26 diciembre 2007

MOTIVOS DE FOTOS

Crónicas Viajeras...
Recuerdo la parábola de la caridad del pobre, que dio menos cantidad de monedas, pero que correspondía a entregar todo lo que tuvo; contra la caridad del rico, que es una caridad hipócrita; pues pretende figurar, entrega más monedas, para hacer creer que existen ricos buenos; ¡¡tal hecho es una falsedad!!...

Por, Melva Josefina Márquez Rojas (*)



Para los últimos días del año, de cualquier año, de todos los años, sobre todo de los últimos años comandados por las agencias de publicidad, las gentes que viven en las calles o bajo algún techo de miseria, son objeto de fotografías, unas más espectaculares que otras. Y dan premios al talento por tomar el mejor ángulo, el mejor rostro, la mugre más caleidoscópica y el llanto más desgarrador. El premio se lo lleva quien cámara en mano, la toma, independientemente si lo motiva el dinero, el arte o la denuncia. -¡Primer premio: 100 mil dólares y visita a nuestras instalaciones!- Los trastes en la cabeza se los sigue llevando el motivo de la foto. Se queda pegada su estampita bajo las luces de exposición mientras su anonimato y su tragedia sigue empujándolo por quien sabe qué caminos.

Y es que el Pueblo, el más sufrido, el más olvidado, es motivo perfecto para estos días. "Compra un kilo de ayuda para lo niños de Oaxaca". Allí, en la caja de pago del supermercado atestado de gentes quienes, a modo del hipo, meten cada cosa inútil en su carrito con cada contracción del diafragma. Una niña, con el rostro marcado de mocos o cundido de tierra mojada, una mirada que implora "el kilo de ayuda" no se sabe a quien ni se sabe a donde y menos si la mirada es por el kilito. Pautas publicitarias, pues. Ahora, dicen en el periódico que el movimiento estudiantil se retrató con niños de los cerros y regalos de plástico made in China: camioncitos con ruedas que se rompen al primer tramo recorrido de piedras o tierra, muñequitas de plástico soplado y transparente cuyos pies y manos son el blanco preferido de los dientes que apenas empiezan a crecer, juegos de losa en los que se mezclan agua y pedacitos de grama porque no hay nada más qué cocinar. ¿Barbies? No, vacié, eso es muy caro y son muchos carajitos. ¿Cuadernos y lápices? No, vacié, eso no es regalo de Navidad. ¿Servicio Social para ayudarlos a que vayan a la escuela y luego a hacer sus tareas? No, vacié, no hay tiempo….es que tenemos que pintar vidrios de los coches y tumbar al gobierno.

Los motivos están en todas partes. Aquí mismo, en la zona del Pedregal, cerca de la clínica del IMSS donde nacen cientos cada día, se paran con un cochinito de plástico con sus niños atrás dentro de sus rebozos que se amarran por delante. - ¡Qué fastidio con estas personas, deberían volverse a sus montes, piensan muchos que llevan sus pinos naturales bien amarraditos sobre sus coches e incluso gentes que deben en número de años las cuotas de sus tarjetas–. De pronto, algunos llevan sus cámaras chidas y saltan a tomarles una foto en sus mugres para recibir el premio de quienes pagan para evadir impuestos. -¡Qué buenecitos son!-. Todo sea por la causa de los motivos.


Por, Melva Josefina Márquez Rojas (*)
(*) Profesora ULA.
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