18 julio 2006

Unas lágrimas por ti hijo mío…

o cuando la estupidez humana llega a lo inverosímil…

Por: JotaDobleVe

... Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego. -Mahatma Gandhi-


Abrí el correo… ¡y allí estaba!… la carita lacerada de un niño… pero no con las laceraciones que da el juego inocente, y algunas veces temerarios, de la infancia… no fue el derrape en una bajada con una patineta a full chola… ni el estrellarse de una bicicleta contra el seto de rosas de la vecina… ni la caída estrepitosa del guayabo al estar moneando en busca de una fruta… no, no era ese tipo de magulladura de este niño… ni siquiera las que producen algunos degenerados, que se llaman padres, cuado golpean a sus hijos… esa cara desgarrada fue causada por otra cosa… es la necesidad que tienen unos poderosos de contar con combustible barato… sí, a eso se circunscribe la desgracia de este niño… a que una princesa inglesa beoda pueda matarse a 140 kilómetros por hora cuando anda con su amante dentro de un Mercedes al manejado por un dipsómano… o tener el combustible que se requiere para llenar el tanque de una fortaleza en donde el presidente del imperio se deja chupar su miembro por su “secretaria privada”… o simplemente que la camioneta de ocho cilindros, de la señora gringa que lleva a pasear niños con la edad del de la foto a pasear a un parque, tenga suficiente combustible…

Las laceraciones de este niño son par la estupidez de los hombres los cuales ni siquiera saben porque pelean… ellos piensan que por tierras… ellos piensan que es por religión… o por el derecho de una u otra nación a ocupar un territorio… ¡ilusos!, ¡inocentes!... ingenuos!… ¿tres mil años de convivencia mutua no bastaron?… ¿tuvieron que venir el ingles y el norteamericano a separarlos?... ¿a poner en sus cuerpos y en sus almas las intrigas que los llevan a asesinar niños?... ¿a matarse entre si?...

Viendo la foto del niño, de mis ojos brotaron lágrimas… dos lágrimas, ¿dos?... ya no los sé… ya que no fueron de esas lágrimas que se van a tu nariz y las absorbes con una inspiración y te dejan un sabor entre salado y amargo en la garganta… NO, ésas fueron de otras… fueron de esas que corren por tus mejillas y saltan de tu cara… y al estar frente al computador cayeron en mis manos… sentí un nudo en la garganta y la vista nublada por la humedad de los ojos… ojos que se levantan y que se quedan viendo la mirada del niño… baje la mirada y quise que el teclado fuera un arma… miré al niño de nuevo y sentí deseos de matar… si, unas ganas de matar sin rabia… sin sentimientos… solo matar por matar… como se mata cuando se siente mucho odio… y al ver los ojos del niño, quedé confuso… No… no entendía lo que pasaba… porque no sabía si veía a un pasado… o si en los ojos de ese niño me trasportaba a un futuro… y no sabía si era yo quien veía con los ojos del niño, o era el en su inocencia quien veía con mis ojos, quien usaba mi experiencia y veinte años después, sentía el ansia de matar sin sentimientos… a aquellos quienes sin sentimientos mataron a los suyos y le produjeron tanto daño…

Jehová, Ala, Cristo… ¿de quienes sois los dioses?… ¿son esos mortales capaces de hacerle daño a un niño dignos de llamarse hijos vuestros?… No lo creo, no creo que la divinidad que se os achaca sea tan banal… tan inútil… tan hipócrita… ¿donde está la venganza divina?… ¿por qué premias al poderoso que sólo se emborracha, o aquel que fornica y castigas a ese niño?... Perdónenme señores dioses pero ustedes no merecen mi respeto… váyanse al carajo los tres o uno solo como les parezca…

Y a ustedes quienes se matan entre si por satisfacer las ansias de aquellos que ni siquiera conocen… ustedes: ¡¡Malditos sean!!... ¡¡Malditos sean, una y mil veces!!... Y ojala (quiera Ala, Jehová o Cristo) que esos ojos de niño vuelo hombre, en cualquiera de los bandos que él se levante, se vuelvan de odio, y en ese futuro el cual todos ustedes, por su imbecilidad, están forjando, se vuelvan los ojos de un ejecutor sin sentimientos, que mate por odio… y el cual hará que la rueda gire y gire hasta que se cumpla lo que Gandhi dijo y todos ustedes, a la sombra de la ley del Talión, se queden ciegos y no puedan ver el fruto labrado por su propia estupidez…

Aún con lágrimas en los ojos,

JotaDobleVe.


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