«...por mi causa no hay en Venezuela ni un exiliado, ni un preso político, ni un partido disuelto, ni un periódico clausurado, ni una madre derramando lágrimas por la detención o el exilio de un hijo...» -Isaías Medina Angarita-
Por: José M. Ameliach N.Cuando los adecos se dan cuenta que no han podido conquistar la voluntad del pueblo para ganar las elecciones de ese diciembre, se conjuran con algunos militares y juntos, el 18 de octubre de 1.945, derriban al gobierno del Presidente general Isaías Medina Angarita. Días antes, al embajador de los Estados Unidos, Frank Corrigan, se le ve muy activo haciendo contactos frecuentes con el ex presidente Eleazar López Contreras, mientras que un alto funcionario de su embajada, Allan Dawson, se comunica constantemente con connotados representantes adecos, en especial con el dirigente del partido Valmore Rodríguez, director del diario El País.
El Presidente Medina en la mañana del 18 de Octubre llega al palacio de Miraflores y se consigue que éste ha sido tomado por los insurrectos, por lo que tiene que ir a refugiarse al cuartel Ambrosio Plaza; a la 6 y media de la tarde de ese día el presidente Medina se rinde. El día siguiente se constituye una Junta de Gobierno formada por Gonzalo Barrios, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Raúl Leoni, Edmundo Fernández y claro está, Rómulo Betancourt quien la preside, ellos por la parte civil, por la parte militar figuran: el mayor Carlos Delgado Chalbaud y el capitán Mario Vargas. De inmediato los adecos se reparten los ministerios, las gobernaciones y disponen la formación un tribunal especial para perseguir a los miembros del gobierno derrocado, en el cual casi todos los enjuiciados, acusados por el Procurador General de la República Doctor Rafael Caldera Rodríguez, resultan condenados, despojados de sus bienes, encarcelados y/o enviados al exilio.
El general Medina era un hombre muy popular, saludaba a todo aquel que se le atravesara en el camino, se quitaba el sombrero para saludar a las damas, era campechano, instruido y buen orador y, al ser electo presidente, se despoja de su uniforme militar para dar garantía de que su gobierno sería cien por ciento democrático y de corte civilista. De tal manera que es el Presidente Medina quien permite, por primera vez en el siglo XX, la apertura política partidista, la libertad de expresión y el libre accionar de los partidos, además, su gobierno invierte un alto porcentaje del presupuesto nacional en infraestructuras habitacionales y educativas, crea el Seguro Social Obligatorio, se reforma la ley de impuestos y la ley de Hidrocarburos, gravando el mercadeo petrolero con el 50%, se otorga el sufragio a la mujer y se reforma el código civil; comprometiéndose a impulsar una nueva ley electoral y hacer gestiones para la aprobación de otras leyes con mayores beneficios políticos y sociales.
Por las obras realizada en aquella administración y las perspectivas presentadas, al acercarse la nueva elección para Presidente de la Republica bajo la modalidad de segundo grado, Acción Democrática, COPEI y los demás partidos juntos no tenían ninguna posibilidad de acceder a Miraflores, pues se aseguraba saldría electo presidente el candidato apoyado por el gobierno de Medina; siendo por eso que se provoca el golpe de Estado. Dense cuenta de algunas coincidencias, hoy una parte de la oposición se une y con el apoyo gringo saca su candidato presidencial, pero ellos ya saben que no ganarán la elección del 3 de diciembre de 2.006; por lo que siguen apostando al golpe de Estado.
Fue las ansias de poder de los dirigentes adecos y de algunos militares lo que hizo que Venezuela no se desarrollara adecuadamente, física, económica, social y democráticamente a lo largo de 53 años; lapso deplorable para el país. Por lo tanto es necesario, en esta etapa del nuevo orden político e institucional que vive la república a partir de 1.999, tener conciencia y analizar lo afirmado por Simón Bolívar en carta dirigida al general Francisco Carabaño, el 8 de octubre de 1.828:
LOS INTRIGANTES CORROMPEN A LOS PUEBLOS, DESPRESTIGIANDO LA AUTORIDAD. ELLOS BUSCAN LA ANARQUÍA, LA CONFUSIÓN, EL CAOS Y SE GOZAN EN HACER PERDER A LOS PUEBLOS LA INOCENCIA DE SUS COSTUMBRES HONESTAS Y PACÍFICAS.
José M. Ameliach N.Octubre de 2.006
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