó complotado con el asesino. Mariano Montilla detuvo el reloj de la habitación a la 1:07 de la tarde que constituye otro indicio del complot y parricidio de San Pedro Alejandrino.
 Durante los primeros movimientos de la Revolución, dice el historiador Daniel Valois Arce 10

 "Juan Vicente (Bolívar) indicó serenamente a Simón, como el hombre predestinado para esa alta misión: los concurrentes entre los que estaban Montilla, Rivas (.) la rechazaron. Era el primer brote del largo duelo entre el mantuanismo caraqueño y Bolívar".

 Ese General formó parte activa de la comitiva encabezada por Bolívar para prender a Miranda en 1812.

 Es importante aclarar que Bolívar se entera de la intención criminal de la aristocracia autonomista criolla de juzgar y ejecutar sumariamente al Generalísimo y Bolívar piensa en la posibilidad de salvarlo sin comprometer su posición revolucionaria y poder continuar la lucha con el apoyo posible de los demás combatientes, entregando a Miranda --- antes que caiga en las manos de sus seguros victimarios --- al poder realista que tal vez respetaría su vida.  Ejecución sumaria breve pretendida no tanto por la supuesta traición al claudicar ante Monteverde y entregar la plaza de Valencia, sino porque el girondino constituía un insalvable obstáculo para los interesen federalistas a los adictos al capitalismo comercial de los gringos y es la persona más idónea para encabezar los destinos de la revolución independentista.

 Es Montilla, entre otros, quien se opone a principio de febrero de 1815 (enemistado desde los sucesos de Cartagena y sufriendo reveses el Ejercito Patriota) a que Bolívar asuma la dirección general de la lucha armada, postulando a Brión para jefe supremo de la nueva ofensiva revolucionaria planteada, surgiendo agrias desavenencias y enérgicamente acusa a El Libertados de ser el causante de los fracasos sufridos, también lo tilda de incapaz y cosas por el estilo.

 En abril de 1830 es Montilla quien lo recibe en Cartagena en su viaje por el Magdalena y quien le consigue hospedaje en Santa Marta; en diciembre intencionalmente le informará del asesinato de Sucre asestándole un duro golpe moral en pleno apogeo de una enfermedad mortal que, en todo caso, requería sosiego y tranquilidad.

 Es Montilla, recién aclarado quien atendería a Bolívar (el 5 de diciembre de 1839), quien de inmediato hace venir al doctor a su casa para asegurarse de la opinión de Revérénd: ".cual es su concepto de la enfermedad del Libertador" fue el abordaje directo, a lo que el médico responde que la enfermedad había llegado a su último grado terminal y que solo era cuestión de días el trágico desenlace. Podría verse aquí una preocupación por asegurarse que el galeno no pondría resistencia a los planes homicidas ya que no estaba calculado el surgimiento de Revérénd por "propia voluntad" a última hora, así podrían cuidarse las espaldas y desenmarañar al doctor Mc. Night y la posible sospecha de participación del gobierno político de los Norte que había enviado una nave de guerra para escoltar a Bolívar desde Sabanilla hasta Santa Marta, de lo que se desprende que estaban enterados de los pasos que daba El Libertador y se cuidaban de tener todo bajo su control y evitar escapase la presa.

 Encontramos al mismo caballero siendo testigo junto a José Laurencio Silva (cuñado de Fernando Bolívar a raíz de la solicitud realizada por el mismo Libertador para tal enlace) de la inspección del cadáver.

 Es también Montilla, después de los funerales quien le ofreció (¿soborno?) al doctor (de 32 años de edad) el cargo de Cirujano Mayor del Ejército de la Unión por sus "servicios" según lo afirma Revérénd en su DIARIO, (cita Gabriel H. Pineda, Pág. 17) que es rechazado pero insiste y le dice: "¿Aceptaría usted siendo ad honoren el despacho?" honor aceptado por Revérénd, pero nuestro caballerito es situado en Cartagena y tiene que viajar a Jamaica después de haber capitulado y no se confirma su puesto.

 Doce años después (en 1842) Montilla se excusa y no asiste a la exhumación para el reconocimiento de los restos, estando ausente asimismo durante la repatriación de los despojos.  Quizá el peso de la conciencia se lo impide.

"Por sus obras los reconoceréis"

  Ahora, para complementar el capítulo, haré la trascripción del diagnóstico de los doctores de la SOCIEDAD VENEZOLANA DE LA HISTORIA DE LA MEDICINA, desde la página 468 hasta la 472, en donde hacen una división en dos grupos de los síntomas de las enfermedades, sin acusar los envenenamientos sino a la "colitis de naturaleza amibiana" como la causa fatal.

 Los grupos de diagnóstico retrospectivo son:

 A.-Reumatismo, que pertenece al grupo de las enfermedades del colágeno, sin ninguna intervención en el cuadro febril de Plativilca.

 B.-
Irritación interna
Calenturas
Mal de orinas
Vómitos
Dolor cólico

Este segundo grupo de síntomas corresponde francamente a un cuadro abdominal agudo febril.  El más ligero análisis de estas manifestaciones clínicas nos conduce insensiblemente al diagnóstico de un estado agudo de un intestino grueso.  Durante muchos años, para la época de la enfermedad de Plativilca del Libertador, se entendía por irritación interna a un estado de excitación de las glándulas secretorias del intestino, o tan bien hipersecreción de las glándulas anexas, como el hígado y el páncreas; que representan los cuadros clínicos denominados por Dieulafoy, diarreas por irritación.  Calenturas significaron reacciones febriles que formaron parte del cortejo sintomático de estados inflamatorios agudos del intestino delgado y grueso;  dolor cólico, expresó dolores abdominales vivos que el enfermo compara a una ruptura orgánica, una torsión o una intensa constricción, que son la consecuencia de la contracción exagerada de las fibras lisas de los músculos inervados por el gran simpático, que por regla general asientan en los intestinos delgado y grueso y en otros órganos; mal de orinas, es una expresión urológica de ciertas afecciones intestinales de las cuales, los tenesmos rectos verticales están con frecuencia presentes; y los vómitos podemos decir que es un epifenómeno frecuente de numerosas alteraciones orgánicas y funcionales del aparato digestivo, tanto más constante cuanto más agudo es el proceso patológico.

 Todo este conjunto de síntomas: irritación interna, calenturas, mal de orinas, vómitos y dolor cólico corresponden a la clínica de una COLITIS AGUDA DE POSIBLE NATURALEZA PARASITARIA.

 Nosotros los hemos observado en cuadros abdominales agudos, de verdaderas COLITIS AGUDAS, dando sintomatología abdominal franca, vómitos, diarreas, fiebre, violentos dolores y trastornos urinarios de oliguria, discreta hematuria y tenesmo vesical.
 Entre los (sic) numerosas formas clínicas de las colitis agudas, se cita "las colitis espásticas", que según Caballero Fernández, se observan en "la mayor parte de los enfermos de inteligencia muy despierta, nerviosos, flacos y activos".  Es frecuente en los trópicos y más en los habitantes que han sufrido de disentería. Cuando se acompañan de fiebres, ésta no sobrepasa los 39 °C.

 Emile Sergent y sus colaboradores dicen que "las colitis disenteriformes se declaran de un exceso de trabajo de una manera brusca, viaje, carrera en auto, baño de mar, a propósito de una trasgresión de régimen, etc. El comienzo es con frecuencia dramático. El enfermo despierta por la noche con un dolor atroz, que se irradia rápidamente a todo el abdomen pero con un máximo por lo general hacia la izquierda.  La temperatura puede subir rápidamente a 40 °C; hay nauseas, tenesmo, recto vesical, reacciones cólicas con frecuencia violentas.  Pronto el enfermo hace cinco o diez deposiciones que vacían rápidamente su intestino; así las materias expulsadas son primeramente fecales, después fecaloideas, viscosas, glerosas y finalmente disenteriformes. En el periodo agudo, el enfermo está abatido, febricitante, la lengua seca, acorchada, un estado nauseoso pronunciado; las orinas son escasas, la facies está pálida, existe con frecuencia anemia intensa y rápida. Los dolores pueden ser peri umbilicales o predominar en los flancos con sensaciones de quemadura, cólicos, barra". No podemos dominar la tentación de recordar a Paul Savy, cuando dice sobre los signos asociados de las colitis agudas, "el ataque hepático, despistado por el estado saburral de la lengua, las jaquecas, las intolerancias alimenticias, la sensibilidad del órgano a la presión, los trastornos urinarios, traduciendo algunas veces la infección colibacilar del síndrome entero renal; el asma, las palpitaciones y la astenia moral y psíquica. En fin sobre un fondo de de cronicidad, las crisis abdominales, frecuentemente febriles, se manifiestan con ocasión de un resfriado, una emoción o un cambio de régimen.

 Todas las manifestaciones caen calcadas sobre la sintomatología del ilustre enfermo de 1824, que por otra parte, y en varias ocasiones, como en 1820 en San Cristóbal y después en Cúcuta, sufrió de cólicos: recuerda Mosquera (en la gráfica leyendo el espíritu de Bolívar), que estando El Libertador en Cali en enero de 1822, sufrió una "fiebre terciaria" que le fue curada por el Dr. Joly, con una bebida arsenical "que cortó la fiebre pero le dañó los órganos de la digestión" y en abril de 1822, sufrió un ataque de disentería que le curó el mismo Dr. Joly.

 López de Mesa, al referirse a los antecedentes del Libertador los resume en la prosa elegante de, "Y quien como él, daría batallas de sangre y batallas de amor, cotidianamente sin relevo ni cansancio.  ¿Ni quien podría como el pretuberculoso, helmintiásico quizás, amibiásico quizás, y tal vez palúdico, insomne, sin duda, hambreado y sediento, resistir bizarramente el bochorno abrasador de la orinoquia y la helada cumbre del Páramo de Pisba?  ¿Y hacer jornadas de meses a caballo, con tamaño inconveniente para la continua equitación, como él tuvo?" Posiblemente se refiere López de Mesa en esta última parte a las hemorroides que según algunos, sufrió El Libertador.

 Por los antecedentes disentéricos, por el cuadro clínico de 1824, precedido y seguido de cuadros similares de menos intensidad y gravedad, y por las descripciones clásicas que hemos citado, consideramos que "El Libertador sufrió en Plativilca en enero de 1824, de una COLITIS AGUDA FEBRIL, posiblemente amibiana.

 La resistencia física del Libertador que a pesar de no estar para 1824 en plena capacidad, le permitió sin embargo, superar la crisis de colitis aguda febril, dejándole durante varios días en un estado demacrado, casi cadavérico."
 En la página 462, los galenos aluden el trabajo del doctor Arturo Guevara publicado en HISTORIA CLÍNICA DEL LIBERTADOR y están de acuerdo en diagnosticar "cólera morbo" a todos los estados en que estuvieron presentes el dolor y la fiebre, pero tienen que asentar por fuerza:

 "Quien sabe y casi nos atrevemos a insinuarlo, que la "bilis negra" tantas veces citada en sus cartas, no fue otra cosa que las heces teñidas en sangre vieja, de procesos colónicos crónicos que frecuentemente se acompañaban de vómitos y de fiebre en sus brotes subagudos o frecuentemente agudos".  (Idem).
¡!

 Ahora bien, según la autopsia el abdomen y los intestinos del cadáver de Bolívar no presentaron "ninguna lesión no flogosis" pero estar vomitando sangre vieja y excrementos durante un año, delata destrucción en algún grado de los intestinos que desde 1822 habían sufrido estragos por la cura arsenical aplicada por el doctor Joly y es que tenía ya mucho tiempo con esa dolencia.

 Bolívar acusa cierta propensión a marear y voltear el estómago al viajar en barco o carruaje pero ese malestar es diferente al que sufre ahora.

 Entonces, la tenida al principio como indigestión estomacal con el paso de los meses se agrava y se manifiesta como una terrible bilis nerviosa y bilis negra que en 1830, estando en San Pedro Alejandrino, ya era un problema estomacal e intestinal crónico. Bolívar manifestaba una severa crisis orgánica muy avanzada debido al envenenamiento dosificado.

 En condiciones normales, la bilis negra no la podemos achacar a obstrucción intestinal o a estreñimiento permanente, porque no pudieron avanzar y llegar a ser tan graves como para matar a un hombre como Simón Bolívar al extremo de vomitar los excrementos. Incluso problemas parasitarios y amibianos solo pudieron surgir en forma tan virulenta en un ambiente creado por el veneno.

 La conclusión publicada por los galenos en 1963 está expresada como una mera insinuación, sin embargo es suficiente valentía el haberlo declarado y debemos reconocerlo como un valiosísimo aporte al esclarecimiento de la causa de la muerte de Simón Bolívar que debe ser estudiada con detenimiento y darle el valor y publicación que merece para ser tomada en cuenta al hablarse de la situación final de Bolívar en San Pedro Alejandrino.

 Insisto en que los honorables médicos sólo lanzan una mera insinuación porque aún siendo un trabajo de profesionales autorizados, fehacientemente documentado para la SOCIEDAD VENEZOLANA DE LA HISTORIA DE LA MEDICINA, el afirmar un indicio no declarado en los famosos BOLETINES es un riesgo de impredecibles consecuencias en una sociedad como la nuestra.

 Hasta se llegó a dudar de los conocimientos médicos de Revérénd que no acusó la causa de la bilis negra en la autopsia del cadáver y no reveló la destrucción de los tejidos y órganos digestivos e intestinales que provocaron el vómito de las heces con sangre descompuesta, (lesiones evidentes ante un escalpelo y el criterio de un médico imparcial), pero es obligado a callarlo y así lo hace y gracias a su inteligencia, pudo dejar suficientes indicios para descubrir el crimen.  También se dice que Revérénd no era médico diplomado porque pide en 1845, a los gobiernos de Nueva Granada y Venezuela el título honorario de "MEDICO MAYOR DEL EJÉRCITO" (Que le habían ofrecido sucesivamente Silva y Montilla en 1830) pero le fue negado por el gobierno neogranadino no así por el venezolano que le advierte que tal clase de título requería la posesión del correspondiente diploma universitario.  Esta ratificación es plenamente justificaba porque ya le habían ofrecido tal cargo generales de alto rango del Ejercito de la Unión.

 Por otro lado, el 24 de diciembre de 1971 el doctor José Izquierdo publicó un artículo de prensa en EL NACIONAL: LA MUERTE DE BOLÍVAR, afirmando que la causa de la muerte fueron los "seis vejigatorios que le ocasionaron la muerte por la acción fatal de la cantárida sobre el riñón".

 Pero como quiera que sea, para alguna persona con nociones de lo que hacía, la inspección del cadáver debió revelar lesiones intestinales y dejar testimonio fiel de la autopsia pero esto llamaría a dudas de la muerte por tuberculosis y se buscaría la causa de la destrucción señalada y finalmente asomarían los envenenamientos y los medicamentos aplicados para combatirlos.

 Repito: los BOLETINES no pueden ser tomados como testimonios de la muerte por tuberculosis porque vemos omisiones primordiales y fueron ordenados o "arreglados" por un militar federalista, a quien le queda, entre otras prendas y joyas, documentos de Simón Bolívar y después se convirtió en uno de los hombres más ricos de Venezuela y quizás de Sudamérica.
BIBLIOGRAFÍA
1 HA MUERTO EL LIBERTADOR. Ediciones del rectorado de la universidad Central de Venezuela, Caracas, Venezuela (1980), segunda edición, imprenta universitaria, 572 páginas, (1981)
2 BOLÍVAR FRENTE A LA MUERTE - Diario íntimo de su agonía. Gabriel H. Pineda, Editorial Canelas, Cochabamba, Bolivia 1972, Pág. 26
3 BREVE RESEÑA BIOGRÁFICA DE URDANETA, Artículo de ELITE, revista divulgada por la Cadena de Publicaciones Carriles, Editorial Elite C.A. - Caracas, Venezuela, mayo 14 de 1996, Año LXX, N° 3.656, Pág. 10.
4 BOLÍVAR VISTO POR CARLOS MARX, Ángel Francisco Brice, Caracas, 1961, Pág. 65
5 OBRAS COMPLETAS, Op. Cit., Tomo I. Vol. I., 1ª parte, Cartas comprendidas en el período de 20 de marzo de 1799 a 8 de mayo de 1824, Pág. 432
6 IDEM., Tomo II. Vol I., 2ª parte, Cartas comprendidas en el período de 20 de marzo de 1799 a 8 de mayo de 1824, Pág. 561
7 HA MUERTO EL LIBERTADOR, Op. Cit., Pág. 470
8 OBRAS COMPLETAS, Op. Cit., Tomo II. Vol. I., 2ª parte
9 BOLÍVAR VISTO POR CARLOS MARX, Op. Cit., Pág. 78
10 EDIFIQUÉ EN EL VIENTO - BIOGRAFÍA DE BOLÍVAR, Tomo I. "Tipografía Vargas, S.A." Caracas, Pág. 110
11 BOLÍVAR EL CARAQUEÑO, Ramón Díaz Sánchez, Tomo I. Colección de libros Revistas Bohemia, Nº 41 Pág. 143


Acá culmina el Capitulo I (de los 12 que lo conforman) del interesante libro "EL PARRICIDIO DE SANTA MARTA - SIMÓN BOLÍVAR ASESINADO" del profesor Luis Salazar Martínez.  Quien quiera profundizar sobre ese tema no debe de dejar de leerlo, he reproducido este capítulo sin una autorización específica del autor, ya que no ha podido ser localizado; pero contando con su gentileza bolivariana; esta reproducción es para ilustrar esa parte humana de Simón Bolívar, el cual como un ser humano cualquiera sufría de la enfermedades de los hombres.
(*) Nota del compilador: los cuadros mostrados en este artículo se ajustan lo más posible a los plasmados en su libro por el profesor Salazar, más NO son los que él coloca en su obra, la cual, para los estudiosos del tema recomendamos, adquirir.
Luis Salazar Martínez
 
Télf. +58 (295) 234 8406
 Móvil +58 (414) 792 6212


Notas complementarias:
TOMADO DE:
GUÍAS DE TERAPIAS
ALTERNATIVAS
Homeopatía
......
Desde el siglo XVI hasta el XIX, los conocimientos médicos crecieron de manera constante en Europa. Pero, a pesar del avance de los conocimientos médicos, la salud general de la población de se deterioraba lentamente a medida que la gente se mudaba a las sucias y superpobladas ciudades industriales y los criterios de higiene pública se debilitaban. La práctica médica se volvió cada vez más violenta, y muchos médicos utilizaban las sangrías y las purgas como medios de curación. Los tratamientos con materiales sumamente tóxicos, tales como el arsénico, el plomo y el bismuto -que a menudo acortaban la vida de los pacientes o la debilitaban tanto que este ya no era capaz de quejarse- alcanzaron una amplia difusión. La homeopatía nació como reacción a esta situación.
.......
P
ara su asombro, empezó a desarrollar uno a uno los síntomas de la malaria, a pesar del hecho de que no padecía realmente la enfermedad. Los síntomas se repetían cada vez que tomaba una dosis de quinina, y se prolongaban durante varias horas. Si no la ingería, no presentaba síntomas. Se preguntó si sería el motivo por el cual la malaria también se curaba con quinina. Para corroborar su teoría, repitió las dosis de quinina -que llamó pruebas- en personas a las que conocía bien, y volvió a anotar las reacciones detalladamente. Luego repitió el proceso utilizando otras sustancias que se utilizaban como medicamentos, como el arsénico y la belladona. Las pruebas se llevaron a cabo en condiciones estrictas y a quienes se sometían a ellas no se les permitía comer ni beber nada que pudiera confundir los resultados, como el alcohol, el té, el café y alimentos salados o condimentados.


Arsénico
1

INTRODUCCIÓN

Arsénico, de símbolo As, es un elemento semi-metálico extremadamente venenoso. El número atómico del arsénico es 33. El arsénico está en el grupo 15 (o VA) del sistema periódico.

2

PROPIEDADES Y ESTADO NATURAL

Químicamente el arsénico se encuentra entre los metales y los no metales. Sus propiedades responden a su situación dentro del grupo al que pertenece (nitrógeno, fósforo, arsénico, antimonio y bismuto). El arsénico ocupa el lugar 52 en abundancia entre los elementos naturales de la corteza terrestre. Cuando se calienta, se sublima, pasando directamente de sólido a gas a 613 °C. Una de las formas más comunes del arsénico es gris, de apariencia metálica y tiene una densidad relativa de 5,7. Existe también una forma amarilla no metálica con una densidad relativa de 2,0. La masa atómica del arsénico es 74,92.
El arsénico se conoce desde la antigüedad. El elemento puro puede prepararse fácilmente calentando un mineral común llamado arsenopirita (FeAsS). Otros minerales comunes son el rejalgar (As2S2); el oropimente (As2S3); y el trióxido de arsénico (As2O3). El elemento puro se encuentra en la naturaleza ocasionalmente. El arsénico sustituye con frecuencia a algún azufre en los sulfuros, que son las menas principales de muchos de los metales pesados. Cuando se calcinan esos minerales, el arsénico se sublima y se obtiene como subproducto en forma de polvo en los tubos de la caldera.

3

APLICACIONES

El arsénico se usa en grandes cantidades en la fabricación de vidrio para eliminar el color verde causado por las impurezas de compuestos de hierro. Una carga típica en un horno de vidrio contiene un 0,5 % de trióxido de arsénico. A veces se añade al plomo para endurecerlo, y también se usa en la fabricación de gases venenosos militares como la lewisita y la adamsita. Hasta la introducción de la penicilina, el arsénico era muy importante en el tratamiento de la sífilis. En otros usos médicos ha sido desplazado por las sulfamidas o los antibióticos. Los arseniatos de plomo y calcio se usan frecuentemente como insecticidas. Ciertos compuestos de arsénico, como el arseniuro de galio (GaAs), se utilizan como semiconductores. El GaAs se usa también como láser. El disulfuro de arsénico (As2S2), conocido también como oropimente rojo y rubí arsénico, se usa como pigmento en la fabricación de fuegos artificiales y pinturas.
El arsénico es venenoso en dosis significativamente mayores a 65 mg, y el envenenamiento puede producirse por una única dosis alta, pero también por acumulación progresiva de pequeñas dosis repetidas, como, por ejemplo, la inhalación de gases o polvo de arsénico. Por otra parte, algunas personas, en concreto los que ingieren arsénico en las montañas del sur de Austria, han descubierto que el arsénico tiene un efecto tónico, y han desarrollado cierta tolerancia hacia él que les permite ingerir cada día una cantidad que normalmente sería una dosis fatal. Sin embargo, esta tolerancia no les protege contra la misma cantidad de arsénico administrada hipodérmicamente.
A menudo es importante contar con un test fiable que detecte la presencia de cantidades pequeñas de arsénico, porque el arsénico, aun siendo un veneno violento, es ampliamente usado y, por tanto, es un contaminante muy difundido. La prueba de Marsh, llamado así por su inventor, el químico inglés James Marsh, proporciona un método simple para detectar trazas de arsénico tan mínimas que no podrían descubrirse con un análisis ordinario. La sustancia a analizar se coloca en un generador de hidrógeno, y el arsénico presente se convierte en arsenamina (AsH3), que se mezcla con el hidrógeno. Si el flujo de hidrógeno se calienta mientras pasa por un tubo de vidrio, la arsenamina se descompone, y el arsénico metálico se deposita en el tubo. Cantidades mínimas producen una mancha apreciable. Utilizando la prueba de Marsh se pueden detectar cantidades tan mínimas como 0,1 mg de arsénico o de antimonio.
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Recopilación por J. W. de W.



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