¿Un nuevo show mediático?... ¿Qué se busca?...¿Distraer la opinión pública de la cómplice actitud del gobierno británico ante el holocausto libanés?… ¿Pasar de victimario a víctima ante la opinión mundial?... El show montado resultaba patético… ver los cops quitar los teteros de la boca de los niños para colocarlos en bolsas transparentes (muy acordes con las necesidades mediáticas) era risible por lo tragicómico… -JotaDobleVe-
Tomado de: Piel de Leopardo
Escribió la periodista Jennifer Quinn –el despacho publicado a lo ancho del orbe es de Associated Press– que la policía británica frustró una acción terrorista que pretendía hacer explotar casi en forma simultánea sobre el Atlántico una decena de jets de línea. El cable agregaba que el golpe hubiera significado la muerte de millares de personas.
Otra información puntualizaba que los servicios de espionaje paquistaníes fueron claves para desbaratar el golpe y que se arrestó de inmediato a tres sospechosos.
Llegada la noche del jueves 10 de agosto de 2006, en América del Sur –siempre según las noticias– se sabía que los detenidos oficialmente superaban los 30 presuntos terroristas en Gran Bretaña y que la mayor parte de los aeropuertos europeos habían suspendido los decolajes a Inglaterra y EEUU.
El caos, o sea.Rivera Westerberg
Las mismas fuentes, que nutren a la prensa latinoamericana en materia de novedades del exterior, despejaban dudas en torno a esos hechos que no fueron gracias a la policía secreta del Pakistán: se trataba de una operación de Al Qaeda. Al Qaeda tiene dos méritos contradictorios y poco comunes: es enemigo conocido –luego tranquiliza– y es una organización fantasmagórica –lo que permitirá utilizarla en otra ocasión–.
En este caso, y sin respeto alguno por la discreción necesaria en las investigaciones sobre atentados terroristas, los cables pusieron el grito en el cielo –o en la tierra, los aviones no despegaron–: se trataba de explosivos en base a peróxido. El único peróxido que conoce el común de los mortales, en especial las rubias, es el H202, vulgo: agua oxigenada. El agua oxigenada no explota. Mala información.
De tratarse de una mezcla de ese tipo, con peróxido, debe haber sido peróxido de acetona, que sí es un pelgroso explosivo y puede fabricarse con productos fáciles de conseguir: ácido sulfúrico, agua oxigenada y acetona. Lo malo de la fórmula es que resulta peligrosamente inestable y no le gustan las temperaturas superiores a 10 grados centígrados.
Todo es bueno, sin embargo, para mantener en primer plano la guerra contra el terrorismo, en especial si el terrorismo que padecen allá lejos, en Líbano y sus alrededores, amenaza con despertar a medio mundo de la siesta inducida por los actos terroristas centrados en las "Torres Gemelas" de Nueva York –hecho que costó tantas vidas inocentes y cuya génesis y realizacion permanecen, con firmeza, en el mayor de los misterios–.
Desde hace muchos años es un apotegma en América Latina que cuando un gobierno enfrenta desprestigio en el plano interno, despliega una batería de problemas serios con sus vecinos. Ha ocurrido con frecuencia. Por ejemplo en 1969 entre El Salvador y Honduras –para no cansar al lector con los desaguisados entre Bolivia y Chile, clásicos en la región, aunque durante el siglo XX no hayan significado gran movimiento de tropas–.
Acaso sea mucha maldad –o mera inocencia– preguntarse si el fracaso británico estadounidense en Iraq; los torpes esferzos para que Irán abjure de su soberanía en materia de investigación nuclear; la firmeza institucional, que hace tres años nadie hubiera sospechado, de la República Bolivariana de Venezuela; la ausencia de voces cubanas que llamen a la Casa Blanca para que las salve del socialismo; la recuperación productiva brasileña; los "no se escucha padre" de Corea del Norte; el endurecimiento político de la Federación Rusa; el fin de la primavera concertacionista –aliada de las políticas estadounidnses para la región americana– en Chile; la delicada situación política e institucional en México; la "cosa" China; el asunto de los inmigrantes; la crisis que conmueve a la mayor parte de África –y un largo rosario de etcéteras que obviamente incluye la eventual pírrica victoria de Israel en la aventura de invadir Líbano– no han hecho que esas "potencias" busquen una salida al estilo gran espectáculo tropical a sus impasses.
Ya nadie recuerda la información de pocas semanas atrás, cuando con bombos y platillos el FBI detuvo en Estados Unidos a dos o tres idiotas "militantes" de Al Qaeda (la crónica razonada de esos hechos la escribió Saúl Landau y puede leerse aquí). "Creemos que éste –el de los aviones, no el del FBI– era un plan extraordinariamente serio y estamos seguros de que evitamos un intento de asesinato masivo a una escala inimaginable", dijo la segunda autoridad de Scotland Yard según las agencias trasnacionales de noticias.
La Casa Blanca –para no quedarse atrás como una joven partiquina cuando las estrellas salen a celebrar, respondió al anuncio inglés elevando al rojo vivo sus alertas para los vuelos comerciales procedentes del Reino Unido; extraoficialmente se dijo que ante el temor de que el plan no haya sido frustrado del todo. Alerta que se corrobora –en esta escalada de la autoalimentación del miedo público– por el hecho de que la CNN dijo citar a fuentes de la inteligencia estadounidense para informar que hasta 50 personas podrían estar involucradas en el plan, a medida y semejanza de Al Qaeda.
El más perjudicado fue Mr. Tony Blair, primer ministro británico, de vacaciones en el Caribe: habló con el presidente estadounidense, George W. Bush. Pero, claro, en su vuelo a Londres Blair pudo viajar sin muchos inconvenientes. En el caso de los simples mortales el estado de emergencia hace que sólo puedan transportar consigo lo absolutamente necesario, "como medicamentos vitales, así como pasaportes y billete de vuelo enfundados en plástico transparente". Mucho peligro, pero primero pruebe usted que pagó el pasaje: lo importante es lo importante.
¡Cómo reirá el fantasma del que fue hijo dilecto de la CIA, Osama ben Laden!
Tomado de: Piel de Leopardo
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