¡ah... jaimito pa'tremendo!...
Los cuatro jinetes del Apocalipsis son los siervos de Satanás que destruirán la tierra en el fin del mundo. Según la Biblia, son esclavos del anticristo, que puede referirse a Satán... y allí aparece Jaimito…
Por Guillermo Sáez Álvarez
Un compañero ve a Jaimito fuera del salón en horas de clase y le pregunta:
- ¿Qué te pasó, Jaimito? Y Jaimito le responde:
- Que la maestra me botó de clases.
- ¿Y por qué te botaron?, pregunta de nuevo su compañero.
- Porque me preguntó quienes eran los 4 jinetes del apocalipsis.
- Y tú que le respondiste?...
– Que eran Obama, Sarkozy, Cameron y Netanyahu…. ¡Ja, Ja, Ja, Ja…!
Este Jaimito si es jodedor, pero no está lejos de la verdad. Solo que cambiaron los caballos por aviones y la espada, la guadaña, el arco y el hacha por bombas.
Una vez más, la realidad supera a la mejor novela de ficción, y el mejor libretista de horror queda en ridículo delante de este cuarteto de la guerra y de la muerte, creadores del hambre y mensajeros de Satanás, o si lo prefieren, del anticristo, mas, nunca de la victoria. Y cuando hablo de victoria, me refiero a la victoria de los libertadores, a la victoria e los guerreros que lucharon y seguirán luchando por la justicia, por la independencia de los pueblos y por la soberanía de los mismos.
Latente está aún el dolor de los inocentes, la sangre derramada de los niños, mujeres y ancianos caídos en la masacre contra Libia y el oprobioso linchamiento y asesinato del líder que había llevado a su pueblo a los más altos niveles de vida, que cualquier otro país al norte de África.
Ya armaron su sainete. Comenzó la repartición de la torta regada con sangre humana, se llevaron a Gaddafi a lo más profundo del desierto y allí, lejos de todo, a escondidas, como buenos delincuentes que son, y bien a salvo de cualquier curioso, sepultaron su tesoro, sin ninguna marca, sin siquiera anotar las coordenadas, y sabiendo que en esa inmensidad de arenas milenarias pronto no quedaría rastro del héroe. Pero olvidaron que allí, precisamente le hubiese gustado descansar eternamente.
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Daños colaterales al salvar a Hiroshima |
Y cuando aún no se ha enfriado el calor de las bombas, cuando aún hay cuerpos bajo los escombros. Las mentes calenturientas de los perros de la guerra ya tienen en la mira de sus misiles, la próxima víctima que por los vientos que soplan en los mentideros políticos, puede ser un hueso duro de roer, tan duro, que podría llevarnos al Apocalipsis.
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