¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida? (Mc 8,36). Perder el alma no es perder algo inefable--que nadie ve ni ha visto-- o una cosa ajena a nosotros. No teman a los que pueden matar el cuerpo, pero no el alma, dice el Evangelio, y no se refería al concepto aristotélicotomista que designa al alma como la forma del cuerpo ni a una sustancia incorpórea, hablaba de la "vida" en sí misma (nefesh en hebreo). El cuerpo material no es toda la vida. El alma es lo que somos, lo que nos hace ... -De Internet-
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