o el síndrome DidalcoEl horrible el dilema de tener que vivir como adeco y a la vez sufrir la pose de bolivariano... ya veremos qué pasa de este experimento popular del revocatorio, y quiera Dios que los que vengan, sepan que el pueblo se mantendrá vigilante y que si no sirven, ¡pa’l carajo!…
Por: José Sant Roz -
Tomado de: www.aporrea.org -17/03/07 - En Mérida ya recogieron las firmas para pedirle el revocatorio al alcalde del municipio Libertador Carlos León, y se las recogió la oposición. La vaina es grave, porque a Carlos no lo quiere nadie, excepto el gobernador Florencio Porras. Si a mí la oposición me hubiera solicitado esa firma ni por el coño se las hubiera dado, pero caramba, qué desempeño tan deprimente el tuyo, Carlos León. A la vez, para tenerte de alcalde, Carlos León que tienes empleado a un buen sector de Primero Justicia, pues mejor que gobierne alguien declaradamente escuálido. Carlos ha favorecido en todo a la ultra-derecha, a los vendedores de licor, a los jugadores de casinos, a los empresarios toreros, a cuanto bicho de uña gruesa y rabo bien peludo procura negociar con su municipio. El caso del Centro Comercial del Yuan Ling, los adefesios administrativos en El Rodeo, el estado de calles y avenidas, el show de Sodoma y Gomorra montado en las Ferias del Ron, la deforestación inclemente en una ciudad que fue arrasada por adecos y copeyanos, mil caos y además, el chuzo y medio con el que se ha forrado de gente anti-chavistas a muerte, determina en fin que de socialista no tiene un pelo.
Florencio Porras, por su parte ha ido evolucionando hacia una especie de Didalco Bolívar, aunque se siente un poco más seguro; es más difícil recogerle las firmas, pero igual, no deja de mostrar cierta preocupación y arrechera. Florencio se siente muy identificado con Carlos, y sabe que si éste sale le moverán el piso feamente El día martes 13 (no se casó pero…) se embarcó en una bella nave: llegó Florencio a Mérida deseoso de ser revolucionario; venía de la capital, en una avioneta del potentado contratista Dizio, y de inmediato solicitó una reunión con el Frente de Fuerza Socialista, FFS. Este Frente le venía atacando con pulso y precisión revolucionaria, y el 27-F organizó una marcha en defensa de los 5 Motores estratégicos. Entre los organizadores de la marcha estaba el “Fantasma”, Diógenes Andrade. Ese día, el portentoso gobernador, en su Gobernación, escuchó unos gritos, se asomó al balcón de los oligarcas, y pletórico de seguridad dijo, como cosa de muy poca monta: “Un Fantasma y cuatro pelagatos. Bahh.”
Realmente Florencio se siente muy incómodo desde que el MVR desapareció del escenario nacional, y si antes no le había visto ni pie ni cabeza al proyecto del Presidente, ahora no le aprecia cuerpo, entelequia, ni nada. Nunca pensó Porras, siendo él un militar de cojones, que un día iba a sobrellevar el horrible dilema (y vejación) de tener que vivir como adeco y a la vez cargar a cuestas el disfraz de bolivariano. “Esa vaina no se le hace a un hombre serio”, debe haberse dicho más de una vez. Peor aún, tener que bajarse de una bella aeronave, digna de un magnate excelso y delicado, gente de buen gusto y mejor tono, y educación, y que lo estén esperando para pedirle cuantas cosas les pase por la cabeza, la chusma irredenta, “el lumpen vulgar, feo, indisciplinado, anárquico”.
Algunos representantes del FFS, se apersonaron ante el señor gobernador, y con firmeza le dijeron que esta vez sí iban a luchar para impedir que el cacique Rubén Ávila no se fuera apoderar del partido bolivariano, a lo que Porras les respondió: “Si ustedes no le echan bolas, el PSUV se lo van a coger los Rubenes”. ¡Como si él, Porras no hubiese convivido de la manera más apersogada, más íntima y comprometida, durante ocho años, con esos mismos Rubenes!
Pero insistimos, esa mañana del lunes, 12 de marzo, el señor Gobernador aterrizaba en el aeropuerto Alberto Carnevali, en una avioneta privada perteneciente a la sociedad del magnate Vivas-Dizio. Se trataba de un pequeño obsequio al Gobernador, porque él también tiene derecho como el Presidente Chávez, a viajar: lástima que no fuese para propagar los ideales bolivarianos ni para comprometerse con los miserables de la tierra, sino para endeudarse con los oligarcas, y ya sabe todo el mundo los ojos de todas las caras que le cuesta al pueblo, al fisco nacional, esos favores.
Ahora le recuerdan al Gobernador, cuán olvidadas quedaron aquellas expresiones suyas, de arrecho en plena campaña, antes de coger el poder por los cachos, de que en Mérida habían quedado atrás los días en que los empresarios compraban gobernadores, prestándoles avionetas o haciéndoles lujosos regalos. Todo en clara alusión a William Dávila Barrios.
Pues bien, el señor Gobernador llegaba estresado, no se sabe realmente de dónde (aunque habíamos dicho que venía de Caracas). Florencio no es como Chávez que todo el mundo en cada instante quiere saber dónde está y qué hace. Siempre da igual para el pueblo que Florencio se encuentre o no en su Gobernación. Claro, no piensan lo mismo, los contratistas, los magnates y los jalabolas.
Lo que revela que el Gobernador no anda bien, es que reunido con el FFS llamó a Carlos León, porque le parecía sin duda que aquel encuentro era de fantasía, de locura, de genialidad inaudita, y Carlitos no se la podía perder. Ellos dos para todos, y todo para ellos dos. Son indefectiblemente los dos ligaditos, como dos gotas de agua, como dos hermanos del alma, porque indudablemente lo que vaya contra el uno se puede revertir contra el otro. El otro es él, y él es el otro. Es mil veces más fácil pedirle el revocatorio a Carlitos, ¿pero y entonces cómo queda él, si le dan un severo mazazo a su alma gemela?
Se cuenta que la reunión con el FFS duró cuatro horas, y Florencio y que pretende ahora recoger su larga capa. Ya es muy tarde para que cambie y para que salga de todo ese tren de incompetentes y mediocres funcionarios que le rodean. Se le acabó el tiempo para hacer algo que valga la pena. Por ahí le anda roncando William Dávila Barrios quien dice que lo único bueno que ha hecho Porras se lo inspiró él, sobre todo el muladar del Trolebus.
De modo, pues, que el llamado “Alcaldito”, el creador de la Primera Escuela de Toreo Bolivariano, el frívolo supremo de las Ferias del Ron y del jujú del Yuan Lin y de mil otros desquicios, entre los escuadrones de Primero Justicia que lo protegen, tendrá, ahora sí, que darle la cara al pueblo. Y la izquierda tendrá que buscarse para la Alcaldía, alguien que valga la pena.
Por otro lado, allá en Aragua, el Gobernador Didalco Bolívar se declara “socialista democrático” y califica de intimidación el informe del CNE sobre revocatorios. Didalco, redondo de cuerpo y alma, como diría Pablo Neruda, no es aquí, ni en ninguna parte, socialista. Didalco Bolívar se permite todavía decir que su partido no permitirá que los cargos que son de elección popular sean designados a dedo. "No vamos a aceptar que los gobernadores, alcaldes, diputados y concejales y las juntas parroquiales sean designados a dedo. El que tiene los votos es el pueblo". Cuando no hay nadie en el planeta que haya sobrevivido más a fuerza de imposiciones dediles que él.
Bueno, en fin, ya veremos qué pasa de este experimento popular del revocatorio, y quiera Dios que los que vengan, sepan que el pueblo se mantendrá vigilante y que si no sirven, pa’l carajo…
Por: José Sant Roz -jrodri@ula.ve
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