Compatriotas: Esta batalla, bien descrita por Ramón, no la ganamos con una ni con cien HOJILLAS, esta batalla la tiene que ganar el ESTADO. Hay que darle un parao desde el ESTADO a los cuatro o cinco canallas dueños de estos medios. La población y la patria misma no pueden seguir secuestradas en las manos miserables de estas empresas. - Si estos rastreros fueran sometidos a la ley, en pocas semanas veríamos el efecto en la sanación de una población que ellos enferman cada día. Un abrazo. - Martín Guédez -
Por: Ramon Mediavilla Diaz
Publicado por: APORREA, Miércoles, 12/07/06 09:49pm
Una de las diferencias más fundamentales entre las naciones del primer mundo y las del tercer mundo es que las grandes potencias planifican, coordinan y ejecutan su política exterior meticulosamente de acuerdo a sus intereses geopolíticos específicos, que esos intereses son principalmente económicos y que utilizan todos los medios a su alcance para lograr sus objetivos, independientemente del gobierno de turno. Otra gran diferencia es la interacción estrecha entre las grandes redes de información y los organismos ejecutivos del estado, como la relación CNN / Departamento de Estado. No hay más que ver la campaña de desprestigio en contra del régimen de Irak que precede a los ataques militares por parte de Los Estados Unidos y El Reino Unido.
Por otra parte y en contraposición, la gran mayoría de los países, especialmente los del tercer mundo, poseen medios de comunicación que suelen ser propiedad de grandes corporaciones multinacionales que operan de acuerdo a los intereses de los grandes poderes globales y en oposición a los legítimos intereses nacionales del país donde están radicados. Además existe un cultura de vasallaje profundamente enraizada en los elementos ejecutivos de estos medios que los ponen de buena gana a la entera disposición de las potencias neocoloniales y en todo caso al servicio del capital.
Durante la campaña invasora de Irak, las cadenas de noticias Norteamericanas e inglesas, secundadas por todas sus filiares a nivel internacional, escondieron muchísima información y tuvieron excesivo cuidado de no mostrar las escenas del horror que vivieron los civiles, los cientos de niños mutilados por las bombas que fueron arrojadas sobre zonas urbanas y los resultados mortíferos del uso de las prohibidas bombas de racimo.
Dice Noam Chomsky (prestigioso disidente norteamericano, profesor de Lingüística en el MIT) en su reciente libro La Deseducacion: En el transcurso de la historia, las clases mejor formadas han respaldado mayoritariamente a los aparatos propagandísticos y, cuando se minimizan o se eliminan las desviaciones de la pureza doctrinal, la maquina de la propaganda suele lograr éxitos apabullantes. Hitler y Stalin lo sabían muy bien y, hasta el día de hoy, tanto las sociedades abiertas como las cerradas han procurado y recompensado la complicidad de la clase instruida.
En contraposición a este reducidísimo grupo existe una masa enorme de gente totalmente desubicada de todo el contexto de la realidad política, social y económica. A este grupo enorme de “gente distraída” Walter Lippmann (eminente sociólogo) le dio el nombre de “rebaño desconcertado”. Apunta el: Cuando el <> intenta ampliar su papel como mero espectador, cuando la gente intenta participar en los resortes de la democracia, la clase especializada reacciona en contra de lo que pasa a denominar <>
En el caso de Venezuela la situación es muy particular. En 1999 lega al poder el Comandante Hugo Chávez Frías y se enfrenta al orden económico y político establecido, un estamento económico y político totalmente subordinado a los intereses de la potencia geopolítica global, Estados Unidos de Norteamérica. Chávez capitalizo las expectativas de este “rebaño desconcertado” y pasa a ser el objetivo de ataque y principal enemigo de los medios audiovisuales y escritos que tenían una profunda relación de sumisión a los intereses multinacionales. Desde entonces en Venezuela se presenta un fenómeno de ataque desconsiderado y aberrante de los medios de comunicación falsamente llamados independientes en contra del gobierno y todas sus manifestaciones como nunca antes se había visto. Chávez hizo de la Democracia participativa su lema en contraposición a la democracia representativa. Crisis en la democracia es ahora el lema de la oposición.
Por otra parte hay una total omisión de todo lo que concierne a la obra del gobierno, grandes acontecimientos de toda índole que suponen grandes beneficios para la colectividad son ocultados con la peor intención y con pérfida premeditación. Recientemente se han culminado obras de gran magnitud como la represa de Caruachi en el Gury, que recibió un premio de una reconocida ONG española por haberse realizado en condiciones de óptima seguridad y respeto ambiental. Grandes obras avanzan en la construcción de un plan de ferrocarriles nacionales sin que esto sea noticia en lo absoluto para los grandes medios de comunicación “supuestamente libres”.
Nada se sabe de las centenares de escuelas construidas o los miles de dispensarios y ambulatorios.
Tal magnitud de omisión y silencio sobre los verdaderos acontecimientos, tal grado de tergiversación de la realidad, tal estado de desinformación y manipulación de la realidad solo tiene un propósito y es la de reforzar los niveles de rechazo que tiene este gobierno en un sector minoritario numéricamente pero de enorme relevancia social y económica por tratarse de la clase media y la clase empresarial venezolana
La dislocación entre el estado venezolano y este sector de la sociedad es obra de los medios de comunicación y no es un fenómeno casual, es el resultado de una política de desinformación bien instrumentada y que tiene su unidad de control en las edificaciones del pentágono, sin descartar por supuesto la complacencia de sectores de poder locales que comparten los mismos intereses y se inclinan hacia la mis filosofía económica y política.
Esta clase media, atenazada por los medios de comunicación, labora principalmente para las compañías venezolanas que son propiedad de personas naturalmente opuestas a los procesos de socialización que adelanta el Gobierno de Venezuela, trabajan también para compañías subsidiarias de las grandes compañías multinacionales cuyos intereses suelen ir a contrapelo de la política de soberanía adelantada por Chávez, y trabajan para la industria petrolera de la apertura. Son médicos, ingenieros, abogados, maestros, comerciantes, y en fin, la gente productiva. La clase media es la que absorbe la mayor cantidad de propaganda antigubernamental. La clase media tiende a ser burguesa por naturaleza y alienada sistemáticamente por los medios de comunicación, no le es fácil asimilar un paradigma revolucionario como el que se desarrolla en Venezuela, es una tarea de aprendizaje sumamente compleja, cuyo éxito depende de la capacidad que tenga el gobierno para revolucionar el Ministerio de Educación y utilizar en esta tarea a los medios de comunicación, que obligatoriamente tendrían que subordinarse a los intereses de la nación por encima de los intereses de las multinacionales.
Las noticias retransmitidas por nuestros medios provienen de cadenas como CNN, CBS, NBC, BBC, El New York Times etc. Están totalmente sometidas o integradas a los intereses que representan estos medios, las grandes corporaciones.. Y ¿quienes son estas empresas? (Noam Chomsky) Estas empresas, primero que todo son muy grandes, con grandes beneficios. Es mas, muchas de ellas están relacionadas, o son directamente propiedad de empresas aun más grandes, como General Electric, Westinhouse, etc. Están en la cima del poder de la economía privada que es una estructura muy tiránica. Las empresas son básicamente dictaduras, jerárquicas, controladas desde arriba. Si no te gusta lo que hacen, vete. Y si no haces lo que te dicen te echan a la calle. Los grandes medios son tan solo una herramienta de control de este gran sistema.
Leamos lo que dice William Blum (El Estado Agresor, edición 2006, La esfera de los libros) con respecto a como las corporaciones y empresas multinacionales ejercen un control autoritario de sus empleados en todo el mundo, incluyendo en Venezuela.
Estas sociedades privadas graban llamadas telefónicas de sus empleados y buzones de voz, leen también los archivos de sus ordenadores y correo electrónico, registrando las paginas de Web que han consultado, grabándolas en video mientras trabajan, observándoles en los baños y en las taquillas con espejos de doble dirección con cámaras ocultas, rastreando su paradero por medio de llaves electrónicas que los obligan a usar, poniendo micrófonos en sus oficinas, sometiéndolos a registros electrónicos como en los aeropuertos, comprobando su orina, comprobando minuciosamente su pasado; todo ello independientemente de su rendimiento laboral o de que si el trabajo que se realiza implica algún peligro o no en lo absoluto.
Por otra parte una gran cantidad de venezolanos de esta misma clase media, y que se ven obligados a trabajar en estas empresas, aunque estén ganados al proceso, se sienten aislados y rodeados de gente adversa a los intereses de la nación. Ellos mismos son inducidos a las dudas sobre la viabilidad de este mismo proceso debido a la insidiosa campaña mediática. Son muchos los empresarios, excelentes y honestos que se dejan influir y amilanar por la enorme cantidad de rumores y falsedades que tienen su fuente en las noticias mal intencionadas que se fabrican en los laboratorios mediáticos. Este fenómeno se conoce como terrorismo mediático. La intención no es otra que sembrar la desconfianza, paralizar la inversión, fomentar la fuga de capitales y frenar la inversión extranjera, con la finalidad de dificultar el proceso de crecimiento económico, endosárselo al gobierno y sacar provecho político
Chávez ha logrado cierto nivel de soberanía para Venezuela sin lugar a dudas, pero valdría la pena preguntarse hasta que punto somos dueños de nuestro futuro y soberanos de verdad si tenemos atrapados en las fauces del sistema de propaganda norteamericano y su enorme maquinaria de control a un sector tan importante de nuestra sociedad. Acaso no es un peligro inminente y una verdadera calamidad que un sector tan estratégico de la sociedad este prácticamente hipnotizado por elementos que no dejan de conspirar.
No es acaso una verdadera calamidad tener al sector de la sociedad mejor preparado desde el punto de vista ocupacional, tecnológico, productivo, comercial y financiero, en condiciones de manifiesta hostilidad en contra del proceso y listo para respaldar cualquier intento agresor por parte de los factores que lo adversas, específicamente los núcleos de poder global. No nos engañemos, estas personas añoran una intervención, celebran cada intento de condena a nuestro país por parte de los organismos y las instituciones internacionales manejadas por el imperio, esperan impacientes la ocupación de Venezuela por fuerzas de Estados Unidos y sus lacayos.
Es un error que el Gobierno solo vea a la oposición como un simple numero que no representaría mayor amenaza para unas elecciones. El 30 % de la población no será un peligro para una contienda electoral pero es un número enorme si se presta a colaborar con una potencia invasora en su aventura por retomar el control de Venezuela, y eso es lo que realmente esta en juego. Estados Unidos esta preparando una intervención no una fiesta electoral. Estados Unidos no va a permitir pacíficamente que seamos independientes, que promovamos la emancipación de Suramérica y afectemos sus interés globalitas. Ellos necesitan una excusa para apropiarse de nuestro petróleo y nosotros se la estamos dando, al menos eso es lo que piensa un sector que posee la mayoría del capital y se lo esta haciendo creer a sus vasallos.
Estados Unidos ha encontrado en la guerra una magnifica herramienta para expandir su hegemonía en forma absoluta a nivel global, no acepta ningún tipo de resistencia. Cada día pareciera que su presidente G.W. Bush esta enfrascado en una especie de juego de la ruleta Rusa, en la cual trata de identificar a una nueva victima de sus planes de ataque. Todo parece indicar que antes de que termine el año en curso se desatara una nueva agresión. No se sabe quien será la próxima victima: tal vez Irán, donde el pentágono ya tiene una lista de 400 blancos estratégicos, tal vez Corea del Norte, para lo cual ha utilizado a Japón que “esta pidiendo un ataque preventivo”, o lo que seria muchísimo peor para nosotros: tal vez sea Venezuela, para lo cual se están desatando una pérfida campaña de satanización utilizando a reconocidos traidores de la cuarta república y los siempre traidores medios de comunicación opositores.
La clase media esta atrapada por una ofensiva mediática sin precedentes en nuestra historia y si el estado no hace nada ellos serán el Caballo de Troya y la carne de canon que Estados Unidos requiere para la guerra civil, que sin lugar a dudas se desataría en caso de que se decidan a intervenir. Una copia al carbón de su estrategia en Irak.
Además es absolutamente imposible que un país pueda llevar a cabo un proceso de reconstrucción encaminado a la prosperidad sin contar con el sector de la clase media, sin el sector productivo-empresarial, con la oposición del sector financiero. La maquinaria mediática de la oposición esta absoluta y sin ningún tipo de recato volcada a la subversión, a la creación de una matriz de opinión tanto interna como externa totalmente adversa a Venezuela. Desde Venezuela se proyectan imágenes totalmente distorsionadas de la realidad que tarde o temprano tendrán su efecto. En las manos del Presidente esta en ultimo caso la responsabilidad de evitar que se salgan con la suya los que de alguna manera están colocándolo trozos de leña a su alrededor y esperan que alguien encienda el fósforo.
Presidente Hugo Chávez, tenga en cuenta que es apenas un puñado de personajes mercenarios que todos los días tenemos que soportar en apenas dos emisoras de televisión, son menos de una docena los que todos los días lo colocan a usted en la picota, mientras la inmensa mayoría de los venezolanos esta esperando que los ponga a en su sitio y traiga un poco de sosiego a la colectividad.
Por: Ramon Mediavilla Diaz
Publicado por: APORREA, Miércoles, 12/07/06 09:49pm
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