Los asesinos, los ingratos, los maldicientes y los traidores, han rebosado la medida de mi sufrimiento. No hay día, no hay hora, en que estos abominables no me hagan beber la hez de la calumnia.-Simón Bólivar
Por, Martín Guédez
Los últimos tiempos y en la medida en que se aproxima el momento estelar del pueblo, cuando en uso de su soberanía decidirá –para decirlo con ese lenguaje llano del Comandante Chávez- si para el trote, se regresa o continua la marcha hacia su destino protagónico, las contradicciones hacen emerger la naturaleza real de las ideas y el discurso de quienes las presentan.
Para unos, aquellos izquierdistas revolucionarios para quienes la revolución es el sueño… siempre que sea en otro lugar y de lejos, estos que arrojan las caretas con furia y se destapan como lo que siempre fueron: vividores a costa de “su” revolución aérea, volátil, dulce, caviar y pendeja, la Reforma es el horror, la barbarie el fin de “su” civilización. Para otros (ver el excelente artículo de Manuel Brito “Los Bravo”), la revolución hay que hacerla ¡ya!, dictadura del proletariado ¡ya!, eliminación de la propiedad ¡ya!, el Comandante Chávez es un agente del imperialismo, la CIA y socio de Bill Gates.
Estoy persuadido –hace mucho tiempo- que ni los unos ni los otros han pasado de la lectura de las tapas de los textos de Marx o Engels que tanto invocan y cacarean. Me siento por otro lado íntimamente engañado por Chávez, se los confieso, Chávez dice que nunca ha leído a Marx o Lenin y sin embargo nadie los interpreta mejor. ¡Qué cosa! ¿No?, ¿será por eso que no lo soportan?, ¡Ah, Manuel Brito!, ¿será por eso?
Chávez está haciendo una revolución radicalmente democrática, está conformando un Estado –reitero- radicalmente democrático bajo una dominación política del pueblo (obreros, campesinos, amas de casa, profesionales) indirecta dado que la mayoría del pueblo no consta únicamente de proletarios conscientes sino que se encuentra en fase de transformación. Es probable que esta etapa genere nuevas luchas y contradicciones transicionales, es probable… el tiempo dirá. La Reforma Constitucional se inscribe en la necesidad de que esa democracia le sea útil al pueblo como medio para llevar a cabo amplias medidas que aseguren su preeminencia. Algunas de las medidas que deberá poner en ejecución el gobierno popular a partir de la Reforma serían estas:
Por supuesto, todas estas medidas no podrán ser llevadas a la práctica de golpe. ¡Epa…aceleraditos! Pero cada una entraña necesariamente la siguiente pues una vez emprendido el camino el pueblo se verá obligado a seguir siempre adelante y concentrar más y más en sus manos toda la industria, toda la agricultura, todo el capital, todo el transporte y todo el cambio. ¡Epa… camaleones! Este es pues el objetivo al que debe orientarse todas las medidas mencionadas. ¡Calma…aceleraditos!, ¡no se asusten…camaleones!
Esta revolución verdadera alcanzará sus objetivos en el mismo grado en que el trabajo de proletarios y campesinos multipliquen las fuerzas productivas del país, se alcance la mayor suma de felicidad posible y finalmente, cuando todo el capital, toda la producción y todo el cambio estén concentrados en las manos del pueblo, entonces, la propiedad privada de los medios de producción –no de los bienes obtenidos honestamente con el trabajo- dejará de existir de por sí, el dinero se hará superfluo, la producción aumentará hasta satisfacer todas las necesidades y los hombres y mujeres cambiarán tanto que se podrán suprimir también las últimas formas de relaciones de la vieja sociedad.
Ahora les tengo una sorpresa, este texto, salvo algunos ajustes para hacerlo contemporáneo, no es mío. ¡Faltaría más, ojalá tuviera yo esta claridad de ideas!, este texto, tanto para los hunos ¡Epa, Douglas!, como para los desabridos camaleones arrepentidos, es de Federico Engels y está en la edición de Proyecto Espartaco, llevando por título: Principios del Comunismo.
Ahora me pregunto, ¿lo habrán leído alguna vez tanto los unos como los otros?, ¿no colocarán a Engels y Marx (este aprobó absolutamente el texto de Federico) los "hunos" el calificativo de traidores y agentes del imperialismo?, ¿no saldrán los otros con pancartas que recen: ¡Engles y Federico, váyanse ya!?...cosas vederes Sancho, que non crederes…
Para unos, aquellos izquierdistas revolucionarios para quienes la revolución es el sueño… siempre que sea en otro lugar y de lejos, estos que arrojan las caretas con furia y se destapan como lo que siempre fueron: vividores a costa de “su” revolución aérea, volátil, dulce, caviar y pendeja, la Reforma es el horror, la barbarie el fin de “su” civilización. Para otros (ver el excelente artículo de Manuel Brito “Los Bravo”), la revolución hay que hacerla ¡ya!, dictadura del proletariado ¡ya!, eliminación de la propiedad ¡ya!, el Comandante Chávez es un agente del imperialismo, la CIA y socio de Bill Gates.
Estoy persuadido –hace mucho tiempo- que ni los unos ni los otros han pasado de la lectura de las tapas de los textos de Marx o Engels que tanto invocan y cacarean. Me siento por otro lado íntimamente engañado por Chávez, se los confieso, Chávez dice que nunca ha leído a Marx o Lenin y sin embargo nadie los interpreta mejor. ¡Qué cosa! ¿No?, ¿será por eso que no lo soportan?, ¡Ah, Manuel Brito!, ¿será por eso?
Chávez está haciendo una revolución radicalmente democrática, está conformando un Estado –reitero- radicalmente democrático bajo una dominación política del pueblo (obreros, campesinos, amas de casa, profesionales) indirecta dado que la mayoría del pueblo no consta únicamente de proletarios conscientes sino que se encuentra en fase de transformación. Es probable que esta etapa genere nuevas luchas y contradicciones transicionales, es probable… el tiempo dirá. La Reforma Constitucional se inscribe en la necesidad de que esa democracia le sea útil al pueblo como medio para llevar a cabo amplias medidas que aseguren su preeminencia. Algunas de las medidas que deberá poner en ejecución el gobierno popular a partir de la Reforma serían estas:
- Estímulo a la creación de unidades productivas de propiedad social y restricciones a la propiedad privada de los medios de producción en áreas estratégicas tales como: impuestos progresivos, altos impuestos a las herencias, no colaboración financiera prestada por el Estado, etc.
- Expropiación gradual de latifundios con indemnizaciones asignadas, intervención y destrucción de los monopolios con la ayuda de la competencia por parte de las industrias y fundos de propiedad social protegidos por el Estado.
- Confiscación de los bienes de los conspiradores sentenciados legalmente.
- Organización del trabajo y ocupación del pueblo en fincas, fábricas y talleres nacionales, con lo cual se eliminará la competencia de los trabajadores y campesinos entre ellos mismos, obligando a que los empresarios que queden deban pagar salarios no inferiores a los obtenidos por aquellos empleados en empresas de propiedad social.
- Centralización de los créditos en las manos del Estado a través de bancos nacionales con capital del Estado.
- Aumento del número de fábricas, talleres, ferrocarriles y astilleros, cultivo de todas las tierras que estén sin labrar y mejoramiento sostenido de las demás tierras en consonancia con el aumento de capitales y el número de trabajadores de que dispone la nación.
- Educación de calidad gratuita para todos conjugando la educación con el trabajo.
- Construcción de ciudades comunales en las unidades productivas endógenas para que vivan en ellas los y las comuneros y comuneras que trabajen en sus industrias o desarrollos agrícolas de modo que se unan las ventajas de la ciudad y el campo, evitando así el efecto y los defectos de la una sobre la otra.
- Destrucción de todos los ranchos y barrios insalubres y mal construidos en forma progresiva.
Por supuesto, todas estas medidas no podrán ser llevadas a la práctica de golpe. ¡Epa…aceleraditos! Pero cada una entraña necesariamente la siguiente pues una vez emprendido el camino el pueblo se verá obligado a seguir siempre adelante y concentrar más y más en sus manos toda la industria, toda la agricultura, todo el capital, todo el transporte y todo el cambio. ¡Epa… camaleones! Este es pues el objetivo al que debe orientarse todas las medidas mencionadas. ¡Calma…aceleraditos!, ¡no se asusten…camaleones!
Esta revolución verdadera alcanzará sus objetivos en el mismo grado en que el trabajo de proletarios y campesinos multipliquen las fuerzas productivas del país, se alcance la mayor suma de felicidad posible y finalmente, cuando todo el capital, toda la producción y todo el cambio estén concentrados en las manos del pueblo, entonces, la propiedad privada de los medios de producción –no de los bienes obtenidos honestamente con el trabajo- dejará de existir de por sí, el dinero se hará superfluo, la producción aumentará hasta satisfacer todas las necesidades y los hombres y mujeres cambiarán tanto que se podrán suprimir también las últimas formas de relaciones de la vieja sociedad.
Ahora les tengo una sorpresa, este texto, salvo algunos ajustes para hacerlo contemporáneo, no es mío. ¡Faltaría más, ojalá tuviera yo esta claridad de ideas!, este texto, tanto para los hunos ¡Epa, Douglas!, como para los desabridos camaleones arrepentidos, es de Federico Engels y está en la edición de Proyecto Espartaco, llevando por título: Principios del Comunismo.
Ahora me pregunto, ¿lo habrán leído alguna vez tanto los unos como los otros?, ¿no colocarán a Engels y Marx (este aprobó absolutamente el texto de Federico) los "hunos" el calificativo de traidores y agentes del imperialismo?, ¿no saldrán los otros con pancartas que recen: ¡Engles y Federico, váyanse ya!?...cosas vederes Sancho, que non crederes…
¡Viva Chávez carajo! ¡Sin Chávez no hay socialismo, sin Socialismo no hay Chávez!
Por, Martín Guédez
Oiga y participe del programa "El Socialismo de las Cosas más Sencillas", con Martín Guédez
Los jueves de 7 a 8 am, por RNV Canal de Noticias.
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