La conducta asumida por los actuales dirigentes del gobierno de los Estados Unidos, debido a la destrucción de las Torres Gemelas de Nueva York y parte del Pentágono en Washington D.C., se parece a la del elefante frente al desdichado ratón reseñado anteriormente; solo que en este caso no hay quien pueda controlar a ese gigante. Recordemos y siempre tengamos presente que el ataque militar a la República de Afganistán y a la República Islámica de Irak, en los cuales se ha demostrado fehacientemente que no hubo ninguna clase de justificación racional para hacerlo, originó que el mismísimo Santo Padre Juan Pablo II los calificara de ilegales e inmorales.
En los últimos tiempos las acciones terroristas han estado presentes en muchos países del mundo y aunque en el ámbito político no logran mayores y perdurables éxitos, si lesionan a muchas personas inocente; siendo por ello una práctica detestable bajo cualquier punto de vista. Las acciones terroristas, cuando no son de Estado como las efectuadas contra Afganistán e Irak, son llevadas a cabo por un grupo reducido de personas dirigidas por contados líderes, por tal circunstancia el comportamiento lógico contra esa clase de terrorismo tiene que ser personalizado, es decir, se debe buscar y castigar directamente a los sujetos que financian, estimulan y participan en estas acciones; de ningún modo inmolar a todo un pueblo. Con esas dos invasiones los Estados Unidos lo único que ha logrado es incitar a millones de seres humanos a incrementar su sentimiento hostil en su contra y motivar a más personas a ingresar a las filas del terrorismo mundial, todo, por usar del falso argumento de siempre, que lo hecho es en nombre de la paz y la libertad evitando un supuesto suicidio político en cada nación avasallada; por Dios, esas espantosas acciones tienen que césar y no deben repetirse nunca más, no sean impertinentes, dejen que los pueblos del mundo adopten libremente los gobiernos que quieran.
El clamor mundial es que pronto en esa admirada nación, Estados Unidos, donde la inmensa mayoría de su gente es sensible, laboriosa y de gran capacidad, se instale un gobierno en el cual la tolerancia sea uno de sus puntos más resaltante para que entonces, realmente, se busque y se promocione la paz en la tierra y nunca más la conflagración. Roguemos al Señor porque este nuevo siglo nos traiga, con la mayor urgencia, una vida llena de felicidad para las mujeres, hombres y niños de esta y futuras generaciones; y que las muertes despiadadas sean abolidas de la faz de la tierra.
Esperemos que la mala percepción que tuvo el Libertador Simón Bolívar con respecto al gobierno de los Estados Unidos, en este siglo XXI pierda su vigencia y a mediano plazo se consiga la ansiada armonía en América; y también en los demás pueblos del orbe. Bolívar nunca se imaginó que los Estados Unidos utilizara el expansionismo y las acciones bélicas fuera del continente americano y por eso le escribe al coronel Patricio Campbell el 5 de agosto de 1.829:
José M. Ameliach N.
Abril de 2.006
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Los comentarios sólo representan la opinión de las personas que los emiten. Son moderados y nos reservamos el derecho de publicación.