17 mayo 2006

LA COMEDIA DEL AÑO

Por: Mary Pili Hernández

La telenovela que están protagonizando los oposicionistas está buenísima. Si se resumieran todas las declaraciones, ruedas de prensa y discursos que están dando los protagonistas de esta zaga dramática, como una especie de reality show, le pusieran un conductor del espacio con un cierto talento, y lo transmitieran como un programa en horario estelar, el raiting demostraría que la realidad puede superar la imaginación del mejor de los guionistas.



Esta comedia divertidísima contiene elementos de drama, suspenso, traición y todo lo que es necesario para acaparar la atención del televidente. Tiene sus niños buenos y bonitos, por supuesto los protagonistas, y tiene un actor de carácter, veterano, que aparece como el malo de la película, el que se presenta a todos como benefactor, pero que en el fondo está haciéndole el juego a los malos malísimos.

Como era de suponer, no podía faltar la niña buena y bonita, tierna e ingenua y, por sobretodo, desinteresadísima. La consentida del emperador.

Evidentemente, hay una serie de actores de reparto, cuyos personajes no llevan el peso dramático de la historia, pero que son importantísimos para darle frescura a la trama, ya que regularmente son muy cómicos y oxigenan los momentos de tensión y traición que se presentan entre los protagonistas. Realmente, sin ellos, esta historia no sería tan divertida.

EL MARCO Y EL CONFLICTO

En toda historia que se precie tiene que haber un marco, es decir, un ambiente en el cual transcurre la trama y además debe desarrollarse un conflicto. El marco de la historia es la situación de opresión y sufrimiento que viven los buenos y bonitos, que se encuentran padeciendo el yugo de un malo feísimo tirano y sus secuaces.

En el medio de ese triste sufrimiento, surgen los niñitos buenos y bonitos que deciden dejar las comodidades de su hogar y desinteresadísimamente toman la decisión de luchar contra el mal. Pero el conflicto no es ese. Ese es solo el marco de la historia, no se confunda el espectador.

El conflicto se presenta cuando la niña bonita propone una manera de escoger al gladiador que deberá, a nombre de todos los buenos, luchar en contra de la tiranía, en una batalla amañada, sin reglas claras, en la cual le harán trampa, en donde los dragones y los malos espíritus tratarán de dañarle, pero en la que contará con la fuerza necesaria para vencer porque todos irán unidos.

Es entonces cuando la historia da un giro dramático, inesperado, pues primero nadie se proclamaba como gladiador y ahora todos quieren ser. Antes de que la niña buena y bonita, tierna e ingenua y, por sobretodo, desinteresadísima, leyera su proclama, los luchadores consideraban que esa batalla no tenía sentido, porque los malísimos siempre ganarían ya que tenían a los jueces comprados. Pero no más la dama anunció que las órdenes imperiales indicaban que debía poner orden en la casa para escoger a un solo gladiador que se enfrentara con el tirano, entonces los candidatos a librar esa batalla, en la que ninguno de ellos cree, aparecieron hasta debajo de las piedras.

EL VILLANO Y LA VILLA

Algunos pensaban que la escogencia iba a ser muy sencilla, puesto que el príncipe de la villa había, desde hacía un tiempo, anunciado su decisión de combatir las huestes feísimas. Por cierto, debo aclarar que la villa está perfectamente definida en esta historia. Limita por el Este con el Parque del Este y por el Oeste con el Centro Lido.

Pues bien, decía que el príncipe de la villa había decidido convertirse en el gladiador único que se batiría en contra de la tiranía. Su escogencia parecía ser un hecho, pues él se sentía guapo y apoyado por la niña bonita y por la mayoría de los lugareños de esa pequeña región. Es cierto que otro príncipe, de un lugar lejano, también había manifestado su interés en librar la mencionada batalla, y aunque este contaba con ciertos niveles de popularidad entre muchos de los bonitos, se consideraba que sería muy difícil que abandonara su propia villa, para ir a librar una batalla, condenada a perderse, en un lugar tan remoto. Este príncipe escuchaba la conseja popular: el que se va de villa, pierde su silla. Es por ello que, nuestro niño bonito y bueno, protagonista de la película, se sentía confiado.

Pero entonces (¡tan tan tan tan!), sucedió lo que todo el mundo temía. Un villano, traidor, cómplice de los malos malísimos, puesto que vivió con ellos algún tiempo y se dice que le quedaron las mañas, decidió ofrecerse también en sacrificio para cumplir los deseos de la niña buena y bonita, tierna e ingenua y, por sobre todo, desinteresadísima.

Este villano vino a enturbiar la hermosa historia que estaban viviendo nuestros dos protagonistas, pues no solo osó interponerse en el medio de los planes del príncipe de la villa, que tenía todo cuadrado, sino que, además, ahora hasta se atreve a cuestionar a la niña buena y bonita, tierna e ingenua y, por sobre todo, desinteresadísima, en cuanto a la manera cómo escoger al gladiador único que debería librar la batalla en contra del tirano.

LA CAJA DE PANDORA Y LOS ACTORES DE REPARTO

Como era de esperarse, la situación se enturbió, pues este enfrentamiento no estaba dentro de los planes de los buenos y bonitos. El villano, en tan sólo un minuto de mensaje televisivo, abrió la caja de Pandora. Si él podía aparecer todo vestido de azul (pero ojo, con corbata roja, lo cual es signo inequívoco de que todavía tiene su corazoncito al lado de los malos y feos), enfrentado al príncipe de la villa, pues entonces cualquiera podía hacerlo. El mal ejemplo pues.

Y es ahí cuando la historia se ha puesto mejor, pues aparecieron con mucha fuerza dentro de la trama los actores de reparto. Aquellos que dicen: “por qué él sí y yo no”, “yo también quiero librar esa batalla en donde los jueces están vendidos, las reglas no son claras, los feísimos nos harán trampas, todo lo malo nos va a pasar, pero, me permite aparecer en televisión”. En fin, “yo también quiero mi minuto”.

Y es que hemos visto desfilar a cada espécimen inscribiendo su candidatura para convertirse en el gladiador único, que si se les reuniera a todos juntos, probablemente no llegaban al 1% en las encuestas… entre todos. Desconocidos cuyo nombre solo debe saberlo su madre y eso porque ella lo escogió. Pero en fin, hay gente atrevida.

PIEDRA, PAPEL O TIJERA

El asunto es que ahora sí se enredó el papagayo, puesto que la niña buena y bonita, tierna e ingenua y, por sobretodo, desinteresadísima, había dicho que la escogencia del gladiador se realizaría el 16 de Julio. La audiencia que sigue esta zaga ya había anotado la fecha en el calendario, para no perderse el capítulo culminante de esta historia.

Pero ahora, todos esos echados pa´lante, se están echando pa´tras, pues dicen que no van a la escogencia ordenada por decreto imperial y transmitida a través de la niña buena y bonita, tierna e ingenua y, por sobretodo, desinteresadísima, y plantean algo así como que hay otros métodos para escoger al candidato, por ejemplo: pare o none; piedra, papel o tijera; una rifa; lanzar los dados. Cualquiera de estos métodos científicos pues.

Piénsenlo: en lugar de alquilarse al imperio, quizás obtendrían más dinero si venden los derechos de la historia a Holywood.

Por: Mary Pili Hernández

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Los comentarios sólo representan la opinión de las personas que los emiten. Son moderados y nos reservamos el derecho de publicación.