No tienen razón ni en el modo de atarse las trenzas de los zapatos ni en el modo de caminar porque no tienen autonomía...Por: Roberto Hernández Montoya
Tomado de: www.aporrea.org
07/06/07 -
Piden la máxima tribuna de la nación, la Asamblea Nacional, se les concede cadena nacional y entonces dicen que ese no es el lugar y que ellos no fueron a hablar de política en un espacio político por excelencia.
Uno creía que ya no había asombros. Esta oposición no hace sino superar su propia estupidez, afortunadamente no es capaz de entender el abismo inmensurable de su incapacidad porque está convencida de que es la gente educada porque saben unas cuantas marcas de ropa y oyen cancioncitas en inglés.
¿Qué dirán ahora? Que esto confirma que no hay libertad de expresión. O sea, que la máxima libertad de expresión posible: la más alta tribuna nacional y cadena nacional de radio y televisión, con toda la prensa y los medios internacionales, no es libertad de expresión. O sea.
Con razón su líder es Manuel Rosales. Tenían la gran oportunidad histórica y no tuvieron nada que decir, que es en realidad la única razón para el arrugue más vergonzoso de la historia de Venezuela y uno de los más asombrosos del mundo en todos los tiempos.
Si la Asamblea Nacional no es el lugar adecuado, ¿por qué lo pidieron? Los malcriados piden algo con insistencia y cuando por fin se lo dan lo baten contra el suelo con cualquier pretexto, porque, como en el cuento, solo se trataba de joder.
Hay que ser bien bolsas claras para seguir creyendo en esa dirigencia opositora. Hay que tener bien reblandecido el cerebro, hay que tener un discurso bien ralo y deshabitado para seguir sosteniendo a esa oposición. Sorry.
La comparación entre lo mejor que tenían como estudiantes opositores y los bolivarianos fue una pelea de burro con tigre. Lo vimos todos. El orador que eligieron ellos mismos no hizo sino leer un discurso escrito que solo contenía la Vulgata mediática, la cartilla suministrada por la CIA. Luego vinieron los estudiantes bolivarianos, cultos y elocuentes, y terminaron bellamente de confirmar el ridículo opositor. Lo vimos todos.
No tienen razón ni en el modo de atarse las trenzas de los zapatos ni en el modo de caminar porque no tienen autonomía. ¿Quién les ordenó retirarse? El mismo que ordenó a los candidatos de oposición apartarse de las elecciones del 5 de diciembre de 2005.
¿Cómo no pensarlo?
Roberto Hernández Montoya
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