La solidaridad en el combate es una de las formas más simples y elementales de la cooperación, base del combate moderno.
Por: Ernesto (CHÉ) Guevara
Verde Olivo, 15 de mayo de 1960.
Cuando todos los combatientes iban armados del mismo modo, con palos o mazas de combate, la cooperación se reducía a atacar simultáneamente varios a un mismo enemigo al objeto de asegurar la superioridad necesaria para ponerlo rápidamente fuera de combate y concentrar luego los golpes contra otro adversario. Así se lograba ir batiendo al enemigo por partes mediante la concentración sucesiva de los esfuerzos conjuntos. Esta táctica primitiva ha seguido manifestándose en formas cada vez más complejas a lo largo de la larga y sangrienta historia de las guerras, conforme se iban diferenciando los armamentos, hasta llegar a la enorme complicación del combate en la tierra y en el aire con ametralladoras, morteros, cañones, obuses, tanques, aviones de caza, asalto, bombardeo, &c.
En el fondo, el problema táctico sigue planteado en aquellos términos: concentrar el esfuerzo del conjunto en un lugar y en un tiempo dado para lograr allí la victoria parcial que se convierte luego en un triunfo definitivo mediante acciones enérgicas ininterrumpidas, persiguiendo al enemigo sin dejarle reorganizarse y volver en sí.
Tanto en la escala grande de los ejércitos de cientos de miles de hombres como en la escala mínima del combatiente dentro de la escuadra, la base de la cooperación es la solidaridad del el combate. ¿Qué exigencias plantea la solidaridad? Exige la concentración de los esfuerzos de varios combatientes sobre un objetivo común, que es el determinado por el jefe inmediato, en la escuadra por el cabo. En el campo de batalla hay varios objetivos, no uno solo y si la escuadra dispersa sus esfuerzos en varios objetivos, cada soldado en el que mejor le parezca, la escuadra consumirá sus balas sin haber alcanzado ningún objetivo, su combate habrá sido estéril, no habrá podido avanzar apenas y eso con muchas bajas, porque a fin de cuentas: ¿Cómo es posible avanzar en el campo de batalla bajo el fuego enemigo? Unica y exclusivamente gracias a la cooperación: mientras un combatiente avanza corriendo arrastrándose, otros dos por lo menos, deben cubrirlo con sus fuegos. ¿Qué quiere decir eso? Quiere decir, sencillamente, que deben impedir que el enemigo asome la cabeza para ver a su compañero que avanza y apuntarle con precisión. ¿Cómo impedirlo? No apartando la vista del lugar desde donde hace fuego el enemigo y disparando contra él en cuanto asome la cabeza, en cuanto haga fuego. Para asegurar mejor el avance del compañero, mientras éste salta a toda carrera desde un lugar a otro del terreno (piedra, árbol, matorral, &c.), debe dispararse contra el lugar donde está emplazado el enemigo. Si en el frente por donde avanza la escuadra hay dos emplazamientos del enemigo desde donde éste dirige su fuego, el cabo señalará a cada dos o tres combatientes el mismo objetivo. Si apareciesen nuevos objetivos en el curso del combate, él los asignará a quienes corresponda o pedirá al jefe del pelotón que los tome a su cargo.
Así, en el ataque, la base del avance es la solidaridad; el que salta de un emplazamiento a otro sabe perfectamente que otros compañeros aseguran su avance con el fuego, están pendientes de su seguridad. El, en cuanto llega al nuevo lugar elegido, busca una posición favorable que le permita disparar con eficacia sobre el enemigo para proteger el avance de sus compañeros. Y todo esto ahorrando bien las balas, sin disparar por meter ruido, apunta siempre con toda precisión y dispara sólo cuando el enemigo asome o en dirección a los fogonazos del arma enemiga.
La solidaridad, basada como decíamos antes en la cooperación, no excluye en modo alguno la iniciativa. Si tú ves en el curso del combate que tu vecino atraviesa una situación difícil, debes ayudarle, pero hazlo con buen juicio, ten presente que la mejor ayuda que puedes prestar a tu vecino en el combate es cumplir la misión que te ha sido impuesta, esto quiere decir que no debes abandonar, por tu cuenta y riesgo, el cumplimiento de tu misión. Si ves que una ametralladora enemiga, pongamos por ejemplo, abre fuego sobre la escuadra que avanza a tu derecha y tú ves a los sirvientes de esa ametralladora, debes de disparar sobre ellos sin vacilar ni un instante, sin pedir autorización a tu cabo.
Pero lo que no debes hacer es avanzar tú solo hacia esa ametralladora separándote de tu escuadra y abandonando a tus compañeros. Dispara sobre esa ametralladora que está impidiendo el avance a la escuadra vecina, advierte pronto a tu cabo de la aparición de ese nuevo objetivo y sigue cumpliendo tu misión hasta que se te encomiende otra. Ten en cuenta que con el avance de la escuadra tuya es como mejor se ayuda a la escuadra vecina que atraviesa una situación difícil, porque con su avance tu escuadra ocupará una posición del terreno que domine a esa ametralladora y haga más fácil y segura su destrucción, en el ejemplo que hemos expuesto. De aquí ves claramente cómo hay que entender la solidaridad en el combate, en el marco de la necesaria cooperación, siguiendo la maniobra trazada por el mando con absoluta disciplina consciente, sin actuar cada uno «por la libre». Porque la fuerza, no lo olvides nunca, reside en la unidad, tanto en la escala de lo grande como en la escala de lo pequeño, y si rompes esa unidad pierdes la fuerza por grande que sea tu entusiasmo y mucha tu valentía personal.
Hay otros muchísimos casos en que se requiere la solidaridad; por ejemplo, si a tu compañero se le han terminado las balas y tú tienes aún, ¿qué debes hacer? Piensa qué es más eficaz en el combate: si diez balas disparadas por un mismo fusil o dos fusiles disparando cinco balas cada uno. Piensa en que un combatiente sin balas es en el campo de batalla un blanco pasivo al tiro del enemigo, no te podrá proteger en tu avance y tu avance no te servirá a ti para nada, ya que al llegar a la nueva posición no podrá proteger el avance tuyo con su fuego.
Si tu compañero cae herido en el combate ¿qué hacer? ¿Cómo se refleja mejor en este caso la solidaridad? Si llevado de tus sentimientos de compañerismo le tomas sobre tus hombros para evacuarle a la retaguardia resulta que el enemigo no ha puesto a un hombre fuera de combate, sino a dos y el resto de la escuadra se ve privada de dos combatientes de una vez, con lo que será más difícil su avance, podrá tener más bajas ya que se rompe la base de la cooperación: dos tiran mientras uno avanza. Ya el avance de cada uno de los combatientes no podrá ser cubierto por el fuego de los compañeros, sino por el de uno sólo, eso significa que la protección será más débil, el avance más lento, mayores las posibilidades de sufrir nuevas bajas sin poder cumplir la misión. Resulta así que por sacar del peligro a un compañero herido has expuesto a que sean heridos otros más y has comprometido el éxito de la escuadra en su conjunto, el éxito de la maniobra del pelotón. Piensa bien: ¿qué has logrado al llevar unos cientos de metros atrás a tu compañero herido? Has logrado ponerle más lejos del alcance del tiro enemigo y acercarle a los camilleros de la compañía ¿verdad? Pues bien, ¿no hubieras logrado lo mismo si en lugar de ir hacia atrás con tu compañero herido a cuestas le hubieras prestado la primera ayuda allí mismo donde cayó herido, le hubieras ayudado a ocultarse en algún hoyo del terreno y sin más pérdida de tiempo hubieras seguido avanzando? Con tu avance le alejabas también del enemigo, ya que le cubrías con tu fuego y permitías que llegasen pronto a él los camilleros. Porque tú no estás solo en el combate, cuando tu avanzas traes detrás de ti a todo el dispositivo de tu pelotón, de la compañía y así avanzando, siguiendo fielmente el cumplimiento de tu misión combativa, es como mejor ayudas a tu compañero herido, es como mejor cumples con la solidaridad con todos tus compañeros. Así es como debe entenderse la solidaridad en el combate.
Por: Ernesto (CHÉ) Guevara
Verde Olivo, 15 de mayo de 1960.
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