(especial para ARGENPRESS.info)
(Fecha publicación:22/04/2006)
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¿Se enteró usted? Anteayer Hugo Chávez, desde Asunción del Paraguay, dijo que “si EEUU invade Venezuela, haremos lo mismo que han hecho los iraquíes: quemar los campos petrolíferos. No nos quedará otra alternativa. Si nos atacan, no habrá petróleo para nadie”.
La gravísima declaración del presidente de Venezuela se trasmitió a todo el mundo por la televisión y tuvo repercusiones inmediatas. El barril de petróleo alcanzó los 74 dólares y cayó como una bomba infartante en todas las bolsas de valores.
Basada en más mentiras, la idea yanqui de dominar al globo por el monopolio de los hidrocarburos, a sangre y fuego, ya generó la destrucción y saqueo de dos países de Medio Oriente, Afganistán e Irak, cuya resistencia no termina de crecer y va camino de otra vergonzosa derrota de Estados Unidos como en Vietnam, sin encontrar remedios para evitarla. Nadie visualiza una salida decorosa de los yanquis de ese infierno. Y Washington no abandona la posibilidad de hacer lo mismo con Irán, en otra guerra desigual, aun utilizando la bomba atómica, el efecto naranja y las bombas bacteriológicas que matan hombres y salvas infraestructuras petroleras. Sería otra guerra desigual “preventiva” para la cual contará con la aprobación de la ONU, donde está impulsando reformas adecuadas para su uso “legal”. Y ningún gobierno del planeta podrá impedirlo, viéndose obligados a seguir a los norteamericanos, aunque los pueblos piensen lo contrario.
Irán tiene, con respecto a Irak, casi cuatro veces más territorio, tres veces más habitantes y mucho más petróleo. Otra diferencia importante es que, no siendo un pueblo árabe, son islamistas chiitas como los que “gobiernan” a Irak y aun más fanáticos, alardeando de disponer de abundantes“militantes suicidas”.
Petróleo en llamas
La conquista, ocupación y dominio total de Irak por los yanquis, les ha redituado poco y nada de beneficios en materia de petróleo. Los oleoductos de cientos de kilómetros son difíciles de preservarlos de roturas e incendios y las exportaciones son casi nulas. Por el contrario, dados los bombardeos iniciales de la invasión, se destruyeron todas las destilerías y ahora deben importar (Halliburton mediante), los indispensables derivados del oro negro, tales como naftas, gasoil y otros.
Ante este panorama, si Irán es atacada, amenaza que todas también pesa sobre Venezuela, el mundo tendrá gravísimos problemas de abastecimientos de hidrocarburos. Europa y Estados Unidos mismos deberán paralizar muchas de sus empresas donde el petróleo es esencial.
Es de recordar que con la llegada al poder en Irán en 1951 de Mohammad Mussadaq desplazando al Cha Mohammad Reza Pahlevi, el petróleo fue nacionalizado con gran disgusto de Estados Unidos y Gran Bretaña. Y al retorno del monarca menos de tres años después, éste se negó a reprivatizar por el peligro de la movilización del pueblo iraní opositor a tal retroceso. Al fin, los anglosajones cometieron el error de abandonar sus apoyos al Cha (que le servía de “gendarme del Golfo”). Lo dejaron caer, abriéndole el camino al líder chiita, el Ayatola Komeini, cuyos seguidores fundamentalistas están hoy en los gobiernos de Irak e Irán.
Para Japón sería un drama quizás insalvable, pues es uno de los mayores consumidores de petróleo y todo es importado, especial del Medio Oriente. Las costas marítimas de Irán dan a todo el Golfo Pérsico, en la costa opuesta a Arabia Saudita al estratégico estrecho de Ormuz, prolongándose hasta Pakistán y al mar Arábigo. Tantas costas son de dificultosa protección de ataques guerrilleros o suicidas a una potencia ocupante.
Por esos peligros de desabastecimientos, Japón tiene reservas almacenadas para 130 días de consumo y, a pesar de las guerras y los exagerados precios actuales, sigue comprando sin tocar su stock, sino aumentándolo. Una visión nada optimista.
No obstante la certeza científicamente probada que las reservas potenciales de petróleo y de gas se agotarán en pocas décadas, cuando el consumo no deja de subir, el mundo no espera encontrar aun un carburante sustituto a corto o mediano plazo. Las probabilidades de utilizar diversos químicos son remotas y las eólicas son insuficientes y caras, como el posible aprovechamiento de las mareas.
¿Porqué amenaza Venezuela?
La crisis con Irán y Venezuela es objeto de comentarios diarios del peligro de una ya organizada agresión armada. Ambos países productores de petróleo, día a día se muestran más decididos a resistir las presiones de Estados Unidos y sus “aliados”, como lo muestran en Teherán y como lo dijo abiertamente Hugo Chávez anteayer.
Han aumentado las calorías de la crisis en estos momentos cuando Washington está realizando maniobras navales multinacionales en el Caribe, con una fuerza estimada de 6.500 hombres, a tiro de cañón de las costas venezolanas. Allí está el portaaviones nuclear George Washington, contando con naves de apoyo como el moderno destructor Scout, la fragata misilística Underwood y el crucero Monterrey, entre otros.
El madrileño diario El País decía ayer jueves: “Chávez había alertado el martes que se trata de un ejercicio destinado a intimidar a Venezuela, ya que en ellos participan las Antillas Neerlandesas (Aruba, Donaire y Curazao) y Trinidad y Tobago”. Las tres primeras islas son colonias holandesas y la última, pese a su “independencia” sigue siendo una virtual colonia inglesa. Todas esas islas son delictivos paraísos fiscales. En verdad, pues, las maniobras son de fuerzas de Estados Unidos, Gran Bretaña y Holanda, no descartándose que participen otros estados de gobiernos complacientes con los planes imperiales yanqui e interesados en no quedar fuera del reparto del pillaje petrolero, como Francia con varias colonias en el Caribe
Ante la denuncia de Chávez de la preparación de un ataque a Venezuela, Washington rápidamente reaccionó negando que las maniobras, graciosamente llamadas “Confraternidad de las Américas” tengan tal enternecedor propósito.
Resulta pues insólito que noticias tan importantes y de impredecibles graves consecuencias para todo el mundo, hayan merecido poco o nada de mención o alarma en la prensa suramericana, cuando se trata de algo que aumentará la prepotencia del colonialismo de las multinacionales.
Desgraciadamente, la posibilidad de descolonización de Suramérica, con Malvinas y la Guayana Francesa sometidas a dos potencias europeas, pasa por un momento muy delicado ante tales amenazantes demostraciones de la soberbia fuerza globalizada.
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