Texto: Alexis Arellano (*)
La posición de algunos amigos que celebran por adelantado el triunfo del próximo 3 de diciembre me motiva a escribir esta nota. Considero una señal de miopía política pensar que la existencia de múltiples candidatos en la oposición evidencia debilidad, desarticulación y existencia de varias agendas. Ellos son torpes pero no estúpidos, y cuentan además con el apoyo, la asesoría y el financiamiento del gobierno de los Estados Unidos, que si de algo sabe es de desestabilizar y derrocar gobiernos.
Cierto es que hasta ahora han fracasado en sus intentos de derrocar el gobierno de Chávez, pero una evaluación de las causas de ello nos conduciría a identificar nuestras fortalezas y a comprender que ha sido un error de su parte, el haber atacado al gobierno por un solo flanco. De una acción pasaron a otra, pero siempre en un campo de batalla, brindándonos la oportunidad de concentrar todas nuestras fuerzas y recursos en contrarrestar los efectos de cada una de sus acciones.
De una huelga general pasaron al sainete de Altamira, luego sabotearon la industria petrolera; un poco más tarde organizaron guarimbas y hasta planificaron un magnicidio. Afortunadamente nunca intentaron un ataque en masa por diferentes flancos y nunca sincronizaron varias acciones golpistas. El problema es que eso que no hicieron en el pasado, lo que intentan hacer en estos momentos y muchos de los nuestros duermen el los laureles, pensando que están enrollados. Como en una gran obra teatral le ha sido asignado un papel a cada uno de los actores políticos y económicos que adversan la Revolución Bolivariana. En el desempeño de su rol los actores parecieran estar confrontados, pero en la realidad todos juegan a que la obra que han preparado en Washington tenga éxito y culmine con la salida de Chávez. No hay contradicción alguna entre el llamado a abstención que hace acción Democrática y las precandidaturas de Teodoro, Borges, Cecilia, Manuel y pare usted de contar. Al final, el guión establece que todos deben renunciar, argumentando que Chávez es un dictador y que no hay condiciones para hacer unas elecciones limpias, mientras tanto deben simular que participan. Tampoco hay contradicción entre quienes proponen unas primarias y quienes exigen que la selección del candidato único se haga por consenso. La idea es aparentar que se desea participar en el juego democrático, aún con puntos de vista diferentes, pero júrenlo que el candidato único no enfrentará a Chávez. Ya lo dije, todos tiene la orden de renunciar.
Las universidades representan otro frente de ataque. Quienes identifican divergencias entre el grupo que afirma que el REP está amañado y los rectores de las universidades que proponen una auditoría, que seguramente confirmará la ya realizada por varios organismos internacionales, están pecando de inocencia no hay contradicciones.
Los rectores de la USB, UCV y Ucab jamás permitirán que sus empleados participen en una auditoría donde no se les permita decir el discurso que de antemano tienen preparado. Poco les interesa una auditoría científica, pues el papel que les fue asignado es el de afirmar que el REP está viciado y el CNE no acepta que lo auditen . Adicionalmente a las autoridades universitarias se les ha encomendado la organización de guarimbas que mezclan estudiantes de grupos como Bandera Roja y expertos en el manejo de armas de guerra.
Casos como el de Mérida que contaron con el respaldo de los medios y de candidatos como Teodoro, son parte del plan y se repetirán en los próximos meses. La incursión de paramilitares en los estados fronterizos y su infiltración en protestas estudiantiles no son hechos casuales, forman parte del guión y tienen como objetivo incendiar al país antes de las elecciones presidenciales.
A escala internacional también hay algunos actores que forman parte de la obra. Los ataques que simultáneamente se generan en México, Perú y el Salvador contra el presidente Chávez, forman parte de ella. La idea es mostrarlo como el gran desestabilizador de la región, y en esto colaboran los gringos afirmando que Chávez apoya el terrorismo, el narcotráfico y la trata de blancas.
Por otro lado, como parte de la comparsa se impulsa la matriz de opinión que muestra al gobierno venezolano en medio de una acelerada carrera armamentista. En resumen, la gran obra nos muestra un país con violencia creciente, donde diez candidatos se retiran de las elecciones por considerarlas fraudulentas, las universidades más prestigiosas advierten que el padrón electoral está viciado, los estudiantes protestan contra la tiranía, los países vecinos se quejan de su intromisión en los asuntos internos, los medios afirman que no existe libertad de expresión y el policía del mundo lo califica de estado protector de terroristas, entre otras minucias. ¿Se da cuenta para donde quieren llevarnos? ¿Qué más se necesita para solicitar la intervención de la OEA? No están enrollados, apreciado lector, están claros en lo que quieren y trabajan para lograrlo. Los que tenemos que comer avispas somos nosotros. Debemos dejar de lado el triunfalismo y trabajar duro para garantizar los diez millones de votos que los dejarán con los ojos claros y sin vista.
Cierto es que hasta ahora han fracasado en sus intentos de derrocar el gobierno de Chávez, pero una evaluación de las causas de ello nos conduciría a identificar nuestras fortalezas y a comprender que ha sido un error de su parte, el haber atacado al gobierno por un solo flanco. De una acción pasaron a otra, pero siempre en un campo de batalla, brindándonos la oportunidad de concentrar todas nuestras fuerzas y recursos en contrarrestar los efectos de cada una de sus acciones.
De una huelga general pasaron al sainete de Altamira, luego sabotearon la industria petrolera; un poco más tarde organizaron guarimbas y hasta planificaron un magnicidio. Afortunadamente nunca intentaron un ataque en masa por diferentes flancos y nunca sincronizaron varias acciones golpistas. El problema es que eso que no hicieron en el pasado, lo que intentan hacer en estos momentos y muchos de los nuestros duermen el los laureles, pensando que están enrollados. Como en una gran obra teatral le ha sido asignado un papel a cada uno de los actores políticos y económicos que adversan la Revolución Bolivariana. En el desempeño de su rol los actores parecieran estar confrontados, pero en la realidad todos juegan a que la obra que han preparado en Washington tenga éxito y culmine con la salida de Chávez. No hay contradicción alguna entre el llamado a abstención que hace acción Democrática y las precandidaturas de Teodoro, Borges, Cecilia, Manuel y pare usted de contar. Al final, el guión establece que todos deben renunciar, argumentando que Chávez es un dictador y que no hay condiciones para hacer unas elecciones limpias, mientras tanto deben simular que participan. Tampoco hay contradicción entre quienes proponen unas primarias y quienes exigen que la selección del candidato único se haga por consenso. La idea es aparentar que se desea participar en el juego democrático, aún con puntos de vista diferentes, pero júrenlo que el candidato único no enfrentará a Chávez. Ya lo dije, todos tiene la orden de renunciar.
Las universidades representan otro frente de ataque. Quienes identifican divergencias entre el grupo que afirma que el REP está amañado y los rectores de las universidades que proponen una auditoría, que seguramente confirmará la ya realizada por varios organismos internacionales, están pecando de inocencia no hay contradicciones.
Los rectores de la USB, UCV y Ucab jamás permitirán que sus empleados participen en una auditoría donde no se les permita decir el discurso que de antemano tienen preparado. Poco les interesa una auditoría científica, pues el papel que les fue asignado es el de afirmar que el REP está viciado y el CNE no acepta que lo auditen . Adicionalmente a las autoridades universitarias se les ha encomendado la organización de guarimbas que mezclan estudiantes de grupos como Bandera Roja y expertos en el manejo de armas de guerra.
Casos como el de Mérida que contaron con el respaldo de los medios y de candidatos como Teodoro, son parte del plan y se repetirán en los próximos meses. La incursión de paramilitares en los estados fronterizos y su infiltración en protestas estudiantiles no son hechos casuales, forman parte del guión y tienen como objetivo incendiar al país antes de las elecciones presidenciales.
A escala internacional también hay algunos actores que forman parte de la obra. Los ataques que simultáneamente se generan en México, Perú y el Salvador contra el presidente Chávez, forman parte de ella. La idea es mostrarlo como el gran desestabilizador de la región, y en esto colaboran los gringos afirmando que Chávez apoya el terrorismo, el narcotráfico y la trata de blancas.
Por otro lado, como parte de la comparsa se impulsa la matriz de opinión que muestra al gobierno venezolano en medio de una acelerada carrera armamentista. En resumen, la gran obra nos muestra un país con violencia creciente, donde diez candidatos se retiran de las elecciones por considerarlas fraudulentas, las universidades más prestigiosas advierten que el padrón electoral está viciado, los estudiantes protestan contra la tiranía, los países vecinos se quejan de su intromisión en los asuntos internos, los medios afirman que no existe libertad de expresión y el policía del mundo lo califica de estado protector de terroristas, entre otras minucias. ¿Se da cuenta para donde quieren llevarnos? ¿Qué más se necesita para solicitar la intervención de la OEA? No están enrollados, apreciado lector, están claros en lo que quieren y trabajan para lograrlo. Los que tenemos que comer avispas somos nosotros. Debemos dejar de lado el triunfalismo y trabajar duro para garantizar los diez millones de votos que los dejarán con los ojos claros y sin vista.
(*) Columnista
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